Alberto Sánchez
Sábado, 19 de julio 2014, 07:27
Un 18 de julio de 1959, París era testigo de la primera victoria final española en el Tour de Francia. Federico Martín Bahamontes (Toledo, 9 de julio de 1926), tras una carrera en la que basó todo en etapas de media montaña y largas escapadas como las de Aurillac y Grenoble, lograba su primer y único Tour, y también se convertía en el primer español en ganar la Grande Boucle.
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Bahamontes lo logró en etapas de media montaña, como la de Aurillac y Grenoble, lejos de las grandes etapas de montaña. Y sobre todo, su victoria se fraguó en la exhibición del toledano en la cronoescalada del Puy de Dôme, que venció con 1:26 de ventaja sobre su amigo Charly Gaul y más de tres minutos de diferencia con Anglade, Anquetil y Riviere. A pesar de aquello, como confiesa El Águila de Toledo, no fui líder del Tour en esa etapa por cuatro segundos.
Si lo lograría dos días después, en la etapa de Grenoble, la 17ª jornada de ese Tour de hace 55 años, en el que el toledano se vestiría de amarillo y no se lo quitaría más. París vio por primera vez como se alzaba la bandera española por encima del resto, y todo nacía unos meses atrás, en el otoño de 1958, en la finca del propio Bahamontes. Fausto Coppi, mito italiano del ciclismo e íntimo amigo del toledano, acudía invitado a una cacería. Una montería que cambiaría el rumbo de la siguiente ronda gala.
Si te olvidas de la montaña y haces la general, ganas el Tour, le dijo el transalpino. Era octubre de 1958, en Talavera de la Reina. Allí, en una cacería con galgos, un acontecimiento al que Coppi no había asistido antes, durante la comida con migas, el italiano se lo comentó ante la incredulidad del toledano. Lo preparó a conciencia, aunque casi lo echa a perder en la Vuelta a España. Un forúnculo con siete bocas obligó al paso por quirófano del ciclista manchego. No tenía claro que pudiera correrlo. Fui a la Vuelta a Suiza a rodar tranquilo y cogí pronto la forma. Gané dos etapas, la clasificación de la montaña y quedé tercero, rememoró.
El toledano siempre lo recuerda como el triunfo más importante de su carrera, y asistió el año pasado a su nombramiento como Mejor escalador del Tour de Francia en sus 100 ediciones de historia (en 2014 se cumple la 101º edición de la ronda gala). El mítico ciclista fue recibido en su tierra en honor de multitudes. Un recibimiento histórico, en honor del primer vuelo del Águila de Toledo sobre Paris con su mailot amarillo.
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