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Sergio Perela
Segovia
Miércoles, 14 de abril 2021, 20:36
Sus amigos y la gente que le conoce dice de Francisco Herrero que es uno de esos tipos que, cuando algo se le mete en la cabeza, lo da todo para llegar lo más alto posible. Le pasó cuando se le metió la idea de recortar toros. Era muy bueno. Pero ver caer a un amigo en la arena le llevó a cambiar de tercio, nunca mejor dicho, y dedicarle más tiempo a otra afición que ya tenía: la de la bici. De eso hace seis años y hoy, en una temporada marcada absolutamente por la pandemia, lleva siete victorias en las siete pruebas en las que se ha presentado.. «Sí que había ganado en mi categoría, pero nunca tantas en élite. Cuando ves un Campeonato de España, la clasificación, los quince primeros son élite. Luego puede que te aparezca un máster por ahí. Es una barbaridad, porque a Madrid, como no se están haciendo carreras en muchos otros sitios, viene gente de Extremadura, de Valencia, los andaluces que andan un huevo, venían de Cantabria y había un nivelazo de la hostia. Yo siempre intento ir donde me vayan a dar detrás de las orejas, porque son los que te ponen las pilas y los que te hacen aumentar el nivel siempre».
Vive en Carbonero, donde lo ha hecho toda la vida. Allí trabaja por las mañanas, entrena después y, a última hora, echa un último vistazo al trabajo. Entre medias, no pierde ojo ni de las últimas horas de los campeonatos, ni de las últimas novedades que tengan que ver con mejoras del rendimiento. Y eso que anda bien, cosa que ya notaba mientras preparaba la temporada, aunque tenía sus dudas sobre cómo iba a rendir: «Hasta que no estás en carrera y te están poniendo las pilas, no sabes realmente. Hay que saber entrenar, saber alimentarte, saber comportarte en carrera. Creo que está siendo mi año de madurez como corredor».
Estos circuitos en los que está participando ahora Francisco no le dan nada, y eso que en alguno marcha como líder. El logro que que tiene ahora entre ceja y ceja el ambicioso ciclista de Carbonero el Mayor es el Open de España, que arrancó en Cambrils el pasado fin de semana y consta de siete pruebas. El verano anterior no se celebró y él había estado haciendo concentración en altura, durmiendo en una especie de tienda de campaña para ayudarle a trabajar el cuerpo para carreras como las que le venían.
La suspensión fue un golpe. «Se corrió el Campeonato de España de carretera, se corrió el de carretera Máster y suspendieron el élite. Engordé hasta ocho kilos, pero de estrés, de ansiedad», comenta entre risas mientras sorbe café y mira de reojo un par de trozos de bizcocho que él mismo ha dispuesto sobre la mesa de su salón. Al final, goloso como se define, cree firmemente que irse a vivir de forma independiente le ha ayudado a regular de forma más severa su alimentación, clave en su estado actual de forma.
Hay un objetivo mayor y que de verdad hace que brillen los ojos de Herrero: «Mi gran objetivo es el 26 de junio el Campeonato de Europa de Ultramaratón. La bici me enganchó porque me ayudaba a superarme y cada vez me motivan más las carreras largas y resulta que se me dan bien. Mi cuerpo es de tirada larga». La razón es que lleva dos años «con un puñal atravesado». En el último Europeo iba sexto en élite, un resultado mejor que bueno para él en aquel momento. Pero a las dos horas de carrera, con puerto y medio por delante y con la posición controlada por atrás, sufrió una avería que no pudo subsanar. Se quedó en lo alto de un puerto y tuvo que bajar andando durante más de 40 minutos. «Mi novia me decía que iba todavía el 22, que podíamos arreglar y seguir, pero yo no estaba psicológicamente para seguir. Estaba hundido. Desde entonces tengo eso ahí clavado. Luchar por las medallas y traerme una».
Su calendario personal también tiene puesta una señal en el Open de España de ultramaratón, que consta de tres pruebas de una dureza extrema como la «Gigante de Piedra» de Castellón, de 220 km.
«Puede que esté empezando a ser mi gran año. A ver si, a partir de ahora, puedo tener un lugar entre los corredores a nivel nacional muy reconocido. Yo estoy rindiendo ahora muchísimo, pero lo mismo me viene un bajón y paro y, cuando quiera seguir no tengo la misma chispa. Me veo con experiencia, me veo que sé hacer las cosas y puede que esto vaya para adelante», afirma con su verbo fluido y muy castellano. Hay pocos equipos ciclistas como tal que centren sus esfuerzos en la BTT, en la bicicleta de montaña. Él corre, entre comillas, para el MonteNevado Carbonero Bike, que es un equipo de un solo hombre porque es la forma que tiene Fran de agradecer a sus patrocinadores el apoyo. Pero sus sueños solo se basan en su perseverancia y fuerza de voluntad.
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