El ciclismo sin cadena es otro deporte. «Es que mola. Es todo lo contrario: moverte sin dar pedales. Nadie se lo cree». Lo cuentan Hugo Sanz y Marcos García, gente que se ha subido al podio de la Carrera del Pavo, un evento que, a ... sus 20 años, adoran como legado de su infancia. «Somos jóvenes que hemos visto esta carrera desde pequeños». Por eso les importa. Mientras los turistas apuestan a que esas bicis no van a subir la cuesta, Hugo aspira a repetir título mañana a partir de las 11:30 y Marcos, a derrocarle. Estas son sus claves para ganar.
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Primera
Cada uno tiene su método y desarrolla la bicicleta a su gusto. La de Marcos no lleva freno, con un manillar ancho, una especie de puños para acomodar las manos y unos topes para que los pies vayan bien sujetos. Hugo empezó con un manillar de carbono, pero se partió, así que fue a lo seguro: uno amplio de aluminio. También lleva las pletinas para los pies y sí tiene freno. «Por seguridad, no sea que justo se alineen los astros y cruce alguien». Lleva un sillín de una bicicleta de paseo. «No es el más estético, pesa mucho, peor es muy funcional. Al ser más ancho me permite no darme con las piernas, algo que me pasaba con el sillín más estrecho». Ambos llevan ruedas de bicicleta de carretera. Para entrenar, usan cubiertas gastadas; en carrera, nuevas o casi nuevas.
Segunda
Pese al tono tradicional del evento, la tecnología es clave. «El objetivo de esta carrera es pasar la mañana. Pero a los que estamos arriba nos gusta ganar y cada año hay que perfeccionar. Esto es como la Fórmula 1, lo que hiciste el año pasado no te vale, tienes que desarrollar mejor la bicicleta», subraya Hugo, que bromea respecto a los cambios de un año a otro. «Le he quitado el polvo». Su teoría es no cambiar lo que funciona. «He dado con una bicicleta rápida, 'ligera' y se adapta bien a mi técnica».
Tercera
Ya no vale con llegar arriba, hay que ser el más rápido «Cada vez subimos más gente y en el desempate ya no vale con eso», resumen. La posición es crucial. Llevar el sillín bajo pasa el peso a la parte trasera y libera a la rueda delantera, que pierde agarre y aumenta el riesgo. Cargar el peso en la delantera facilita llegar, pero aumenta el esfuerzo.
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Cuarta
Era habitual ver a ciclistas practicando en las noches previas por la Calle Real, pero las cosas han cambiado. «Como han prohibido el tránsito de las bicicletas, nos la jugamos menos». La consecuencia es que cada uno entrena en la cuesta de su pueblo.
Quinta
Marcos cita un factor a favor de su generación por ser ciclistas: «Fondo físico tenemos». Eso implica más desarrollo del tren inferior; menos del superior. Ahora están en pretemporada, justamente el momento en el que hay más trabajo en este último. «Eso ayuda, junto al cardio que tenemos, a subir las veces que haga falta. Pesamos más, pero estamos más fuertes». Son esfuerzos relativamente cortos, pero muy intensos. «Son 500 metros a morir. Mueres, pero tienes tiempo para recuperar en lo que bajas. Y nosotros estamos preparados para recuperar más rápido».
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Sexta
«La gente ayuda mucho», coinciden ambos. «Ese día eres tú el protagonista. La gente te grita, te conozca o no. Eso te ayuda a forzar mucho más de lo que puedes dar. Yo creo que la clave es la gente», subraya Hugo. Marcos describe la escena: «Estás subiendo y ves cómo se va a abriendo un pasillo. Te sientes como en cualquier puerto mítico del Tour.
Séptima
Primero, en la mecánica. «Son bicicletas que no están preparadas para el esfuerzo al que las sometemos. Llevan una capa de pintura por fuera y tú no sabes realmente cómo está el material por dentro. Por mucho que te prepares, si se rompe la bici no hay más». Y que el público se comporte. «Que nadie te tire, porque hay mucha gente»
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Octava
El año pasado llovió y el firme mojado lo complica todo. Marcos no había entrenado nunca así. «En cuanto empecé a subir la Calle Real se me iba muchísimo. La técnica hace mucho, pero cambia todo». La bajada tampoco se puede hacer a tope, lo que resta impulso y obliga a remar más luego. Hugo recupera la comparación con la Fórmula 1: «En seco puedes forzar los límites y en lluvia, no. En cuanto haces una mala brazada o se te va un poco la rueda…. No vamos rápido para poder retomar la velocidad. En el momento en el que se te va la bicicleta, te toca poner el pie: o atropellas a alguien o te caes».
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