Secciones
Servicios
Destacamos
A las ocho de la mañana del domingo ya costaba aparcar en Sotosalbos y en la plaza del pueblo, al lado de la iglesia, el lugar de salida de la sexta edición de la marcha cicloturista 'La Nico', ya iban posicionándose los participantes con el maillot bien estirado en torno a puesto de café y dulce. Podría decirse que las dos carreras que luego se verían en la carretera, pese a no ser una marcha competitiva, ya se empezaban a adivinar en esa cola del café. Los que cogían magdalena iban a llevar un ritmo. Los del café solo, iban a intentar llevar otro.
Allí estaba Pablo, que pese a haber pasado una semana regular con un golpe de calor que le había dado incluso fiebre, se animó a subirse a la bici con la intención de preparar 'La Perico' de principios de agosto. O Stephen Daniel, triatleta que la afrontaba con ciertos nervios, porque le iba a poner en su sitio sobre la bicicleta para ver cómo iba a encontrarse dentro de un mes, en el Iron Man de Copenhague. Muchos participantes con ambiciones; pero muchos otros, como un hombre jubilado que esperaba con su bicicleta antigua desde antes de las ocho, con el simple deseo de «sentirme ciclista haciendo kilómetros y protegido por estas carreteras». Se lo decía al micrófono del animador, donde confirmaba haberse levantado a las 4:30 para venir desde Arenas de San Pedro.
Más o menos desde las 5:30, después de haberse acostado tarde también el día anterior tres haber señalizado todo el recorrido, Fabián corre de un lado para otro intentando tapar todas las vías de agua que puedan surgir a última hora. De negociar con un par de participantes a los que, por lo que fuera, la inscripción no se les había formalizado como era debido; de correr de nuevo a la plaza para ver si ya funcionaban los generadores, básicos para mantener fresca toda la bebida. Él es el motor de 'La Nico'. Básicamente porque Nico era su cuñado y, cuando un cáncer se lo llevó, decidió que el mejor homenaje que podía hacer a su memoria era perpetuar en el pueblo una reunión en torno a lo que más le gustaba precisamente a Nico, el ciclismo. Con la decisión tomada y los primeros pasos dados, metió en el ajo a Pedro y a Jacobo, sus dos amigos del alma. Formalizaron un club ciclista y se liaron la manta a la cabeza. «Al principio empezamos con 50 corredores, 250 y ahora estamos ya en 500 y no podemos asumir más. Viene gente desde Mallorca y creo que hasta algún extranjero», dice Pedro al volante de un coche de organización que se recorre la marca desde atrás hacia adelante velando porque no falte ni un agua, ni un gel, ni un ápice de glucosa a ningún participante, voluntario o guardia civil.
Mientras tanto, ajenos a todo ese esfuerzo, los participantes enfilaban la carretera flanqueados por siete motos del cuerpo y otras diez de Moto-Enlace. Y todo el hilo de ciclistas se empieza a estirar cuando comienzan las primeras rampas de Navacerrada. Mientras va adelantando para alcanzar el primer punto de avituallamiento, Pedro se guía por los maillots para saber a qué altura de carrera puede estar: «Si empiezas a ver a varios 'atalayas' (del club ciclista segoviano Atalaya) es que estás cerca de la cabeza». En ese punto ya se había sumado, sin dorsal, el profesional de MTB de Carbonero Fran Herrero, que ni corto ni perezoso se subió a su bici de montaña y empezó a moverla de lado a lado con toda su fuerza para ir contribuyendo a estirar el grupo por delante, con un ritmo altísimo. Favorecidos por las temperaturas, fueron discurriendo hasta Navafría, avisados todos de que la bajada desde el alto hasta la localidad segoviana era peligrosa por lo irregular del firme. Desde ahí, enfilarían por Rascafría tirando por carreteras estrechas hasta La Cuesta. En Pedraza, con la carrera ya rota y el 'Duende eléctrico', un músico local autosuficiente apostado en la entrada del pueblo recibiendo ciclistas a ritmo de rock and roll, iba a encontrarse la organización con un punto negro: una curva en la que se iba a acumular tierra y en la que terminarían tres participantes en el suelo con huesos rotos y un traumatismo craneoencefálico que no pasaría a mayores, para bien de todos.
«La gente se piensa que al hacerse los dos puertos ya tiene la marcha hecha», comentaba Pablo tras haber entrado entre los diez primeros en meta. Esos kilómetros rompepiernas que hay desde Navafría hasta entrar de nuevo en Sotosalbos son el verdadero secreto deportivo de 'La Nico'. Por eso los dos hijos de Nicolás, hoy ya rondando los 14 años, se quisieron sumar para coronar el segundo puerto y luego hacerse unos kilómetros del final y entrar simbólicamente en meta. Su madre, la hermana de Fabián, había estado preparando el café. En la organización todo es familiar. Con los 38 euros de la inscripción para federados, 50 para los no, la bolsa del corredor incluye un maillot completo y una paella al llegar. «El secreto es no quedarte con nada. Hace dos años sobró dinero y compramos vallas. Pero los primeros mil euros, siempre son para la Asociación contra el Cáncer».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.