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La muerte de Julio Jiménez (Ávila, 1934), ha conmocionado al entorno más añejo del ciclismo español, especialmente por las circunstancias en las que se ha producido horas después de sufrir un golpe en un accidente de coche en un lavadero de Ávila. El exciclista, popularmante conocido no solo por su palmarés, uno de los más prestigiosos del pelotón español, sino también por su carisma, humildad y carácter afable a pesar de los múltiples triunfos que jalonan su trayectoria deportiva, ocupaba asiento en la parte trasera de un vehículo automático cuando un despiste del conductor provocó el accidente.
El golpe, aparentemente en primera instancia, no fue a más y provocó heridas leves a los ocupantes, pero las secuelas han acabado resultando mortales para el excorredor. Rápidamente las reacciones no han tardado en producirse, lamentando el fatal desenlace gozando como gozaba Julio Jiménez de lo que él mismo llegó a reconocer en privado como una «mala salud de hierro».
«Hacía bastante que no lo veía pero hablábamos, la última vez que coincidimos hace poco más de un año cuando vino a Valladolid a una revisión del corazón», asegura Javier Mínguez, exseleccionador y reconocido director deportivo, además de una de las personas que más y mejor conoce todo lo que rodea al ciclismo en cualquiera de sus épocas. También la de los años 60, cuando Julio Jiménez ponía en fila al pelotón cuando la carretera se empinaba. «Julio era un líder, un escalador puro de los que, desde luego, hoy no quedan. Tenía un palmarés impresionante y sin embargo no se daba ninguna importancia», apunta Mínguez, destacando sus virtudes como persona. «Era muy buena gente. Comunicativo, cercano, cariñoso,...».
Precisamente en los últimos días, Julio Jiménez había participado en el rodaje de un cortometraje que verá la luz en 2023, y que versa sobre una de sus victorias más sonadas sobre la bicicleta cuando se proclamó campeón de España de montaña en 1962 con el maillot de Faema teniéndose que enfrentar a todo el equipo Kas, con el que ficharía dos años después. De aquella hazaña salieron no pocas anécdotas que ahora se van a trasladar al celuloide.
La encargada de grabar y realizar el cortometraje 'Se acabó el verano' es la productora La huelga de la sardina, y el director Pedro Delgado, hijo de Perico que también ha participado en el rodaje rodado en Ezcaray. El propio Julio Jiménez, conocido como 'El relojero de Ávila' porque trabajaba en una relojería junto a su primo Ángel, acudió al rodaje para tomar parte como figurante y asesorar al actor que se mete en su piel.
El propio Perico Delgado también figura en el elenco del corto. «El protagonista es él, doblado por un actor, y nos acompañó como es él, siempre tan cercano. Estaba feliz y bien de salud, y lo que menos te esperas es que te llegue una noticia como esta días después», ha apuntado en la mañana de este miércoles el segoviano. «Siempre tenía ese equilibrio y nunca fantaseaba a pesar de las muchas victorias que consiguió. Nos contó un montón de anécdotas del ciclismo de su época, tan distinto al nuestro», explica.
Julio Jiménez nació el 22 de octubre de 1934 en el barrio abulense de la Toledana, y empezó a despuntar de forma tardía en el ciclismo porque se subió tarde a una bicicleta. Con 17 años, gracias al regalo por parte de un militar conocido de sus padres. Con 25 dio el salto a profesionales y en 1960 su nombre empezó a sonar en el pelotón nacional e internacional.
Es en la década de los 60 cuando datan sus doce victorias de etapa en las tres grandes, 5 en el Tour de Francia, 4 en el Giro de Italia y 3 en Vuelta a España. Triunfos parciales que le reportaron un prestigio en el pelotón, si bien lo que más le caracterizó como corredor fue su condición de escalador de raza. Enfundado en el maillot de Kas, Ford y Bic logró sus victorias más sonadas, especialmente su segundo puesto en el Tour de 1967 -su mejor año- y los tres maillots de campeón de la montaña en la ronda gala. En el Giro fue cuarto en 1966, año en el que ganó dos etapas.
Reconocidos fueron sus pulsos sobre la bicicleta con corredores de primer orden en la época como Raymond Poulidor, Jacques Anquetil, Federico Martín Bahamontes, Felice Gimondi o el 'caníbal' Eddy Merckx.
En su Ávila natal da nombre a una de las calles más populares, Cuesta Julio Jiménez, desde 1967, precisamente el que fue su mejor año como ciclista profesional.
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