Chava Jiménez y Roberto Heras, en pleno ascenso esquivando la niebla, en una imagen histórica.

José María Jiménez, el primer Angliru y un día de boda

El Chava fue el primero en ganar una etapa con final en El Angliru, en 1999, en una carrera mítica en la que remontó en las últimas rampas entre la niebla al ruso Tonkov... desde entonces su nombre está asociado a la cima asturiana

Sábado, 25 de noviembre 2023, 17:55

Estaba yo en una boda. Estaba yo en una boda, la boda de mi hermano. Mi hermano se casó en Santillana del Mar, que es puebluco precioso, y luego fuimos a comer a Suances, que también mola, y tiene una mar enfadada y traviesa. Tenía ... dieciocho años yo cuando la boda.

Publicidad

Cuando el Angliru.

Ya saben como es. Que si sonrisas, que si comer mogollón, que si llegan los postres a las seis de la tarde. Y allí todos (bueno, perfecto, todos no, pero sí muchos) mirando los relojes, con cierta sensación de «a ver si puedo levantarme donde la tele». Porque era el primer Angliru, y ustedes no pueden entender la locura con aquel primer Angliru. Una final de Champions, un Roland Garros de Nadal, una peli de Marvel. Eso era el primer Angliru.

(Yo dejé grabando aquella subida, y la habré visto, con los años, cinco o seis mil veces. No llegamos al directo, por los brindis y tal, y a mi primo se le escapó el spoiler del Chava, pero en esas situaciones se perdona todo).

El Angliru fue mito antes de empezar a subirse, porque necesitaba la Vuelta áncoras para atención pública, y esto le vino genial. Que si el puerto más duro de siempre, que si no puedes llegar arriba, que si abriría diferencias de cuando Trueba y Bartali. Todos hablan, aunque nada es oficial aun. Pero... secreto a voces. Llega, llega el Angliru. Solo falta confirmación.

Publicidad

Hay mogollón de nombres reconocibles vinculados al Angliru, pero hubo una única estrella... el Chava

Y para allá que se iban. Para reconocerlo, para saber de qué estamos hablando todos. Para allá que se iban. Bueno, sobre todo él. Él. Porque en el Angliru hubo una única estrella. Sí, vale, mogollón de nombres reconocibles, pero... el Chava. El Chava en lo más alto, el Chava en su punto máximo de popularidad. Tras 'lo' de 1998, tras Neila, y Guadarrama, tras chupar rueda de los Kelme y rematar, tras la guerra de radios. El Chava y su carisma, su sonrisa fácil, su chulería cañí. El Chava y las camisetas del Atleti, las declaraciones de flipao, la simpatía que le sale sin esfuerzo. Todos lo quisimos tanto, al Chava, tanto como para no ver, para no decir. Qué daño se hizo, el Chava, y muchos creyeron que era broma...

Apunte: el Chava es José María Jiménez (El Barraco, 1971-2003), pero si ustedes no sabían quién es el Chava es porque no vivieron el ciclismo de aquel entonces...

Y eso que Chava en el Angliru, repartiendo guiñares de ojos, gestos, cucamonas. Carisma, que es lo que sobra en casa de los Jiménez. Se lleva la bici, le hacen repor, todos están contentísimos. Olano dijo que es la montaña anti-Olano, así que, en buena lógica, debería ser también la montaña pro-Jiménez. Cambiarse, coulotte, maillot y... espera, qué es eso. No, no, muy pequeño, José María, dónde vas con un piñón de veintiún dientes. De veintiún dientes. A ver, que subo despacio, que es para entrenar, que iré clavao a ratines, pero con esto trepas cualquier puerto. Dos kilómetros de lo duro y echa pie a tierra. Durísimo, exagerado. Acabó con la rueda de un cicloturista, paellera detrás. Aquí se decide la Vuelta, dijo.

Publicidad

Aquí gano la Vuelta, quizá pensó.

Ya les digo que vinieron otros, pero es que Chava era tan... en fin, tan Chava, tan de embeleso casi sin querer. Estuvo Escartín (el reverso de Jiménez, era Escartín), y tampoco pudo llegar arriba. Estuvo Rubiera, y dijo que aquello no es ético, que las autoridades se ponen chungas con el doping y, a cambio, les hacen subir esas paredes. Un calentón, de Rubiera. Una rubiera, de Rubiera. Para compensar fichó al año siguiente por el equipo de Armstrong. Qué irónico es el mundo.

Rubiera, Olano, Heras, Ullrich,... y Tonkov, que lo tenía en el bolsillo hasta que la gran subida se decidió cuesta abajo

Así que expectación máxima, la Vuelta que lo peta mediáticamente como no ocurría desde Perico, y todos esperando la montaña mágica como si fueran groupies de Thomas Mann. Ojo, lleva delante cositas. Cobertoria, por ejemplo, con su descenso asesino, con su asfalto hecho de légamo y moñigas (sí, se dice boñigas, pero Delibes fue director en este periódico, y aquí escribiremos siempre moñigas), con sus cunetas de 'culo suelo, bici flogues, hiegba eléctrica'. Bajando Cobertoria se cayó Fernando Escartín, y se rompió unas costillas, y nunca volvió a ser el mismo. Bajando Cobertoria se cayó medio pelotón (algunos veinte o cincuenta veces), y bajando Soterraña se cayó Olano, y salió de entre bardales (bardales del primer septiembre, bardales con moras oscuras), y tenía su maillot de líder manchado con pinceladas de negro y marrón, y ya verás, ya, si antes iba a perder hasta el apellido ahora es imposible que aguante...

Publicidad

Una pancarta recuerda la figura del Chava en una etapa de la Vuelta de 2004 a su paso por Alicante. Tejido-Efe

Porque iba Olano primero, entonces, y Ullrich estaba cerca (Ullrich estaba cerca y moderadamente flaco, lo que es aún más importante), y los escaladores penan a un mundo, pero qué es un mundo con el Angliru, qué es un mundo en la Cueña les Cabres, que ya solamente es el universo entero, la Cueña les Cabres. Así que esperanzas. También frío, y niebla, y la tele que tiene cámaras con goterones, y nieve a ratos (nieve noventera, nieve de señal-no-hd), y mogollón de paisanos en las cunetas, paisanos con banderolas, con chubasqueros color chillón, con el pelo mojadísimo, paisanos que berrean como corzos cuando pasan los ciclistas.

Cuando pasan, muy despacio, los ciclistas.

Pedro González se atragantaba con su bigotón vendiendo el asunto. Que si miren lo lento que van las rayas blancas en el asfalto. Que si la gente loquísima y muy respetuosa, oigan, muy respetuosa. Que si vean cómo se retuercen, cómo se debe abrir Heras para tomar curva por la parte fácil. Aquello era verdad, y molaba bastante, porque lo de retorcerse sobre una bici tiene un jenesaisquoi que resulta estético, a medio camino entre la épica y la humanidad. Piensen que entonces los desarrollos iban como iban, y alguno calzaba tres platos, sí, pero muchos miran su piñón y ven nada más que veintiséis dientes, no como ahora, que te suben con treinta y seis por treinta. Hasta un treinta y cuatro por treinta y dos me puso Juanjo Cobo el día que conquistó Angliru, que no veas tú la imagen tan fea, molinillo en pendientes así, ay...

Publicidad

Qué viejo soy, macho.

Y eso, que iba la cosa bien, pero mal, pero fatal. Bien porque destacaban los escaladores, que es lo que quiere el público (ejem), y porque además destacaba los escaladores patrios, que es lo que quiere la televisión (ejem), y porque ahí veías al Chava, que es lo que quería todo el mundo (ejem). Pero mal porque, vale, Chava y Heras, y Chava se pone así, con ese estilo suyo, ese mover la bici como si estuviera esprintando pa'coger los puntos en San Cipriano, y abre un metro, y luego dos, diez, veinte, y marcha solo, pero es que sigue Tonkov delante, y las referencias son grandes, son enormes, y el ruso lo tiene en el bolsillo. Y fatal porque los especialistas contra el crono se defienden de forma estupenda, y no hemos puesto el Angliru para que nos gane la Vuelta Abraham Olano, mira, te lo digo de verdad. Ullrich aún, pero Olano...

Aquella Vuelta a España la ganó Ullrich, ¡pero qué importa!Jiménez ganó donde querían ganar todos

Pasa que pasan cosas. Pavel Tonkov (un ruso durísimo, un ruso con menos expresividad que el Naranjo de Bulnes, un ruso al que se le olvidó reír) atacó al principio de lo más pindio, y abrió hueco grande, y la televisión nos dice que es un hueco enorme, y la televisión tiene gps, y el gps falla más que Carlos Sáinz en una granja de ovejas (o de impalas... Carlos Sainz trae mucha experiencia zoológica). Así que Tonkov tiene la victoria en la mano, pero es una victoria algo ficticia, porque en realidad Jiménez va bastante cerca, y recortando. Tonkov lleva cadencia de John Deere, Tonkov mueve las bielas como si fuese el molino aquel de Conan el Bárbaro, Tonkov va clavadísimo, aunque avance, porque avanza, pero Tonkov va clavadísimo. Y también está Heras, y Olano (la mejor subida de Olano en toda su carrera, amigos... la mejor), y Ullrich, otro que arrastra desarrollo como para iluminar Torrelavega por la noche, y Beltrán, que trabaja para Olano aunque su equipo corra contra Olano. Pero el asunto es, sobre todo, Jiménez.

Noticia Patrocinada

Porque Jiménez va remontando, y la gente se pone loquísima, y todos saben que algo ocurre, que las referencias están así-así, y en la tele lo dicen, y en la radio lo dicen, y los paisanos de cunetas y cortaos miran a Tonkov, sí, pero es que pasa Tonkov y vuelven rápido la cabecita, y dan gritos, y enloquecen, y todos entendemos, entendemos.

¿Quieren paradojas? Tenemos varias. La gran subida se decide cuesta abajo, en un descenso que hay antes de meta. Allí se cuela Jiménez a Tonkov, allí termina el acecho. Pavel tiene opiniones particulares sobre el asunto. Que si los coches le molestaron, que si las motos ayudan al Chava. Nunca sabremos. Jiménez entra en primer lugar, el maillot empapado, gafas sobre pelo que se pega en frente, clavando frenos, porque se ha jugao el tipo para lograr ese triunfo. El más importante de su vida, el que todos le habían adjudicado desde antes, el que logró. Fuera como fuese, pero... Primero en Wikipedia, cuento ideal, fotografía para enseñar a patrocinadores y anunciantes...

Publicidad

Más paradojas. Subimos el puerto más duro de siempre y los escapaos entran en m.t. Más aún, que no hay distancias, no hay minutadas, que no fue para tanto. Sesenta y un segundos a Heras, ciento cuatro a Abraham Olano. Jo, menos de dos minutos a Olano, que pasó, qué tarde aciaga. Sumen que al día siguiente hay etapa durísima camino de Buelna, y sale el día con agua y viento, y se escapa Ullrich así, como por probar, y se hace el asunto en plan Fórmula 1 toda la tarde, y al final ascienden una cosa que le decimos Collado de Cieza, algo con rampones de impresión, y llueve, llueve de narices, y la bajada está imposible, la bajada brilla como el espejo de una influencer, y allí se la juega Olano, y le casca cuarenta segundos a Jiménez, cuarenta segundos, la mitad de lo del Angliru, oigan, en un descenso de tres kilómetros (que vaya tres kilómetros, pero solo tres kilómetros). Así que eso... cierta decepción, cierta bajona.

(Aquello lo ganó Ullrich, por si no recordaban).

Pero qué importa. Qué importaba entonces, qué importa hoy. Allí ganó Jiménez, coleccionista de fotos, de cimas, de momentos. Ganó Jiménez donde querían ganar todos (y donde todos querían que ganara Jiménez). Fue el primer Angliru, y su nombre siempre estará asociado a la cima asturiana. También al revés, tan grande era.

Publicidad

Y pasó en una tarde con lluvia, y brumas, y misterios.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad