En un final de muchísima adrenalina, de esos adictivos para los esprinters, pero puestos en rojo por los líderes de la General, el Lidel-Trek y Jonathan Milan fueron los mejores en la etapa más rápida hasta el momento del Giro de Italia.
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Con 47, ... 3 kilómetros por hora de media –cuando las mejores previsiones de la organización eran de 44–, la jornada de la Corsa Rosa se convirtió en un picadillo de corredores, con la última parte del trazado a prueba de valientes. Codazos, toques entre ciclistas y, finalmente, la caída en el lanzamiento de una volata en que los equipos de los velocistas tuvieron que superar a las escuadras de los líderes, entre ellos, el lNeos de Geraint Thomas, que no quiso dejar la cabeza del pelotón hasta prácticamente el último kilómetro y ya por las estrechas calles de Francavilla al Mare.
Y con Thomas, pegado a su rueda el líder, el esloveno Tadej Pogacar, de nuevo metido en la pelea hasta los últimos metros, según él, para ayudar a su compañero Sebastián Molano, a lograr el triunfo al esprint.
Difícil lo tendrá en esta tarea la maglia rosa, ya que su equipo, a excepción del propio Pogacar, no cuenta con un plantel diseñado para esta tarea, en la que destacan otras escuadras como el Alpecin, el Soudal o el Lidl-Trek.
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Precisamente, el equipo de los supermercados es, a priori, el más fuerte, no solo por la capacidad de corredores como Stuyven para llevar en volandas a su compañero Jonathan Milan hasta la meta sin gasto del gigante italiano, sino porque el propio corredor de la Údine porta la maglia ciclamino con la solvencia del que se siente superior, máxime cuando el último corredor en ganarle al esprint, el neerlandés Olav Kooij, ya se encuentra en su casa por enfermedad.
Milan, con un derroche de potencia brutal, se impuso justo por delante de Tim Merlier, que inició el esprint, pero al que el transalpino le cogió la rueda con destreza para sumar su segunda etapa, mejorando el triunfo logrado el pasado año, en el que también se adjudicó la maglia de los puntos, que solo tiene en cuenta el orden de llegada en meta, y no el tiempo.
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La undécima jornada del Giro, además de por la velocidad, estuvo marcada por el abandono de Cian Uijtdebroeks. El joven corredor belga, quinto en la General, y en el que el potente Visma | Lease a Bike había depositado sus esperanzas para la ronda, se despidió de sus compañeros después «de varios días enfermo», publicó su equipo.
La escuadra neerlandesa, sin suerte en esta primera parte de la temporada, con las caídas de sus dos estandartes, Van Aert y Vingegaard en la Vuelta al País Vasco, mantiene su «mal fario», como la propia cuenta del equipo reflejaba en X –antes Twitter– con un muñeco de budú agujereado. De hecho, el Visma, se ha quedado con solo cuatro corredores en el Giro tras los citados abandonos de Uijtdebroeks y Kooij, y de Christophe Laporte y Robert Gesink, ambos por caída en la primera semana.
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De ahí que ayer, fueran Affini y Tim Van Dijke, ambos del equipo de las 'abejas', los que trataran de retomar el vuelo con una escapada desde lejos que no frucitificó.
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