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sergio perela
Segovia
Martes, 1 de junio 2021, 11:53
Su forma de expresarse es llana, muy directa. Un reflejo de lo que es su forma de ser, de entrenar y de sentir el balonmano, que no es únicamente su pasión, sino su objeto de estudio. La fuerza y la sabiduría que emana enganchó desde ... el principio a todo el pueblo y, lo que es más importante, infundió respeto entre los jugadores. Un día después de lograr el objetivo de salvar la categoría para los segovianos, no piensa en volver todavía a Pamplona con la familia, sino en que el próximo fin de semana el equipo filial tiene la posibilidad de ascender y quiere verlo. También en que, tras haberse cumplido ambos la promesa de no hablar de renovar antes de tener la salvación en la mano, tiene pendientes reuniones con el presidente para tratar de ver si continúa y consigue lo que entiende que debe hacer este equipo: consolidarse para no volver a sufrir de manera semejante.
–Al ver las lágrimas que vertía sobre el parqué al término del partido, surge la pregunta: ¿Pondría el reto de salvar a Nava como el más difícil de su carrera?
–(Se le escapa una carcajada) Sin ninguna duda. Ha costado, ¿eh? Nunca he tenido problemas para permanecer, pero en mis dos aventuras con equipos en esta situación, Benidorm y aquí, hemos tenido que esperar hasta el último partido para lograr el objetivo. Pero claro, en Benidorm bajaban dos y aquí bajaban cuatro y cogí al equipo con seis puntos. Y es verdad que llegamos a febrero y aquello no funcionaba. Perdíamos con equipos que son mejores que tú y teníamos poco argumento para sacarles algo en claro. Esos argumentos se tenían que preparar. Fue en Valladolid, a raíz de aquel partido, cuando vimos que tirábamos. Hemos hecho cosas importantes, ¿eh? Hemos sacado una cantidad de puntos fuera de lo normal.
–También, en la rueda de prensa, se volvía a emocionar al agradecer el trabajo a sus dos ayudantes, Raúl y Carlos. ¿Han sido tan claves?
–Es que ellos han sufrido mucho. Estaban aquí desde principios de temporada y ya tenían un bagaje y una carga. Me han ayudado mucho. Hemos visto que físicamente el equipo llegaba, hemos tenido muy pocas lesiones. Y luego el tema de los porteros, recuperar a Patotski que ha sido clave. Y que son muy buena gente y me han tratado desde el respeto, sabiendo que aquí no venía ningún Juanito Bananas. Un triángulo muy interesante hemos formado.
–Con ellos elaboró un informe con las horas de trabajo, de vídeo...¿Acaso creía que se ponía en cuestión su trabajo?
–No, para nada. Esto lo aprendí en Qatar y es que gusta, gustan esos datos a nivel información. Sobre todo porque, encima, te has salvado. Has trabajado todo eso y te has salvado. Ya verás cómo alguno hará algún análisis con eso. Que hemos tenido entrenamientos de dos horas y media, dos horas cuarenta. Alguno ha salido hasta el gorro de entrenar.
–Para mal, sabemos qué jugadores le han podido sorprender porque no han jugado apenas. Pero, ¿y para bien?
–Los extremos me han encantado. Los cuatro: Vujovic, Bernabéu, D´Antino y Marugán. Darío Ajo ha hecho una segunda vuelta cinco estrellas. Patotski, obviamente. Y las ganas de tirar para arriba de todos, claro. Villagrán con sus arranques de raza y casta. Y luego que han dado momentos defensivos de muchos quilates. En ataque no, porque no han salido las cosas. Es que esto no es ciclismo, que gana uno. Aquí ganan todos y pierden todos.
–Habla mucho de Patotski. ¿En qué momento o cómo consiguió cambiar el chip del portero?
–Con los porteros la cosa cambia porque tengo una reunión con ellos y me pongo muy serio, porque tenían unos porcentajes muy malos. Con esos porcentajes, bajábamos. Me pasó también en Cuenca con Oliva y De Hita, que cuando llegué tenían no sé si el segundo o tercer peor porcentaje, ¿cómo es esto? Las dos veces los porteros ha ido para arriba. Tanto Yerai Lamariano, aunque ha tenido menos chances, como Patotski. Bueno, un primer rapapolvo fue grupal, en presencia de todos, para que les picase, y otro fue con los dos. Y Patotski llegó a Valladolid y paró hasta con las orejas.
–En esta salvación, ¿cuánto hay de «efecto Zupo»?
–Cuando me llamó Julián Mateo, el presidente, le dije que, independientemente de que llegáramos a un acuerdo, no hiciera experimentos que así no se iba a salvar. Llegamos a un acuerdo y estoy seguro que si yo no hubiera estado en Nava, el equipo no se salva. Son muchas cosas: respeto, árbitros, 750 partidos en Asobal. Eso suma. Es lo que pienso y estoy convencido. Si hubiera venido otro, dudo mucho de que se hubiera salvado el equipo.
–¿Le gusta la estructura y el trabajo que se hace en Nava?
–Tiene mucho mérito tener a cuatro jugadores de la cantera en el primer equipo. Eso no es fácil, eso pocos equipos lo tienen. El trabajo de base, en la provincia, con chicos y chicas. A ver si ahora asciende el filial y se crea un equipo puente hacia el primero, que acortaría más los plazos. Sí, me gusta cómo se trabaja.
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