Bea salva los muebles en el último segundo

Bea dio dos puntos de oro al Aula a escasos segundos de la bocina para alejar a su equipo de los puestos de descenso. En un mal partido del equipo de Miguel Ángel Peñas, al menos las vallisoletanas, que fueron siempre por delante en el marcador se llevaron una victoria que por el momento aleja los fantasmas de los puestos calientes de la tabla, pero sin llegar a experimentar una mejoría en el juego.

Porque el encuentro comenzó con un sinfín de errores en ataque por parte de las locales, donde la velocidad sin control de Bea y una aparente anarquía convertía cada balón en una bola de fuego que quemaba en las manos de las pupilas de Miguel Ángel Peñas. Solamente su empeño defensivo y el control sobre Cazanga, que avisó a las primeras de cambio de su potente lanzamiento, hizo que el Aula se colocase por delante en el marcador pasados los primeros cinco minutos y ya no lo abandonase hasta el final del partido.

Baste decir que la primera jugada colectiva del Aula llegó en el minuto 20 de partido y que a pesar de ser una de sus señas de identidad, las vallisoletanas apenas salieron al contragolpe en estos primeros veinte minutos y ello a pesar de que a las tinerfeñas les costaba correr hacia atrás.

Con 9-5, el Tenerife paró el partido para evitar que el Aula se marchase en el electrónico. Su defensa hacía aguas y pese al desbarajuste ofensivo de las de Peñas, la calidad individual acabó por llevar el marcador al descanso a la máxim diferencia (12-7). Como anécdota de esta primera parte, el debut del nuevo fichaje, Mireia Diez a los veintiún minutos en sustitución de Yunis Camejo, la jugadora cubana cuyo trabajo defensivo es encomiable, pero que en ataque apenas aparece ni como goleadora ni en los necesarios bloqueos para facilitar el juego a sus centrales.

Y con estos mimbres la segunda mitad comenzó llena de incidencias. Si el Aula estaba en inferioridad, las tinerfeñas lo compensaron con la exclusión de Cioca y poco después Elena sufría un fortísimo golpe que le obligó a abandonar el terreno de juego y minutos después la cancha especialmente dolorida y cojeando. Quizás estas circunstancias bloquearon el ataque local y muy especialmente a Bea, que a pesar de sus 10 goles, no tuvo un día destacado a la hora de dirigir a sus compañeras y antes al contrario, su potencia y velocidad sin control provocó que el Tenerife no se desenganchase del partido.

Porque además, las continuas exclusiones de uno y otro lado en esta segunda mitad provocó un constante intecambio de goles que en nada favorecía a las locales, que salvaban sus inferioridades a duras penas y eran incapaces de cobrar ventaja con una más. Y claro está, en cuanto la guardameta canaria detuvo un par de buenas acciones locales, el marcador se apretó peligrosamente con un 22-21 a falta de cinco minutos. La presencia de Kofler también fue decisiva en el bando canario ya que la jugadora austriaca deshacía por completo a la defensa local, que agradeció que tan solo apareciese en la cancha en esta segunda mitad. Errores en ataque del Aula y agujeros enormes en defensa provocaron que Noriega colocase el 24-24 a falta de poco más de medio minuto para el final. Todo estaba por decidir y Bea se jugó un cañonazo de media distancia que se coló como un obús a un par de segundos de sonar la bocina. No hubo tiempo para más.

El Aula se despega de la zona caliente de la tabla, pero mucho debe mejorar en su juego y sobre todo cometer muchos menos errores para sacar adelante los importantes compromisos que le esperan en el mes de febrero.