Estefanía González. adg
Cuenca
Sábado, 4 de febrero 2023, 23:17
No fue el mejor retorno tras el parón de casi dos meses en competición oficial. Era un desplazamiento muy complicado el que afrontaba el Recoletas Atlético Valladolid a la cancha del tercer clasificado y además llegaba muy mermado por las lesiones. Sí ya de por sí puntuar en El Sargal es complicado, hacerlo sin jugadores tan importantes como Miguel Martínez, Petter, D'Antino, Pisonero y Manu García, la misión se antojaba casi imposible. Pese a ello lo intentó el cuadro pucelano, sabedor de que en estos partidos de regreso tras muchos días sin competir suelen producirse sorpresas. Pero enfrente se encontró a un rival que pronto abrió brecha en el marcador.
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BM Cuenca
Grbavac, Teixeira (2), Simonet (4), Nacho Pizarro (3), Prantner (2), Pozzer (3) y Federico Pizarro (2) -siete inicial-, Marcos Herráiz, Sergi Mach, Neves (1), Carlos Hernández (1), Juanjo Fernández, Nacho Moya (5,3p), Diego Vera (1), Arnau Fernández y Nazaré (7,3p).
31
-
20
Recoletas
César Pérez, Álvaro Martínez (2), Ayres, Dimitrioski (3), Miguel Camino, De Toledo y Dimitrievski (3) –siete inicial-, Lamariano, Borja Méndez (7, 4p), Freitas (2), Rosell (1), Nicolás García, Virulegio, Herrero (2) y Falcucci.
Marcador cada cinco minutos 2-1, 6-3, 8-5, 10-6, 12-7, 14-8 (descanso), 17-10, 20-12, 22-15, 26-17, 29-18, y 31-20.
Árbitros Rosendo López (Colegio gallego) y Friera Cavada (Colegio asturiano). Excluyeron por el Rebi Balonmano Cuenca a Carlos Hernández, Juanjo Fernández, Diego Vera, Arnau Fernández, y Federico Pizarro. Por el Recoletas Atlético Valladolid a Ayres, Rosell, Herrero, De Toledo y Dimitrievski.
El conjunto conquense fue doblando paulatinamente al cuadro pucelano con el paso de los minutos. Del 2-1 en el primer parcial se pasó al 6-3 y de ahí al 10-5 en el minuto 17. El equipo de David Pisonero careció de ideas claras en ataque en todo momento. Solo la conexión entre el central Borja Méndez y el pivote Álvaro Martínez daba problemas a la intensa defensa local. De hecho, esos cinco primeros goles del equipo vallisoletano llevaron la firma de ambos jugadores, tres para Borja y dos para Álvaro, mientras el resto de compañeros apenas ayudaban en la producción ofensiva.
Acusó mucho el conjunto de Pisonero la ausencia de extremos zurdos. Lesionados Manu García y D'Antino, tuvo que actuar a mano cambiada el extremo diestro Dimitrioski y también participó durante algunos minutos el joven juvenil Falcucci. Tampoco funcionaba la defensa de anticipación y el conjunto entrenado por Lidio Martínez se encontró siempre muy cómodo con un ataque fluido en el que Pablo Simonet dirigió perfectamente la orquesta afinada del tercer clasificado en la Liga Plenitude Asobal. Los extremos finalizaban con mucha tranquilidad y tanto Ignacio Pizarro como Prantner martilleaban una y otra vez la portería defendida por César Pérez.
Pisonero buscó soluciones desde el banquillo y optó por adelantar a Miguel Camino en el avanzado. Al principio sorprendió al Rebi y con un gol de Dimitriesvki el marcador se colocó en un esperanzador 10-7. Pero fue un espejismo porque apareció el portero Grvavac para acabar con el conato de remontada rápidamente. El Atlético Valladolid no supo aprovechar su superioridad en la pista tras la exclusión de Diego Vera y el conjunto conquense disfrutó de varios siete metros seguidos para distanciarse de nuevo. Una contra de Prantner acabó en un nuevo gol y al ecuador la renta local era de seis tantos (14-8).
La reanudación no cambió mucho el panorama. Un Rebi muy serio e infranqueable en defensa apenas permitió que el Recoletas se acercase. Los mismos problemas que habían lastrado al cuadro vallisoletano en la primera mitad se repitieron en la segunda. La primera línea careció de lanzamiento exterior y el goteo goleador constante de Simonet, Pozzer, y Nazaré dejó visto para sentencia el partido en el minuto 50, cuando el marcador reflejaba un casi definitivo 26-17.
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Y eso que Lamariano fue el mejor jugador del Atlético Valladolid en la segunda mitad. El cancerbero intervino con acierto en un gran número de acciones y consiguió que la sangría no fuese mayor. Pisonero buscó variantes, probando con siete jugadores de campo y con dos hombres avanzados -Miguel Camino y Dimitrioski-, pero apenas surtieron efecto esas alternativas. El partido quedó visto para sentencia y Lidio Jiménez, el entrenador local, aprovechó para darle minutos al joven portero canterano Marcos Herraiz, que consiguió detener un siete metros a Borja Méndez a pocos minutos de la conclusión.
Al final la diferencia se fue a los once goles y los dos puntos se quedaron en casa con total merecimiento. Ambos equipos volverán a verse las caras dentro de un mes en la eliminatoria de Copa del Rey que se jugará en la pista del Recoletas Atlético Valladolid. En los dos partidos de liga la moneda cayó del lado conquense. El objetivo para los hombres de Pisonero es que a la tercera vaya la vencida en competición oficial.
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