Miguel Martínez, batallador y trabajador pero poco preciso, lanza a portería.

El Recoletas da la cara ante la apisonadora acelerada del Barcelona

Mermado por las bajas y al borde del agotamiento físico, los de Pisonero ofrecieron momentos de gran balonmano mezclados con la impotencia ante la defensa azulgrana

Lunes, 24 de mayo 2021, 22:25

Decía Caparrós, entrenador que fue del Sevilla y ahora seleccionador armenio de fútbol, que jugar en el Nou Camp era como ir al dentista. En balonmano la frase se multiplica por varios dígitos. Recibir al Barça es sufrir, pero también disfrutar. Los azulgranas saben de ... su superioridad y plantean el partido para jugar, para correr, para defender, sí, pero con ello muestran el respeto que todo rival les merece. Y si el contrario se gana la posición, el gol o circula con la velocidad suficiente como para superar el bosque de brazos, entonces le premian permitiéndole el lanzamiento y autorizando el reto a cualquiera de sus porteros. Orgullo contra competitividad. Y, de fondo, la deportividad.

Publicidad

Recoletas

Carlos Calle (9 paradas) y Nicolás García (2 paradas), Nicolás López, Ander Ugarte (3), Daniel Pérez (1), Adrián Fernández (5), Álvaro Martínez (1), Miguel Martínez (3), Roberto Pérez Jorge Serrano (4, 3 de penalti), Miguel Camino (1), Manuel García (1), Víctor Rodríguez (2)

21

-

32

Barcelona

Gonzalo Pérez de Vargas (7 paradas), y Kevin Moller (5 paradas), Casper Mortensen, Raúl Entrerríos, Cédric Sorhaindo (1), Jure Dolenec (2), Blaz Janc (1), Aleix Gómez (3), Thiagus Petrus, Mamadou Lamine (4), Dika Mem (2), Alex Pascual (1), Domen Makuc (4), Haniel Langaro (6), Ludovic Fábregas (1), Luis Frade (7)

  • Mrcador cada cinco minutos 1-2, 4-5, 5-7, 6-10, 1-12, 9-15 (descanso), 9-15, 11-1811-23, 15-25, 18-27, 19-30, 21-32 (final)

  • Árbitros Alejandro Hoz y Axel Riloba. Una pareja habilitada para pitar Asobal ya que son de Plata y suenan para ascender. No parece posible que sea la próxima temporada. Mal en la primera mitad y más entonados en la segunda. Excluyeron a Víctor Rodríguez y a Langaro.

  • Campo Huerta del Rey. Al máximo del aforo permitido. Ovación espectacular a Raúl Entrerríos cuando fue obligado a salir al centro de la pista para ser despedido por el que durante tres temporadas fuera su público.

Contra el Barcelona en esta desigual Liga Sacyr Asobal necesitas que la suerte te acompañe, que el rival se apunte a una pájara descomunal y que los árbitros no se dejen influenciar por el escudo. Nada de eso ocurrió. Con la baja de Turrado, otra más, y con muy pocos soldados, Pisonero tuvo que ir a la pelea contra el gigante con la imaginación como herramienta con la que buscar sorpresas. Y el caso es que lo logró durante un buen rato.

Optó Pisonero en la media hora primera por las circulaciones rápidas, una seña pucelana, salpimentadas por constantes cambios de posiciones de los hombres de más talento. Serrano acabó de central en determinados momentos concretos. O Miguel Martínez efectuando trayectorias tan largas que acaba lanzando en la posición intermedia entre extremo izquierdo y lateral. Había que mover el árbol, provocar la pereza del rival.

El Barça lo tiene todo hecho, le falta mantener el tono hasta la Final a Cuatro de la Liga de Campeones, y para eso quedan varias semanas aún. Así que esa relajación podía ser un elemento a explorar y explotar. Y en unas cuantas ocasiones fue eficaz. En otras no, claro. En el momento que los catalanes se ponían a defender, se hacían profundos y buscaban el contacto, al Recoletas se le fundían los plomos. Herido por la ausencia de rotaciones, Carlos Calle mantenía la diferencia en guarismos aceptables, aunque el entendido público de Huerta era muy consciente de que en cuanto los de Xavi Pascual apretaran el acelerador, pondrían diferencias.

Para más inri, los azulgranas salieron en la segunda mitad más intensos aún en defensa y más rápidos en ataque. Durante unos minutos el Recoletas ni podía frenar lo que tenía enfrente ni podía horadar el muro que se le había elevado enfrente. Un muro lleno de brazos, a mayor abundamiento. Era una tarea imposible todo. El Barça mordía y peleaba el balón como si fuera el último.

Publicidad

Y en esos términos fue transcurriendo la segunda parte. El Recoletas compitiendo, el Barcelona ensayando. Los gladiadores pelearon ante un ejército imperial como si fueran la tropa de Espartaco. Lo que se les pedía. Ni más, ni menos. Como justo fue ver al pabellón en pie para despedir a Raúl Entrerríos, en una de esas escenas que ponen la piel de gallina.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad