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José Ramón Cagigas-ADG
Torrelavega
Domingo, 22 de diciembre 2024, 19:53
Lo de este Recoletas Atlético Valladolid empieza a ser de órdago a la grande. Ayer, en la comarca del Besaya, hizo ayer otra demostración de su buen momento de forma, como ya ocurriera hace unos días con su victoria en el derbi autonómico ante el Ademar. En este caso, su excelente actuación no sirvió para llevarse el triunfo, entre otras cosas porque visitaba el fortín de uno de los grandes de la competición. En eso se ha convertido el actual Bathco Torrelavega. Un conjunto sin apenas debilidades que trata de tú a tú a cualquiera de los mortales y que hasta ayer solamente había dejado escapar puntos del Vicente Trueba a manos del Barça y el Bidasoa.
Palabras mayores, como demostró el fulgurante inicio del cuadro torrelaveguense, que firmó un parcial inicial de 6-3 para marcar territorio. Una labor en la que tuvo especial incidencia Linhares con tres dianas casi al hilo que solamente encontraron réplica en el látigo de De Toledo. Lejos de amilanarse, los discípulos de David Pisonero reaccionaron metiendo más madera en la locomotora defensiva para cerrar las vías de acceso sobre la meta de Forns. El guardameta de Sant Boi de Llobregat, que se despidió ayer del equipo pucelano, vio cómo con la ayuda de sus compañeros se cerraba una hemorragia que permitió incluso colocarse a un único gol de distancia. Una brecha que, por momentos, se hizo más amplia, aunque siempre fue reducida por el Recoletas hasta su mínima expresión como ocurrió de nuevo al filo del descanso.
Torrelavega
Calle (1), Aja (2), Rubiño, Isidoro Martínez (3), Prokop (3), Javi Muñoz (7, 5, p.) y Linhares (5) -siete inicial-, Tercariol (p.s.), Cangiani, Juanjo Fernández, Lombilla (2), Colunga (1), Jurkovic (1), Ángel Fernández (3), Gandara (3) y Berrio.
31
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31
Recoletas Atlético
Forns, De Toledo (8), Manu García (1), Ribeiro, Dimitrioski (3, 1 p.), Álvaro Martínez (4) y Oliveira (6) -siete inicial-, Bar (p.s.), Azize, Karapalevski, Miguel Martínez (3), Miguel Camino (1), Edu Calle (3), Ayres y Herrero (2).
Árbitros: Friera Cavada (Colegio vasco) y Rosendo López (Colegio gallego). Excluyeron a Jurkovic Juanjo Fernández (2), Aja y Berrio por el Bathco Torrelavega, y a Ayres, Azize, Ribeiro y Herrero por el Recoletas Atlético Valladolid.
Parciales: 2-2, 6-3, 6-5, 9-7, 10-9, 12-11 (descanso), 17-15, 20-17, 23-21, 25-26, 27-28, 31-31.
Incidencias: Pabellón Vicente Trueba. 1.800 espectadores.
Para ello fueron necesarios tres ataques sin premio del Bathco y una obra de arte entre Miguel Martínez y Herrero. El primero dividió la defensa y atisbó un hueco sobre el que voló la figura del joven lateral canterano para cazar la pelota en el aire y superar a Calle (10-9, min. 25). Lejos de conformarse, el Atlético Valladolid volvió a la carga por medio de un lanzamiento de Oliveira sobre el débil en el eje que situó por primera vez con la hegemonía en el tanteador a la escuadra vallisoletana.
Ya en el arranque de la segunda parte trató de reaccionar la formación entrenada por Jacobo Cuétara, cerrando filas en su muralla 6:0 para evitar la conexión con el pivote. Una propuesta que cortocircuitó la circulación del balón hasta propiciar un parcial de 4-1 que obligó a David Pisonero a parar el cronómetro para improvisar soluciones ante la falta de soluciones en el fondo de armario. Un déficit que lastró el desempeño de un equipo que tuvo dificultades para hacer de forma correcta el balance tras pérdida como demostraron los goles al contragolpe logrados por Javi Muñoz (23-20, min. 45). Adversidades que no fueron excusas para un Atlético Valladolid que está de dulce. Con Miguel Camino de adelantado en defensa y el reparto coral del caudal anotador entre Dimitrioski, Herrero y De Toledo llegaron los mejores minutos de un cuadro vallisoletano que volvió a recuperar la iniciativa en el marcador merced a una internada de Álvaro Martínez por el flanco izquierdo (25-26, min. 50).
A partir de ahí, los dos contendientes alternaron vaivenes, nervios, imprecisiones y oportunidades. El propio Álvaro Martínez arrancó el último minuto deshaciendo las tablas con un reverso en la zona de seis metros que desató el éxtasis en el banquillo del equipo pucelano. Una algarabía propia de una fiesta que no pudo tener un final completamente feliz por un desajuste defensivo que aprovechó Prokop de la mejor manera que sabe para dejar un regusto que tuvo más de dulce que de amargo en las huestes vallisoletanas.
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