
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Corría el riesgo de bajar los brazos y dejarse llevar, una vez atisbada la permanencia tras la victoria en Guadalajara, pero el espíritu rebelde e inconformista de este Recoletas Atlético no le permite un instante de respiro. Tampoco un partido de relax.
La visita del BM Benidorm suponía un examen apropiado para comprobar hasta qué punto es capaz de fijarse una meta más allá de continuar un año más en la máxima categoría y la nota no pudo ser mejor. El alumno no solo demostró afán de superación, viniendo además de donde viene, sino que dominó prácticamente en todas las facetas del juego, sacando lógicamente nota en lo que mejor se le da. En ese balonmano de vértigo en el que pocos son capaces de mantener el pulso. Tantos y tan variados son los recursos que tiene en velocidad, que en ese ritmo la victoria es cuestión de asaltos.
El Benidorm aguantó los tres primeros...
Recoletas Atlético
César Pérez y Calle; Nico López (1), Ugarte (3), Miguel Martínez (8), Miguel Camino (3), Turrado y Víctor Rodríguez (4) -equipo inicial-, Diego Camino (1), Dani Pérez (6), Adrián Fernández (5), Álvaro Martínez (-), Jorge Serrano (7) y Manu García (-).
38
-
30
BM Benidorm
Roberto Rodríguez y Conca; Porras (3), Ángel Rivero (6), Feuchtmann (1), Parker (4), Carlos Grau (-), e Iván Rodríguez (3) -equipo inicial-, Borja Méndez (1), Oliver Hernández (-), Lignieres (2), Nolasco (1), Nikcevic (8, 5p), Spiljak y Folqués (1).
Parciales cada cinco minutos: 1-2, 3-4, 6-5, 10-9, 12-13, 18-15 (descanso); 22-16, 24-18, 27-21, 29-24, 33-27 y 38-30 (final).
Árbitros: Jordi Ausás y Miquel Florenza. Excluyeron a Miguel Camino y Adrián Fernández por los locales, y a Carlos Grau, Rivero y Spiljak por los visitantes.
Incidencias: 28ª jornada de la Liga Asobal, disputada en el pabellón Huerta del Rey con 836 espectadores en sus gradas.
Le costó coger el pulso al partido al equipo de Pisonero, que había alertado de las secuelas del último confinamiento y de la resaca que supuso jugar el miércoles en Guadalajara. Sin el ritmo idóneo propio de la competición, tarda en romper este Recoletas Atlético, que en lo que se sacude y no la inactividad, emplea una media de quince-veinte minutos en ubicarse en la cancha. Con el Benidorm enfrente esa media se fue a los veinte, arrastrando de inicio el ritmo y control de partido impuestos por su rival (1-3, minuto 6).
Primero el brazo del cubano Rivero y después el del argentino Parker marcaron de salida la pauta con un Recoletas por entonces aturdido y lejos de un nivel intermedio entre lo que fue en octubre y lo que era el pasado mes de marzo. Ni siquiera encontró en Serrano, habitualmente un valor seguro, el punto sobre el que apoyarse para dejar de ir a remolque y tomar el mando.
Ese punto de equilibrio y el reposo necesario para atacar los puntos débiles de los alicantinos se lo dio su técnico en un tiempo muerto que marcó un antes y un después (10-12, minuto 23). Hasta entonces no había visto rendija alguna para imprimir velocidad a su juego y en esos ocho minutos hasta llegar al descanso pudo meterle una marcha más para beneficio de Miguel Martínez que, con 5 goles en la primera parte, lanzó a los locales hasta un premonitorio 18-15.
Mucho tuvo que ver en esa metamorfosis la defensa abierta ordenada por el técnico vallisoletana, con Miguel Camino de avanzado y con una efectividad que sorprendió a un Benidorm con más fondo de armario que intensidad en su juego.
Sin ser definitivo el resultado, la tendencia y la inercia de partido eran ya netamente locales. El arranque de segunda parte vino a confirmarlo. Con las piernas ya a las revoluciones idóneas, un parcial de 4-0 abrió una brecha que resultaría letal para los de Fernando Latorre (23-16, minuto 37). Quedaba un mundo por delante, pero la flecha estaba ya hacia arriba para el Recoletas, que solo tuvo que poner el balón en manos de sus brazos más prometedores (Miguel Martínez y Serrano) para mantener a raya a su rival. Lateral y extremo acabaron el partido rivalizando en aciertos; el primero, justificando la última llamada de Jordi Ribera y el segundo sacándose la espina que le dejaron los primeros minutos de partido.
Antes de esa explosión final, los encargados de marcar el camino fueron tanto Adrián Fernández como Víctor Rodríguez, que en la sombra firmaron un partidazo para enmarcar a un lado y otro de la cancha.
El último intento de Benidorm, una doble mixta sobre Diego Camino y Víctor Rodríguez, se quedó en amago ante la superioridad local desde los extremos, donde la movilidad de Dani Pérez acabó por poner la puntilla tanto al partido como al 'average' que quedaba pendiente entre ambos equipos (39-36 en la ida).
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