Otro paso más hacia la salvación

Sorprendió Zupo Equisoain, en la que fue su casa durante seis temporadas, atacando con siete jugadores de pista desde la primera acción ofensiva. Sin embargo, el amanecer del choque tuvo como protagonista absoluto a Patotski. El guardameta bielorruso repelió los dos primeros lanzamientos del ataque local y permitió a sus compañeros tomar una mínima ventaja en el marcador. Prueba de ello, fueron los casi cinco minutos que tardó el capitán conquense Sergio López en inaugurar el casillero local en un inicio lento y trabado por las constantes interrupciones debido al contacto entre defensas y ataques. La batalla se fijó en las primeras líneas de ambos bloques a través de la presión sobre la circulación de balón y con mucha agresividad en el eje.

Al paso por el minuto diez, el Incarlopsa Cuenca hizo pie en el parqué y colocó la primera ventaja de dos goles pese al 50% de acierto de Patotski. El siete dispuesto por Lidio Jiménez encontró en los extremos las mejores vías de acceso sobre la meta visitante. La igualdad y la tensión imperaron en un partido del que se despidió muy pronto Pablo Simonet. El jugador argentino frenó de forma ilegal y con excesiva violencia sobre el brazo ya armado para el lanzamiento por parte de Vujovic. Una acción que terminó con el creador del juego conquense en las duchas frente a un Viveros Herol que siguió mostrando la misma buena imagen de las jornadas pasadas.

Como consecuencia de todo ello, Rodrigo Pérez Arce volvió a colocar al plantel segoviano en ventaja desde los siete metros (6-7, min. 18) dentro de una primera parte de constantes alternativas. Ni siquiera la doble superioridad numérica favorable a la formación visitante sirvió para sacar de punto a los anfitriones. Lidio Jiménez reaccionó con un ataque menos estático para poner en marcha a sus cañoneros exteriores ante los problemas en la circulación de pelota provocados por la ausencia del menor de los hermanos Simonet.

Sin embargo, lo que permitió al conjunto conquense enfilar los vestuarios con solo un tanto de desventaja en el marcador fue la falta de acierto en ataque de los guerreros naveros, demasiado precipitados a la hora de superar a Leo Maciel. Y es que Jorge Silva, Rodrigo Pérez Arce o el propio Nico D´Antino lucieron tanta capacidad para fabricarse sus propios tiros como poco acierto a la hora de ejecutarlos.

Poco cambió en una segunda parte en la que las defensas siguieron gobernando sobre los ataques con la ayuda de las dos porterías. Tanto Patotski como Leo Maciel pasan por ser dos de los guardametas más en forma de la categoría y ayer dirimieron un duelo al máximo nivel. Sin embargo, muy pronto se vio la marcha más que impuso el colectivo dirigido por Lidio Jiménez con un parcial 4-1 que colocó al Viveros Herol BM Nava a rebufo de los intereses conquenses (12-10, min. 37)

Solo Adrián Rosales pudo recortar distancias con un latizago desde ocho metros sobrevolando la muralla local. La veteranía y el manejo de los tiempos por parte de los inquilinos de El Sargal supuso un extra dentro de un choque muy parejo que amagó con romperse del lado de un Incarlopsa Cuenca que dispuso de un colchón de tres goles fabricado en una contra de Pizarro.

Pese a la amenaza de descolgarse en el duelo, Zupo Equisoain mantuvo la cabeza fría y siguió trabajando desde las rotaciones. El objetivo siempre fue mantenerse con vida hasta los dos últimos parciales. Un reto del que, por momentos, se descolgó Patotski, transparente en la segunda mitad, después de hacer una primera media hora sublime. Pese a su falta de acierto, los foráneos devolvieron el parcial de inicio con otro 1-4 que dejó el choque justo en el punto de cocción exacto previsto por el chef pamplonica (17-17, min. 18).

Tras un intercambio de golpes y goles en las dos porterías, el enfrentamiento entró con empate a 21 tantos en los últimos cuatro minutos. Un mini partido para disfrutar del culmen de la obra del alquimista navarro al frente de la entidad de Nava de la Asunción. Un entrenador capaz de coger a un equipo desahuciado para, cinco meses después, verle afrontar con corazón, alma y cerebro un final a tumba abierta frente a uno de los planteles más experimentados y competitivos de la liga. Se manejó el Viveros Herol con acierto en el lanzamiento para mirar a los ojos a un equipo que no rehuyó la batalla y siempre volvió a situar las tablas hasta el último lance a falta de treinta segundos con posesión visitante. Solo Leo Maciel evitó en la última jugada el gol de la victoria por parte de Rodrigo Pérez Arce.