Un parón en el camino a la permanencia

No pudo el Viveros Herol Balonmano Nava dar continuidad a su excelente dinámica de juego y resultados para acercarse, aún más, a una salvación que deberá firmar en las tres últimas citas del calendario. Desde luego, el Palacio Municipal de los Deportes de León no era el escenario ni el Ademar el rival más propicio para lograr una victoria, que se puso muy complicada desde el pitido inicial. Tampoco ayudó la actitud de los guerreros visitantes, quienes se deshicieron como azucarillos ante los primeros reveses encajados en la tarde leonesa. Del resto, se encargó un contrincante que no dio margen a la sorpresa, entre otras cosas gracias al extenso conocimiento sobre algunos de los jugadores más destacados del plantel rojillo. Se supo la lección desde la primera a la última página el veterano maestro Manolo Cadenas, quien no dudo en recitar los viejos axiomas que han convertido a la escuadra marista en un equipo de autor. Fue inevitable mirar de reojo a los banquillos, con el duelo entre dos grandes reservas del balonmano español que demostraron que, en este caso, cualquier tiempo pasado, fue mejor.

Amaneció bien el Balonmano Nava, con un Patotski muy acertado en el regreso a la que fue su portería durante un curso liguero. Ambos técnicos propusieron un inicio de partido con mucho protagonismo del ataque estático. El septeto visitante trabajó con la circulación del balón en el eje ante la defensa mixta dispuesta por Manolo Cadenas, siempre atenta a robar la pelota en zona de nueve metros. Ya en los primeros compases se notó una marcha más en la escuadra anfitriona, más lúcida de ideas y fresca de piernas.

Al paso por el tercer parcial, el poste evitó los tres tantos de diferencia para el Ademar tras rechazar la madera una rosca espectacular por parte de Gonzalo Pérez Arce. El duelo fratricida entre dos de los máximos cañoneros de la Asobal fue uno de los muchos alicientes que se vivieron en un Palacio Municipal de los Deportes que, por momentos, paladeó y disfrutó del balonmano de las grandes tardes. Sin duda, un regalo con sabor a postre para una de las hinchadas más fieles y entendidas dentro del panorama nacional.

Quiso el equipo marista hacer valer su mayor calidad individual frente a un plantel con la moral por las nubes que en ningún momento eludió el cuerpo a cuerpo. Sin embargo, la precipitación hizo mella en unos jugadores locales demasiados imprecisos a la hora de castigar a la contra las pérdidas del cuadro navero. Solo a falta de diez minutos para enfilar el túnel de vestuarios, dio síntomas reales de debilidad el conjunto de Nava de la Asunción después de encajar un parcial 4-1 forjado en la conexión entre Natan Suárez y Feuchtmann (11-6, min. 21). El central y el pivote chileno establecieron una vía rápida libre de peajes ante la falta de intensidad en la primera línea de una defensa muy castigada por la dupla arbitral. Trató el veterano entrenador pamplonica de hacer circular las aguas por su cauce y no perder la cara a un encuentro en el que sus chicos fueron de más a menos durante la primera mitad. Zupo Equisoain intentó revitalizar el juego y buscó en la segunda unidad de una nómina de efectivos que dio evidente sensación de fatiga, después de un último tramo de temporada asfixiante.

Los últimos instantes de la media hora inicial de juego se escurrieron con la insistencia del Balonmano Nava en buscar lanzamientos poco seleccionados y muy forzados, para anotar solo dos tantos, uno de ellos desde siete metros, en el cuarto de hora que duró el cortocircuito visitante.

Ya en la segunda mitad, los siete goles de distancia en el luminoso lastraron en exceso al conjunto de Nava de la Asunción, lleno de problemas a la hora de atacar la meta defendida por Slavic. Manolo Cadenas se encargó de atar en corto a Rodrigo Pérez Arce para rebajar su electricidad y mantener una vigilancia constante sobre sus cabalgadas a la contra. El resto, fue cosa de Slavic. El guardameta croata, una de las atracciones de la presente temporada y que el año que viene volverá a su país, fue un muro inexpugnable para los ataques visitantes. Solo el buen trabajo de Adrián Rosales a la hora de lanzar desde posiciones lejanas posibilitó que la diferencia no se fuese más allá de los diez goles a falta de 20 minutos (19-9).

Demasiado tiempo de la basura para dos plantillas que administraron esfuerzos e, incluso, por momentos se permitieron realizar probaturas de cara a siguientes envites. Sobre el parqué, con un ritmo a medio gas, Nico D´Antino, Simenas y, en especial, el hermano mayor de los Pérez Arce, se estrellaron una y otra vez frente a la figura de Dino Slavic. La prueba de ello, fue el paupérrimo 30% de acierto cosechado desde los seis metros frente al 76% rival. El cancerbero croata utilizó todos sus recursos para reducir a la mínima expresión ofensiva de unos artilleros que llegaron en su mejor momento de forma al Palacio Municipal de los Deportes.

Ni siquiera los aficionados naveros, una veintena de fieles que se instalaron en el fondo de la portería, sirvieron para dar ánimo a un equipo que jugó demasiados minutos con los brazos bajados ante el rodillo leonés. En todo caso, una derrota que no debe convertirse en un bache en el camino si no en un parón para tomar impulso de cara a la recta final.