El BM Nava se topa con un muro impenetrable

Volvió de nuevo la Liga Asobal a Nava de la Asunción. Y el primer paso en esta particular procesión ha sido frente al conjunto conquense, un rival del que el técnico del conjunto navero, Zupo Equisoain, ya había advertido en la previa. La frase típica de los entrenadores en las previas de «rival complicado» no fue solo por quedar bien y cumplir. No. Se cumplió a rajatabla. El Incarlopsa fue un hueso duro de roer, de esos que desgastan (y mucho) los dientes.

Y eso que el conjunto navero estuvo alentado por el incansable aliento de su afición. Llevaba un mes el conjunto navero sin reencontrarse con su afición, sin jugar en su pabellón y había ganas. Ganas de ver de nuevo a los jugadores, a los nuevos fichajes (Luka Sebetic no pudo estar por culpa de una lesión), como Horiha, que marcó al final siete goles) al recuperado Prokop, que hizo cinco...) y ganas de ese ambiente inconfundible en el pabellón navero. Un aliciente añadido y con más valor si cabe a estas alturas de la competición. No dejaron de animar desde el principio hasta el final.

La primera parte fue muy disputada. Empezó bien el conjunto navero, con rápidas circulaciones de balón, concentrado, con Horiha distribuyendo el juego (y aunque tiene que asimilar conceptos cuajó un buen partido) y aunque el primer gol de los locales tardó un poco en llegar (minuto 2), obra de Prokop (marcó cinco en esta primera mitad), las buenas intervenciones de Patotski, sobre todo a lanzamientos de distancia, y acciones rápidas permitieron a los locales tomar ventaja en el luminoso (3-0). Empezaba bien la cosa.

Pero que Cuenca no se iba a conformar, estaba más que claro. Yaunque el BM Nava seguía con ventaja, poco a poco los visitantes fueron encontrando el camino del gol y afinando su puntería. En el minuto 14 llegaron a igualar el partido (8-8). Rodrigo Pérez Arce falló un siete metros y Ponciano daba ventaja por primera vez en el partido al conjunto conquense pasado el minuto 15 (8-9). Incluso amagó con devolver la moneda al conjunto navero, con un 8-10 que obligó a Zupo Equisoain a tener que solicitar un tiempo muerto. Yeso que su equipo había tenido superioridad, un aspecto en el que habrá que seguir trabajando.

Y surtió efecto. Vujovic (muy querido por los aficionados naveros) y Rodrigo Pérez Arce volvieron a poner la igualdad en el marcador (10-10), una igualdad que se iba a mantener hasta el final de esa primera parte. El conjunto navero tuvo que afrontar los últimos instantes con la exclusión de Gonzalo Carró, pero supo mantener el tipo para llegar al término de la primera parte con ventaja (16-15).

La segunda parte comenzó con el tanto de la igualada de Ponciano, que sirvió para que Cuenca volviera a poner las tablas en el marcador. El Nava no estuvo acertado en sus jugadas, y se encontró con un inspirado Grbavac, lo que permitió al Cuenca ponerse de nuevo por delante con un gol de Prantner. Ventaja de Cuenca. Nueva igualada de Nava... Yen ese toma y daca de ahora marco yo y empatas tú se movió el encuentro en esa fase.

Parecía clara cuál iba a ser la tónica. La igualdad. El choque exigía cabeza fría y nervios de acero porque quedaba mucho, pero que mucho por delante, a pesar de que el Cuenca se puso tres goles por delante (18-21, min. 40). No hubiese estado mal en esa fase un poco más de acierto de los naveros ante un Grbavac acertado. También lo estaba Patotski. No era una diferencia como para pensar que el Cuenca tenía el partido en su mano. Por eso se luchaba cada balón como si fuese el último, como si se acabara el partido en esos instantes. ¿Qué chocabas con un muro como Ponciano? Daba igual, a levantarse, apretar los dientes y seguir jugando.

El conjunto visitante mostró a partir de aquí una sólida defensa, desconectando el ataque de los naveros. Tampoco ayudó mucho a los locales entrar en el juego de las exclusiones.

El conjunto conquense estableció su máxima diferencia cerca del minuto 20 de esta segunda parte (22-26), cuatro goles que renta que obligaron al técnico del conjunto navero a solicitar de nuevo un tiempo muerto. Nada había definitivo con poco más de diez minutos, ya daba la impresión de que el BM Cuenca sabía lo que tenía que hacer para llevarse el partido. Y lo hizo.

A falta de nueve minutos, una acción defensiva obligó a tener que retirarse del partido a D'Antino, cojeando y con una roja descalificante por tratar de impedir un gol. Por si fueran pocos los males del conjunto navero.

Lo intentó el conjunto navero, no quería rendirse, pero los visitantes se mostraron muy sólidos, aunque Patotski seguía a lo suyo, que es parar, Cuenca fue abriendo brecha en el marcador. El partido ya estaba decidido y se veía en las caras de los visitantes. Habrá que seguir luchando para seguir pensando en la salvación, aunque en lo que toca pensar es ya en el próximo partido.