El primer derbi castellano de la temporada superó las expectativas y dejó varias lecciones. Con o sin pandemia, la pista de Nava de la Asunción es todo un dolor de muelas. Rodrigo Pérez Arce, autor de cinco de los seis últimos goles del Nava, decantó ... a la postre una batalla competida hasta el extremo. Hasta que, a tres segundos del final, Filipe Mota tuvo la última palabra.
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El Valladolid, dominador durante buena parte del partido, careció de la letalidad del equipo grande, el de la ciudad con cien veces más habitantes que el pueblo segoviano.
Viveros Herol Nava
Patotski, Filip Vujevic (1), Paco Bernabéu (3), Rodrigues, Darío Ajo (1), Jorge da Silva (4), Rodrigo Pérez Arce (9), Lukas Simenas (3), siete inicial. Nico D'Antino, Andrés Moyano (1), Carlos Villagrán, Ángel Pescador, Filipe Mota (2), Andrés Alonso (2) y Óscar Marugán
26
-
25
Recoletas Valladolid
César Pérez, Ander Ugarte, Adrián Fernández (2), Arthur Malburg, Miguel Martínez Lobato (1), Miguel Camino (3), Manu García, siete inicial. Diego Camino (4), Nicolás López, Ander Ugarte (5), Dani Pérez (1), Roberto Pérez, Jorge Serrano (7), Manu García y Víctor Rodríguez (2).
parciales cada cinco minutos. 1-2, 3-5, 6-6, 7-7, 9-9, 11-11, 15-12, 17-14, 18-17, 20-20 22-22 y 26-25.
árbitros. Friera Cavada y Álvarez Menéndez. Excluyeron a Rodrigues, Moyano, por dos veces, Mota y Da Silva por los locales; a Adrián Fernández y a Arthur por los visitantes.
INCIDENCIAS. Encuentro disputado en el pabellón municipal de Nava de la Asunción con la presencia de 260 espectadores.
El Nava volvió a arrancar algo romo –su primer gol no llegó hasta el quinto minuto de juego– pero aguantó el tipo gracias a las intervenciones de mérito de Patotski a seis metros. El lenguaje del partido lo imponía el Atlético Valladolid en ambos lados de la pista; César Pérez se engrandecía en la portería y la circulación de balón morada encontraba huecos para los primeros goles de Diego Camino. Los ingredientes estaban sobre la mesa, pero el cuadro pucelano no dio el primer derechazo. El Nava, necesitado de transiciones, aprovechó la sangría de pérdidas y una contra culminada por Bernabéu ponía el 6-6 tras el primer cuarto de hora.
Aunque el Nava se subió al duelo con un parcial de 3-0 que Óscar Maurgán pudo ampliar a la contra –César le cerró la puerta y lo que era un gol se movió de un casillero a otro– el Recoletas llevaba la inercia con el tiro exterior de Víctor Rodríguez y los goles de calidad de Jorge Serrano, autor de un esbelto sombrero y un penalti picado.
La defensa pucelana contenía a Rodrigo Pérez Arce, el 'playmaker', que aguantaban el intercambio en el marcador gracias a Andrés Alonso, una solución solvente para el pivote ofensivo. Suyos fueron los dos últimos tantos del Nava en el primer acto. Y el Atlético Valladolid se marchó al descanso con tablas en el marcador (11-11) pese a sus buenas sensaciones. Despegarse en una pista como la navera requiere persistencia.
El viento cambió de dirección y el Nava salió furioso tras el descanso. Pérez Arce estaba más suelto y la circulación local lo notó enseguida. Mota empezó a entonarse y su equipo, que hasta entonces funcionaba a rachas, anotaba cuatro de sus cinco primeros tiros del segundo tiempo; el error lo protagonizó con estrépito Simenas, que lanzó un misil descontrolado desde seis metros, pero luego reaccionó con dos goles. Patotski ponía de su parte, creciéndose y lanzando el contragolpe para Bernabéu. Con su defensa en ebullición, tapando huecos a nueve metros, Rodrigues levantaba la mano orgulloso segundos antes de que Pisonero parase el partido a los cinco minutos de la reanudación, con Andrés Fernández convaleciente tras un duro golpe. El Nava había abierto la primera brecha del encuentro (15-12).
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Se tambaleaba el Valladolid, a contracorriente y sin la frescura ofensiva de inicio, pero César evitó la sangría. El meta acumulaba intervenciones de mérito y lanzaba en transición a su equipo con un par de pases de quarterback de fútbol americano. Perdonó la ruptura decisiva el Nava, que quemó su renta con un par de errores gravosos. Pérez Arce dio una segunda oportunidad al ataque pucelano tras pisar el área y negar una parada imponente de Patotski a dos tiempos; Serrano castigó la concesión con otro sombrero de cátedra. Poco después, Mota obstruyó a Miguel Camino, que anotó desde el extremo y forzó los dos minutos. Todo un contratiempo porque el cuadro segoviano empezaba a agotarse entre exclusiones. Así las cosas, el Valladolid devolvía las tablas al electrónico (19-19) y era Diego Dorado quien paraba la contienda. El partido se decidiría en el último asalto.
El desenlace se planteaba como un duelo entre dos locos bajitos: Pérez Arce y Diego Camino. El leonés, como hiciera quince días atrás ante el Guadalajara, se erigió en capitán general de los segovianos y rompió cual cuchillo sobre mantequilla a una zaga morada que ya acusaba el cansancio. Camino, que se golpeó con dureza la cabeza en la pista, encontró la ruta hacia el pivote que Ugarte canjeaba con mérito. El final tuvo un nivel tan alto que las últimas seis posesiones acabaron en gol, desde el cuarto penalti del infalible Serrano hasta el tanto final de Mota, que desató el júbilo en un pabellón que por momentos hizo olvidar que solo ocupaba el 25% de aforo.
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