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Pudo ganar Balonmano Nava igual que pudo perder, así que el resultado de salvaguardar un punto y poder pensar en positivo de cara al partido del miércoles en casa casi «sabe a gloria», como reseñaba Zupo Equisoain al término de los sesenta minutos. La jugada ... decisiva llegaba a falta de 20 segundos para el final, con el partido igualado y con los jugadores naveros con uno menos, puesto que habían excluido unos segundos antes a Moyano. Un balón al pivote, que analizada después puede suponer un error porque la ocasión ya era manifiesta, termina en un derribo dentro que los árbitros marcan como pena máxima. Y Nicolo D´Antino no consigue materializarla, permitiendo que el portero de Torrelavega, Mijuskovic, pusiera la guinda al excelente encuentro que firmó.
BM Nava
Patotski, Vujovic (2), D´Antino (3), Rodrigo Pérez (3), Carró (2), Tsanaxidis (2) y Rosales; Moyano (4), Carlos Villagrán (1), Prokop (2), Óscar Marugán (2), Horiha (4), Smetanka (1) y Pleh.
26
-
26
BM Torrelavega
Mijuskovic, Moreno (3), Muro, Serrano (2), Cangiani (5), Casanova (4) y Denysov (4); Porras (3), Prieto (1), Villoria (2), Léo Renaud (2), Hernández y Colunga.
PARCIALES: 1-3; 2-4; 4-7; 6-9; 8-10; 10-11; 13-14; 15-17; 17-19; 21-20; 24-24; 26-26.
ÁRBITROS: Alberto García Rodríguez y José Manuel Iniesta Castillo. Amonestaron a Tsanaxidis, Zupo Equisoain y a Gonzalo Carró en dos ocasiones por Balonmano Nava; y a Muro, Casanova y a Alejandro Mozas por parte de Balonmano Torrelavega.
Al final es un detalle, pero es que el partido tuvo múltiples detalles que pudieron decantarlo mucho antes y la mayoría no iban favoreciendo precisamente los interesas de un Balonmano Nava que mostró mayor determinación defensiva que en otros partidos, mucho carácter y algunos de los errores que viene cometiendo en los últimos meses y que están lastrando su rendimiento. Y ahí hay que poner sobre la balanza la cantidad de lanzamientos a portería desde seis metros que no supo materializar el equipo. De hecho, en los primeros diez minutos, esa fue la razón por la que Torrelavega pudo abrir la primera brecha en el marcador. Prokop y sobre todo Smetanka asumieron liderazgo, lanzamientos y falta de acierto. Balonmano Nava tardó once minutos en igualar el marcador aprovechando, eso sí, la primera exclusión rival.
El segundo momento de partido que supo salvar el equipo de Equisoain iba a llegar mediada la primera mitad. Se acumulaban los errores en el lanzamiento, pero lo que se acumuló para mal fueron las exclusiones. Empezó Carró para, veinte segundos después, caer Vujovic. Y cuando el equipo recuperaba el primer jugador, le caían dos minutos a Tsanaxidis. Y, por supuesto Torrelavega quería despegar y lo hizo: puso tierra de por medio con cuatro goles de diferencia que hacían pensar que la decadencia podía llegar antes de lo esperado. Un tiempo muerto daría lugar a una nueva reacción que tendría tres nombres propios.
Por un lado, Patotski, que fiel a su estado de forma empezó a detener balones justo cuando más peliagudos eran los ataques, porque cualquiera de los tres lanzamientos casi consecutivos que supo detener podrían haber mantenido la brecha o incluso hacerla mayor. Por otro, Horiha, un bombardero que empezó a calentar el brazo y que, aunque no le estaba entrando ni la mitad de lo que podía, empezaba a condicionar y mucho a la defensa rival por su tremenda amenaza desde lejos. Y, por último Andrés Moyano, que sin tener claro todavía qué pasa con su rodilla, entró en juego con un compromiso bárbaro y desde el lateral derecho le dio al equipo el acierto que tanto estaba echando de menos. Sumando a todo eso otras cuatro paradas de Patotski antes del descanso, el panorama era otro completamente diferente. Porque herido, el equipo había reaccionado. Y aunque se marchaba por debajo, había dado un aviso a su rival: si quería ganar iba a tener que apretar mucho más.
Toda la segunda mitad sí tuvo brotes verdes importantes. Donde, en otros partidos recientes, el equipo se había ido cayendo físicamente, apareció una capacidad de resistencia con ciertos tonos de épica bien fundamentados en la firmeza de la grada y su habitual empuje. Cuando de nuevo Torrelavega buscaba marcharse por tres goles, sin mucha fluidez ofensiva ni claridad para meter balones cercanos, Balonmano Nava se convirtió en un equipo de bombarderos. Comenzaron a buscar con determinación lanzamientos desde los nueve metros, copiando a Horiha. Y al ucraniano se le sumó Prokop, Smetanka; continuó el acierto de Moyano y apareció de cara a la portería contraria Rodrigo Pérez Arce. Con esa fuerza de voluntad, se llegaba a los minutos finales otra vez con la igualdad en el marcador y la sensación en el rival de que cuanta más cuerda tenía en su mano, más vida tenían los que tiraban de enfrente.
Hubo otro momento, entrando en los cuatro minutos finales, en el que el Viveros Herol tuvo la balanza de su lado. Con el marcador 25-24, Patotski detuvo un lanzamiento de 7 metros y Horiha, a renglón seguido, ponía dos goles de diferencia. Zupo pediría tiempo muerto para intentar que su equipo jugara con cabeza, pero llegaría la exclusión de Moyano y el lance de D´Antino que pudo decidir el partido. Un empate que pudo ser más, también menos y que cobrará relevancia en la medida en que Balonmano Nava gane el miércoles en su casa a Puente Genil.
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