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Sergio Perela
Segovia
Miércoles, 11 de noviembre 2020
Todo era frío en un pabellón ruidoso como el de Nava de la Asunción a última hora de la primera tarde de partidos sin público. Hasta la megafonía, atronadora por momentos, parecía fuera de lugar, como si el silencio y el único sonido de ... los gritos de los jugadores y el balón despegándose de sus dedos debieran dominarlo todo. Pero todo eso sólo parecía importar a los escasos observadores, porque a los protagonistas bien poco les condicionó. Sobre todo en el inicio.
Ambos equipos salieron al parqué con furia. Cada ataque quería o parecía ser el definitivo y terminaba en gol. Los dos porteros parecían meros invitados y las defensas, esforzadas, se antojaban inútiles ante el empuje. Incarlopsa movía poco y percutía con acierto por medio, mientras que Nava se lanzaba, buscaba los laterales y terminaba resolviendo por medio también, con un inspiradísimo motor como Jorge Silva. Esa locura inicial dejó paso a una serie de buenas defensas, rocosas, del Viveros Herol. Acompañadas de un creciente acierto ofensivo, aunque casi siempre por el centro, lograron tomar una distancia de dos goles que no duró demasiado. Porque según transcurrían los minutos, el sudor traía la serenidad y ahí los extremos y los pívots conquenses sacaron partido. Un rédito de ataque refrendado por uno o dos puntos más en la fricción defensiva y una serie de buenas intervenciones de Samuel Ibáñez. Incarlopsa se convirtió en una pared dificultando que Nava encontrase a Darío en buenas posiciones, cerrando más las esquinas y cargando la responsabilidad ofensiva sobre Silva y Simenas.
El ritmo de partido había sido tan alto por momentos que, aunque la semana de parón por compromisos de selecciones había ayudado a recuperar físico en la plantilla, las rotaciones llegaron hasta la portería, donde Patotski comenzaba y mediada la primera parte entraba Lamariano. El descanso dejaba todo aplazado para la segunda parte con los naveros por debajo en el marcador, pero tan sólo por un tanto, 15-16.
En el inicio de la segunda mitad, los locales se vieron con Filipe Mota fuera dos minutos y, cuando parecía que se le ofrecía la posibilidad a Incarlopsa para abrir hueco, los conquenses se quedaron con cinco sobre la cancha en dos acciones de dos minutos consecutivas. Es cierto que no sirvió para que el Viveros Herol recortase, pero al menos sí mantuvo el marcador estrecho, aunque el esfuerzo se adivinaba titánico porque había empezado a aparecer la calidad de Doldan sobre la cancha.
De hecho, ya con igualdad en cancha, Incarlopsa empezó a encontrar de verdad a Doldan y los destrozos de este en la zona de pívot lanzaron a su equipo hacia una máxima ventaja de cuatro goles con 19 minutos por disputarse. Diego Dorado ampliaba rotación incorporando a Villagrán y Moyano para mantener sin anotar a sus rivales durante casi cuatro minutos. A pesar de la lucha, el acierto de los conquenses, encontrando huecos en ataque con paciencia, y el enorme trabajo bajo palos de Samuel, secaron a los locales. La oportunidad de resarcirse llega rápido, ya que este mes Viveros Herol tiene un calendario cargado con dos partidos por semana. El domingo por la mañana vuelve a jugar en Granollers.
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