El Nava emerge con un gran Darío
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Los segovianos ganan en casa tres meses después ante un rival directo por la salvación y el pivote anota sus siete tirosTres meses después, hubo final feliz en Nava de la Asunción. Tras un otoño de dulce, siempre por encima de las expectativas, a los segovianos, que no ganaban en casa desde el 2 de noviembre al Sinfín, les tocó ayer ponerse el mono de trabajo ... para su primera final por la salvación. Lo que se supone que debe hacer un recién ascendido, aunque durante meses no lo haya parecido. Pese a los nervios del envite y esa sensación de estar perdonando más de la cuenta, sorteó la papeleta el cuadro segoviano, que supera a su rival en la tabla –igualados a puntos, pero con el average a su favor– y mantiene tres puntos de colchón con el descenso tras otro triunfo del Huesca.
Viveros Herol BM Nava
Paco Bernabéu, Miguel Baptista (3), Álvaro Rodrigues, Agus Casado (6), Bruno Vírseda, Darío Ajo Villarraso (7), Nicola D'Antino (6), Carlos Villagrán (1), Rodrigo Pérez Arce (1), Andrés Alonso, Yeray Laamriano, Adrián Rosales (1) y Oleg Kisselev (3).
28
-
23
Puerto Sagunto
Jaka Spiljak (1), Miravalle, Querín (1), Dorado (1), David Bruixola, Camacho (3), Guillermo Corzo (5), Íñigo Celorrio, Antonio Alegre (3), Óscar García (4) y Alexandro Pozzer (5).
PARCIALES CADA CINCO MINUTOS. 2-1, 5-4, 7-7, 9-10, 13-11, 14-12 (descanso), 17-13, 20-15, 22-18, 24-21, 24-22 y 28-23.
El Nava cimentó su buena salida en una gran circulación de balón y la comunicación entre Carlos Villagrán y Darío Ajo. Llegaron dos goles rápidos del pivote, el segundo cazando con un mérito enorme la asistencia en una posición desequilibrada y logrando ajusticiar a Bruixola. Un par de paradas de Yeray invitaron a los locales a abrir la primera brecha en el marcador, pero Paco Bernabéu no estuvo acertado. El extremo falló el primer tiro de siete metros del encuentro con un tiro de vaselina que se estrelló en el larguero y, poco después, estrellaría contra el poste otro tiro arqueado.
El cuadro valenciano no tardó en entrar en calor. Cuando Bruixola, con ese cabello grisáceo de la experiencia, detiene el balón, las camisetas verdes buscan a su tren de mercancías. Y cuando Corzo puede maniobrar en transición, es muy difícil contenerle. Entre sus tiros lejanos , las llegadas de Pozzer y las transiciones de Camacho por el extremo, el Sagunto logró sus primeras ventajas. Dominó por primera vez el electrónico tras un latigazo de Querín y llegó a anotar siete goles en diez minutos.
El Nava no lograba aprovechar las exclusiones del Sagunto, pero se sostuvo con un versatilidad ofensiva. El Sagunto, cansado –bien por su escaso fondo de armario o por la falta de variantes a un ataque demasiado dependiente del imponente Corzo–, sufrió para llegar con vida al descanso. Encajó un parcial de 4-0 y el Nava le tuvo contra las cuerdas. Le podría haber noqueado de haber anotado Nico una transición propicia tras uno de esos pases de 'quarterback' de fútbol americano de Yeray.
Vivo, el Sagunto puso fin a su sequía con un tanto de Corzo que desató la polémica. La mesa se lo anotó en un principio al Nava. Segundos después, se lo puso al Sagunto, pero no se lo restó al marcador local. No tardó en montar en cólera el banquillo visitante. Tras el precedente de Cangas –la mesa sumó un gol más a los locales y el Guadalajara ha reclamado formalmente– bromas las justas. Volvió a pecar de inocente el Nava al agotar la última posesión; no lo hizo y permitió un tiro de Pozzer que Yeray, salvador, negó. Al descanso, 14-12.
No tardó el Nava en lograr que el marcador hiciera justicia a sus méritos. La línea defensiva de los segovianos interrumpió el tempo del Sagunto, demasiado encorsetado en espacios cortos. Un par de paradas de Yeray y dos buenas circulaciones ofensivas –una culminada por Darío en seis metros y otra por Nico desde el extremo– hicieron el resto. Además, el Nava supo sortear con un marcador favorable la exclusión de Andrés Alonso. En cinco minutos, parcial de 4-1 y precipitado tiempo muerto de los valencianos, que ya se veían cinco abajo y con las alarmas encendidas.
Tras abrir gas, le quedaba al Nava el reto de administrar la ventaja. Lo hizo con riesgo de paliar una exclusión vaciando la portería. La estadística da la razón y el Nava volvió a esquivar la tormenta. La culpa la tuvo otro gol de Nico tras zambullirse en el área y una parada de Yeray, con la puntera, a un tiro de siete metros del gigante Corzo.
El técnico del Nava, Dani Gordo, puso en valor la victoria. «Los partidos de casa se van a convertir en finales y para nosotros van a ser innegociables. Esta afición se merece que el equipo siga en Asobal, porque no la hay en otro lugar de España. Ha sido un partido para sacar un poco de pecho y la cabeza». Dio especial mérito al partido «extraordinario» de Darío y lamentó las tres exclusiones a Rodrigues. «Yo a las chavales les exijo muchísimo, pero cuando me tocan lo mío, lo defiendo a muerte. Estaba destrozado, casi no disfruta de la victoria». Y recalcó el paso del decimocuarto puesto al noveno. «Ganas dos partidos, te metes ahí arriba y respiras».
El técnico del Sagunto, Vicent Nogués, fijó la salvación en 20 puntos. «No hemos estado al nivel. Los de nuestra liga tenemos tres o cuatro partidos ganables. El que lo consiga, se llevará el gato al agua. Y el Huesca bajará en algún momento de la nube en la que está o terminará séptimo».
Los segovianos celebraron el regreso en plenas facultades de Darío Ajo. Pocos pivotes se mueven tan bien en seis metros, con un gran juego de pies, y tienen tan buen acierto en la cara a portería (anotó sus siete tiros). La suya es la prueba de que el producto autóctono de Nava de la Asunción tiene su hueco en el máximo escaparate del balonmano español.
Sagunto, animado por una ruidosa afición que contrarrestaba los ataques naveros con unas bocinas omnipresentes, no se rindió. Ante el pulso, Casado entró al fin en acción y anotó tres goles seguidos: en estático, siete metros y al contragolpe. Y Yeray, como un depósito a plazo fijo, aseguraba siempre unos mínimos rendimientos en la portería.
Por mucho que se entorpezca un ataque, siempre está Darío para forzar un penalti. Pero el Nava no da con la fórmula para canjearlos. Casado falló uno de esos tiros en el tramo final que habrían asegurado el penúltimo clavo en el ataúd visitante. Así, con dos goles de ventaja, Gordo pidió tiempo muerto para dibujar un ataque clave a cinco minutos del final que culminó Rosales con un tiro desde nueve metros. Segundos después, Yeray negaba un tiro franco a seis metros. Así, el vasco se vestía de enterrador y aseguraba una victoria de un valor incalculable.
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