El Nava duró cuarenta minutos

El encuentro entre dos viejos conocidos deparó una puesta de largo con muchos nervios y demasiadas imprecisiones por parte de todos los protagonistas. Todos excepto Patotski. El meta bielorruso volvió a escoger a su antiguo equipo como víctima propicia para firmar otra actuación portentosa. Más allá de los datos (rozó el 40% de acierto en el primer acto) sus intervenciones levantaron los aplausos de la animosa afición que se desplazó desde Nava de la Asunción. En el lado opuesto, con la falta de fluidez en la circulación del balón por parte del ataque visitante llegaron las primeras opciones leonesas para tomar la delantera tras un gol de Santista desde los seis metros. (2-1, min. 9).

Pese a ello, no se arrugó el cuadro navero, espoleado por los milagros desde la portería. El plantel de Zupo Equisoaín acudió presto a la cita para convertir el parqué en un patio de colegio y entrar en una breve fase donde los ataques se impusieron a las defensas. Rebasado el ecuador de la primera mitad, se encargó Filipe Mota de sellar la primera ventaja en el marcador tras una espectacular rosca por el eje (7-8, min 21). Desde ahí hasta el paso por los vestuarios el intercambio de golpes y goles siguió siendo la nota dominante de un enfrentamiento a cara de perro. Manolo Cadenas trató de revitalizar a los suyos con muchas permutas para apurar el estático y un ritmo muy alto frente a un Balonmano Nava con el fondo de armario muy reducido. Sin embargo, las miradas de los aficionados se escaparon con demasiada frecuencia a las dos porterías bajo las que Bomastar y Patotski brillaron con luz propia, también con las maderas como aliadas.

En mitad de una batalla durísima hubo tiempo, incluso, para algún adorno, como el recurso del pase atrás entre las piernas de Carlos Villagrán para habilitar el lanzamiento de Gonzalo Carró. El tanto del jugador coruñés permitió mantener la mínima ventaja que se conservó hasta el tiempo de asueto.

Ya de vuelta a la acción, Smetanka inauguró la cuenta de un equipo que jaleó cada logro defensivo. Una muestra del nivel de conexión e implicación por parte de unos jugadores decididos a asaltar el fortín leonés. Sin embargo, las huestes blancas encontraron un héroe inesperado. La irrupción desde el banquillo del meta griego Papantonopoulos dio oxígeno a los efectivos maristas, quienes recuperaron la superioridad en el tanteador gracias a una contra de Jaime Fernández (16-15, min. 37). En todo caso, la igualdad siguió siendo la nota olfativa dominante en el Palacio Municipal de los Deportes de León hasta que Milosavljevic destrozó las redes con una finta por el lado débil de la defensa navera. De inmediato, Zupo Equisoain mandó parar el cronómetro bajo amenaza de bola de quiebre en el momento decisivo y, sobre todo, ante los primeros síntomas de desgaste en sus efectivos.

Demasiado tarde, en todo caso, porque el Ademar de León se encomendó a su apóstol griego en la portería y decidió mostrar su mejor cara en ataque. La imagen de un equipo dinámico, con las ideas claras, intenso en las percusiones y atrevido en la circulación del balón. Una versión que los muchachos de Manolo Cadenas solo han esbozado en algún rato suelto durante esta temporada pero que les hace ser un adversario temible. Ante eso, poco pudo hacer un Balonmano Nava que se deshizo fruto de un parcial 6-0 que dejó el choque visto para sentencia. El resto fue un lento padecer de un equipo exhausto con la mente puesta en la ducha ante un Ademar muy necesitado de reivindicarse ante su parroquia con una victoria como la de ayer.

«Lo hemos pagado»

El entrenador del Nava, Zupo Equisoain, mostró su decepción por el resultado pese a la buena imagen dejada por los suyos durante buena parte del choque. «En los últimos 20 minutos hemos pagado el esfuerzo hecho durante los 40 minutos iniciales», confesó. Cuestionado por la actuación de dupla evitó entra en polémicas: «No voy a hablar de los árbitros porque todo el mundo ha visto lo que ha pasado, pero no es de recibo que repita la misma pareja arbitral del partido de ida». Por su parte, el veterano entrenador leonés puso el foco, como factor decisivo, «en la falta de efectivos» de un Balonmano Nava que «ha notado mucho la ausencia de sus laterales, sobre todo de Prokop».