El Nava consigue en Benidorm su primera victoria a domiclio (21-23)

El conjunto segoviano cuajó un excelente encuentro, liderado en la portería una semana más por Yeray Lamariano, quien llegó a desquiciar con sus paradas a los lanzadores del Benidorm. Con esta victoria, el Nava da un importante salto en la clasificación –sexto con 10 puntos, por delante de Valladolid, Sinfín, Guadalajara o Granollers, ahí es nada– se aleja de la zona de peligro y se confirma como la gran revelación.

El equipo que dirige Dani Gordo cimentó su triunfo en una notable puesta en escena. El arranque de partido del conjunto segoviano ya fue toda una declaración de intenciones de lo que iba a suceder. Tras un intercambio de goles en los primeros minutos, el Nava levantó una muralla defensiva que devoró al pivote local. Además, las paradas de Yeray, que llegó a rondar el 50% de acierto en la primera mitad, dieron al Nava las primeras ventajas en el marcador. Agus Casado asumió el rol de anotador para que su equipo comenzara a hacer camino (3-5). Fernando Latorre, técnico del Benidorm, comenzó a mover sus piezas ante sus problemas ofensivos.

El cubano Pabán se convirtió en la única amenaza efectiva para el Nava, al que Yeray mantenía con relativa tranquilidad en el marcador. El bloque segoviano logró aumentar su ventaja (6-9) tras varias acciones de Darío desde el pivote. Sin embargo, varias pérdidas en ataque dieron vida al Benidorm, que logró equilibrar de nuevo el marcador (9-9) con un par de tantos de Nolasco y la aportación incansable de Pabán.

El encuentro entro en la recta final del primer periodo en una fase de máximo equilibrio, pero el Viveros Herol Nava supo aprovechar un par de errores de su rival y, sobre todo, las exclusiones, para recuperar el mando del encuentro y retirarse al descanso con una ventaja de dos tantos (9-11).

El duelo no cambió de rumbo en los primeros minutos de la segunda parte, en los que el Nava, a pesar de la presencia en pista de la segunda unidad, mantuvo el control del juego ante un Benidorm algo más agresivo en defensa. El cuadro locatario encontró en el argentino Lewis Parker el antídoto para superar a la defensa segoviana.

El lateral encadenó dos acciones consecutivas para igualar el marcador (12-12), pero solo fue un espejismo, porque Edu Fernández apareció en el momento clave para devolver a su equipo la confianza y sembrar dudas en la defensa local (12-14). Por momentos, Rodrigues y Kisselev devoraron a los pivotes anfitriones, aunque el BM Benidorm demostró ser un equipo con recursos y calidad. Bastaron un par de acciones de Simonet y Pabán para volver a establecer el equilibrio (16-16, min. 41).

En el ecuador del segundo acto, el colectivo visitante tuvo de nuevo la ocasión de dinamitar el partido, pero varios lanzamientos a los postes dieron vida al Benidorm, mucho más anárquico en su juego y colgado únicamente del talento individual de sus jugadores.

Un gol de Folques, a falta de 13 minutos para el final, le dio al Benidorm su última ventaja en el partido (18-17). El tanto espoleó al Viveros Herol Nava, que sacó el orgullo y encadenó varias acciones de mérito, entre ellas dos de Bernabéu desde el extremo, para recuperar la ventaja (18-19).

La expulsión de Rodrigues por una presunta agresión a Parker enrareció el partido, del que ya se había ido el pivote local Oliver por tres exclusiones. Con ventaja mínima (19-20), el Nava encaró el final del partido con una frialdad impropia de un recién ascendidoa la Asobal.

Edu Fernández, bajo una enorme presión ambiental, supo resolver un ataque al borde del pasivo y Yeray, con una gran parada a lanzamiento de rosca de Simonet, pareció ponerle el lazo al partido. Pero el conjunto de Gordo aún tuvo que sufrir y jugarse el duelo en los últimos ataques, bien resueltos por Carlos Villagrán y Darío.

El Benidorm, impotente, entró en combustión y perdió a Simonet, excluido, y a su entrenador, desquiciado con los árbitros, y el último minuto fue por fin plácido para el equipo segoviano, que por fin logró la victoria a domicilio. Un triunfo, tres empates y solo dos derrotas en seis partidos fuera. Ahí es nada.