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Edu Fernández para el balón en un momento del partido. Antonio Tanarro

El Nava claudica ante el Bidasoa en un recital de Xoan Ledo (18-27)

BALONMANO ·

El meta del conjunto vasco, con un 51% de paradas, no da opción a los naveros, que suman su tercera derrota seguida

Luis Javier González

Nava de la Asunción

Sábado, 7 de diciembre 2019, 14:51

El calendario ha puesto en cuarentena el cuento de hadas del Viveros Herol Nava. Tres derrotas en ocho días han recordado a los segovianos, que despidieron noviembre en sexto lugar con 10 puntos, la dureza de debutar en la máxima categoría del balonmano español. Bidasoa ... Irún cumplió el pronóstico en su regreso a Nava de la Asunción, tres años después de aquel partido suspendido por la condensación del viejo pabellón, con un Xoan Ledo inconmensurable en la portería: un 51% de paradas, 17 de 33. Y el Nava despedirá el miércoles la primera vuelta con un duelo directo en Huesca.

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Viveros Herol BM Nava

Miguel Baptista (1), Eduardo Fernández, Álvaro Rodrigues, Agustín Casado (1), Bruno Vírseda, Darío Ajo Villarraso (4), Nicola D'Antino (5), Carlos Villagrán (2), Rodrigo Pérez Arce (3), Darío Ajo Martín, Andrés Alonso , Antonio Llopis, Yeray Lamariano, Adrián Rosales (2) y Oleg Kissilev.

18

-

27

Bidasoa Irún

Iñaki Cavero (1), Milos Orbovic, Alexander Crowley (2), Mikel Zabala (4), Kauldi Odriozola (4), Iker Serrano (3), Xoan Manuel Ledo, Esteban Salinas (2), Sergio de la Salud (1), Leo Renaud (2), Rodrigo Salinas (2), Joan Azkue (3), Thomas Tesoriere (1), Francisco Da Silva y Rudy Seri (2).

  • Parciales cada cinco minutos. 1-3, 2-4, 3-6, 4-8, 7-11, 10-14 (descanso), 10-15, 11-17, 12-19, 15-22, 17-25 y 18-27.

El madrugador horario no disuadió a la afición del Bidasoa, que generó un ambiente de hermanamiento refrendado por sus jugadores, que cumplieron con la hilera de saludo al público. Las decenas de aficionados guipuzcoanos y el público navero permanecieron en silencio durante el primer minuto como protesta por el horario, las 11 de la mañana. Al minuto, regresó el estruendo, macerado por las bocinas de la hinchada del Bidasoa.

Los visitantes no dieron opción desde las primeras páginas y convirtieron en gol sus tres primeros ataques. No habían transcurrido siquiera tres minutos y Rodrigo Salinas ya sumaba dos dianas en lanzamientos que había rozado sin éxito Yeray. Dani Gordo, obligado a administrar sus efectivos en una semana con tres partidos, apostó de salida por Llopis o Edu Fernández. Fue Rodrigo Pérez Arce el encargado de marcar la diferencia, pero la tarea era hercúlea. Y el protagonista llevaba camiseta verde.

Xoan Ledo dio una lección magistral en la portería en unos 20 minutos apoteósicos. El meta del Bidasoa se erigía en una figura granítica con intervenciones de todo tipo. Aprovechaba el buen trabajo de su línea, colgaba el teléfono cuando recibía un bis a bis a seis metros y controlaba los tiempos del contragolpe. Tenía un punto de justicia poética que la madera premiara su trabajo. No tuvo suerte el Nava, que se encontró con dos lanzamientos consecutivos escupidos por el larguero. Tras el segundo, en una contra de Rodrigo Pérez Arce, Dani Gordo pidió tiempo muerto (2-5).

Xoan establecía un diálogo permanente con una hinchada que coreaba sus intervenciones; cuando sus compañeros ya tejían su siguiente ataque en campo navero, él apretaba los puños. Gracias a ello, no necesitó el Bidasoa de una gran versión de su ataque para hacer camino. Lo intentaría Edu con un brillante lanzamiento de cadera, pero el portero se lanzó raudo al suelo. El rechace fue para los locales, pero segundos después, con Bruno saboreando el gol en el extremo, el meta volvía agigantarse. Nada. Imposible. Gordo gastó el tiempo muerto extra en el minuto 20 de juego con su equipo cinco abajo (4-9). Xoan había permitido cuatro goles en 20 minutos.

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En una primera parte sin exclusiones no faltaban las pérdidas, pero una cosa es recuperar el balón y otra rentabilizarlo. El Nava pagó su fragilidad en algún repliegue mejorable mientras el Bidasoa ejecutaba un balance defensivo de libro. La primera contra exitosa de los locales no llegaría hasta la cabalgada de Carlos Villagrán en el minuto 23. El capitán lideró el intento del Nava por volver al partido, con un Nico D'Antino infalible desde los siete metros y dos buenos tiros lejanos de Adrián Rosales.

Cuando un equipo de la zona alta coge una ventaja razonable cuesta auténticos horrores arrebatársela. El Bidasoa, que hace apenas tres años compartía discurrir con los segovianos en División de Honor Plata, tiene un enorme pedigrí. Los vascos supieron digerir sin taquicardias un par de parciales de 2-0 del Nava con una circulación que desembocaba en tiros cómodos desde el extremo. Y Yeray, que tuvo que esperar hasta el minuto 10 para celebrar su primera parada, no tenía opción ante ejecutores tan calculadores.

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Dadas las circunstancias, la renta al descanso (10-14) era todo un ochomil. La expedición de la remontada recaía en Yeray. Y pareció animar al público parando un tiro de siete metros a Crowley, pero en el otro lado de la cancha seguía cayendo un aluvión. Así, dos contras culminadas por Iker Serrano y Odriozola impedían cualquier amago de reacción.

El ataque navero se enfrentaba a dos realidades complementarias. Primero, la obra renacentista que estaba firmando Xoan, que no permitió el primer tanto navero del segundo tiempo hasta el octavo minuto y seguía apretando el puño más veces de las que se veía forzado a sacar el balón de su portería. La otra, una férrea línea de Bidasoa que dificultaba la circulación. Ya sea por demérito propio o por mérito ajeno, la cascada de balones perdidos era una losa para los locales. Y Yeray, que veía entrar llorando en su marco un tiro que le había adivinado al fornido Rudy Seri, no tenía suerte. Cuando Gordo gastó su último tiempo muerto, aún con 20 minutos por jugar, la crudeza del marcador hablaba por sí sola (11-18).

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Con todo, al Nava se le presume un espíritu combativo hasta el desenlace, por muy escrito que esté. Y lo hizo, pero Bidasoa ya tenía sus deberes hechos. Los vascos, con una amplia rotación, son un compendio de relevos que no baja el nivel. La estrella estaba en la portería. Ahí estaba Xoan, lanzándose para frustrar un tiro a quemarropa de Darío desde seis metros. Tocó lo justo el balón para desviarlo contra el palo y volvió a apretar el puño desde el parqué. Nava, que soñaba con la hazaña, se estrelló contra un villano a la altura de Marvel.

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