Joaquín Manzano-ADG
Huesca
Sábado, 27 de noviembre 2021, 22:54
El Balonmano Nava Viveros Herol ha cosechado este sábado su segundo empate consecutivo, en este caso con sabor agridulce y en la cancha del Bada Huesca, que hizo de la necesidad una virtud (28-28). El enfrentamiento deparó un pulso de máxima intensidad y ... emoción, con un inicio impregnado de aroma local frente a un plantel segoviano que fue de menos a más para terminar firmando las tablas ante un oponente que, pese a estar cuajando una notable temporada, acudió a la cita muy mermado de efectivos. Unas ausencias que no se notaron en el inicio arrollador de los muchachos dirigidos por José Nolasco.
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Los buenos movimientos en el ataque estático y las paradas de Arguillas fueron los primeros síntomas de que la noche en Huesca se presentaba gris para los jugadores que entrena Zupo Equisoain. El parcial 4-0 firmado por el siete oscense, con Hackbarth anotando tres tantos consecutivos pese a venir de estar varios días en reposo por una infección de garganta, encendió las alarmas en el banquillo navero. El versátil extremo brasileño sacó su látigo castigando los desajustes defensivos de los segovianos, que empezaron a entrar en juego hasta bien entrado el segundo parcial (4-2, min. 8).
A partir de ahí, los naveros quisieron mejorar la circulación del balón en ataque. Equisoain mandó parar muy pronto el cronómetro. No le gustó la puesta de largo de sus pupilos, más acostumbrados a actuaciones llenas de solidez e intensidad, dos atributos que en la tarde de este sábado echó en falta. Causó reacción inmediata un tiempo muerto.
La formación de Nava de la Asunción mejoró sus prestaciones con una representación coral en la parcela ofensiva y muchos problemas a la hora de echar el candado sobre la meta de Patotski. No estuvo acertado el gigante bielorruso y tampoco recibió la ayuda necesaria por parte de sus compañeros. Solo rebasado el ecuador de la primera mitad ganó en contundencia la propuesta defensiva de los de Zupo Equisoain. Además, el equipo comenzó a lanzar peligrosas contras que activaron a Rodrigo Pérez Arce y Filipe Mota, más incómodos a la hora de desequilibrar en estático.
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También encontraron los dos centrales una autovía libre de peaje con destino a Tsanaxidis, muy activo y dominante en su área de influencia. A la fiesta se sumó Prokop, poco participativo hasta el momento. Entró el duelo en una fase de correcalles durante la última recta antes del paso por vestuarios. Lo hizo con muchos nervios y algún desajuste en unas orquestas muy afinadas hasta ese momento (15-13).
En la segunda mitad, el entrenador del Nava mandó pisar el acelerador en ataque y endurecer la defensa, lo que unido a la buena toma de decisiones ejecutada por el joven lateral eslovaco se convirtió en un cóctel perfecto. Se hizo esperar, sin embargo, el ansiado momento de culminar la remontada. Lo logró Prokop con un latigazo durísimo desde muy lejos que sorprendió a la portería anfitriona. Se acumularon los minutos de fatiga para Arguillas, quien vio como el castillo de naipes construido por Nolasco empezó a dar sensación real de tambalearse (18-19, min. 38).
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Pese a ello, el Bada Huesca siguió a lo suyo, en especial Hackbarth. El carioca fue un martillo pilón que provocó innumerables dolores de cabeza a la tela de araña diseñada por Zupo Equisoain. Tampoco ayudó la nula permisividad con la arbitraron la pareja de árbitros andaluces, muy severos con los contactos de la primera línea navera. Una rigurosidad que a la postre fue decisiva en la última acción del encuentro.
Pero antes de eso, el equipo oscense volvió a poner tierra de por medio con dos goles de diferencia que pudieron ser tres de no mediar una parada monumental de Patotski, siempre brillante en los momentos candentes (24-22, min. 50).
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La pizarra del Balonmano Nava volvió a recurrir a la guerra de guerrillas y entró en un intercambio de golpes que ganaron por centímetros los segovianos. Después de varios ataques en los que se buscó de forma constante la actividad en los extremos, el envite enfiló los minutos de la verdad. Los dos tantos de ventaja que llevaban los locales (28-26, min. 59) pesaron como una losa para un Huesca que administró muy mal su patrimonio. Prueba de ello fue el error infantil de Benites por retrasar un golpe franco permitiendo a D'Antino firmar su cuarto gol de penalti sin fallo y sumar de esa forma un punto que, durante buena parte del combate, se dio por perdido por parte de los jugadores de Nava de la Asunción.
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