No hubo milagro pero sí mejoría
balonmano ·
Balonmano Nava no pudo quebrar la diferencia de nueve goles con Ademar, pero sí ganar con un buen partidobalonmano ·
Balonmano Nava no pudo quebrar la diferencia de nueve goles con Ademar, pero sí ganar con un buen partidoEl pase a la final a ocho de Antequera era poco menos que una utopía con nueve goles por medio. Sin embargo, Balonmano Nava se santiguó fuerte y convirtió en dogma de fe al menos el ganar el partido, que es lo que les había ... pedido en la previa Zupo Equisoain. Ni siquiera eso iba a estar fácil.
Publicidad
Viveros Herol Nava
Patotski, Rosales (2), Rodrigo Pérez (7), Moyano (1), Carró, Vujovic (1), D´Antino (2); Filipe Mota (2), Tsanaxidis (1), Pleh, Smetanka (5), Óscar Marugán, Bernabéu (3), Villagrán (3), Germán Ajo y Vega.
27
-
23
Ademar León
Papantonopoulos, Virbauskas (1), Jaime Fernández (3), Semedo, Milosavljevic (2), Santista (3), Antonio Martínez (2); Kim (1), Casqueiro (2), Boskos (5), Jozinovic (2), Liapis (2), Bomastar y Víctor Fernández.
PARCIALES: 1-1; 4-3; 7-6; 8-7; 11-8; 12-12; 14-15; 16-16; 19-18; 22-21; 24-23; 27-23.
ÁRBITROS: Rafael Alberto García y Alberto Rodríguez. Amonestaron a Rodrigo Pérez por parte de Balonmano Nava y expulsó a Manolo Cadenas por Ademar en el minuto 27 de la segunda parte.
Había que comenzar desde la dureza defensiva, construir la remontada por los cimientos. Lo que ocurre es que los pupilos de Manolo Cadenas también estaban por esa labor. Habían llegado a Nava sabedores de que el resultado de la ida las tenía que dar el pase, pero no salieron a la cancha en pijama y gorro de dormir. No. Lo hicieron con el mono de trabajo bien ajustado. Además, se volvieron a encontrar un ataque segoviano algo plano. Brioso, corajudo, pero con las ideas gastadas y sin una gran capacidad de creatividad a la hora de superar la primera línea. Rodrigo, desde el medio, entre esas grietas que parece que solo él ve, lideraba el ataque. A los extremos apenas se les encontraba.
Por el otro lado, la pesadilla era el pivote brasileño Santista. Corpulento, agresivo y duro, recibía con cierta limpieza y siempre que se daba la vuelta sacaba algo. Podía ser un golpe franco o uno de los cuatro lanzamientos de siete metros que recibió Nava en la primera parte. Porque los árbitros, ante dos defensas parejas en agresividad, quizá estuvieron algo más escrupulosos en el área de Patotski. Además, al buen hacer deportivo Santista añade un afán provocador innato. Marca, grita con mirada a la grada. Le obstaculizan, aumenta el efecto con aspavientos y nuevos gritos. En sus provocaciones cayó el público y, lo que es peor, cayó en ocasiones el equipo.
El único momento de la primera parte en que se pudo despegar Nava un poco más, dos goles apenas, fue cuando Patotski equilibró el nivel de paradas con Papantonopoulos. Porque el griego de 20 años apenas cumplió con creces su papel de último bastión. En un plano de por sí ataque segoviano, él detenía hasta la saciedad y de cualquier manera mientras en la otra portería ese modo no se había activado. Mediada la primera parte el famoso apodo de 'pulpo' de Patotski tuvo un porqué y ayudó a ese amago de estirada. El bielorruso terminó con nueve paradas por nueve también del portero griego. Un duelo precioso que estabilizó otra vez todo.
Publicidad
De esta forma, aunque al buen hacer de Rodrigo se sumó en cuanto entró en cancha Smetanka, se llegó al descanso con empate a 12 tantos. Nava necesitaba más de Moyano, de Filipe Mota, de Rosales y quizá sobre todo de los extremos como Vujovic o D´Antino, que se marcharon al descanso con únicamente dos tantos del italiano.
La segunda parte se esperaba en la grada igual y, por supuesto, con una salida potente de Balonmano Nava, porque los nueve goles seguían estando ahí. La remontada ni se mentaba, pero de alguna forma había que dar sensaciones, buscar al rival e imponer el ritmo. A ser posible, alto. Y resulta que en medio de esa idea, aparecen de nuevo las pérdidas, las entregas en mano al rival para que pueda lanzar contras relativamente cómodas. Y lo que debía haber sido un acoso y derribo se convierte en un pequeño correcalles que para nada favorece los objetivos de los locales. Se resolvió, porque el equipo enseguida encontró la avería y la reparó lo más rápido que pudo. Pero se perdieron unos minutos que podían haber sido preciosos para llevar el encuentro hacia otros derroteros.
Publicidad
Otra cuestión que podría haber hecho que el gallo cantara de otra forma fueron, de nuevo, las superioridades. Con los árbitros muy incisivos sobre ciertas acciones, en un momento determinado hacia el final de la primera parte el Viveros Herol tuvo una ocasión pintiparada para haber cogido una renta interesante de tres, cuatro o cinco goles. A Ademar se le acumularon dos exclusiones, pero el ataque volvió a fallar y la caza mayor se escapó para no volver, dado que la segunda mitad se endureció en ciertos aspectos, pero no se volvieron a dar ocasiones tan claras como esas de abrir brecha.
Así que, de nuevo con igualdad plena, se alcanzaban los últimos quince minutos. Quizá con la sensación de que ya solo cabía pensar en ganar el partido, a los naveros se les vio mejor. La contribución de Filipe Mota y de Smetanka, con mayor efectividad en los lanzamientos desde seis metros, creció. Los de Smetanka con una variedad y una calidad propias de un jugador fuera de serie. Subió también la aportación de jugadores como Bernabéu y todo eso se sumó a que Papantonopoulos parecía haber perdido el duende de la primera mitad y ya no estaba oliendo con tanta frescura las bolas que iban a la portería. Por eso Manolo Cadenas decidió cambiar también ahí, porque posiblemente gracias a que el tiempo y la distancia en goles favorecía mucho los intereses de los leoneses, los suyos se empezaban a relajar hasta demasiado. Mejor ataque navero, mejor selección de tiro, peor defensa rival y menos agresiva. Por eso la grieta se fue ensanchando.
Publicidad
Con lo cual, y tirando ya casi de moraleja, llegando a la recta final todos estaban más o menos satisfechos. Zupo, porque la eliminatoria se había perdido en la ida y en esta vuelta se había encontrado detalles bastante mejorados: un equipo de nuevo duro en defensa, decidido y competitivo, aunque la baja de Prokop es lo que es, clave y decisiva. Una defensa firme de nuevo que dejó a un gran equipo en 23 goles, un dato que gana partidos. Un portero que contribuyó y mucho, porque Patotski sí continuó parando en la segunda mitad, incluso en los mejores momentos de Ademar. Y los visitantes, un resultado que les metía en la final de Antequera, uno de los objetivos de la temporada. Por eso extraña más todavía cómo, a falta de poco menos de tres minutos para el final, Cadenas se enfureció con los árbitros y terminó expulsado en un momento en que los ataques de su equipo ya rozaban el pasivo y nada podía cambiar los hechos de ninguna forma.
Al final, preservando físicamente a los habituales y haciendo debutar a Germán Ajo y a Vega, toca pensar en la «visita al dentista» que supone el Barça.
ZUPO EQUISOAIN
Entrenador BM Nava
MANOLO CADENAS
Entrenador Ademar León
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.