De un tiempo a esta parte, las federaciones se han convertido en meras cajas registradoras que ven a los clubes como oportunidades para engordar sus arcas sin atender más criterios que el económico. Los ven como clientes de los que servirse y no como compañeros ... de viaje a los que servir. Aquel planteamiento romántico en el que prevalecía la estabilidad de la competición y el crecimiento deportivo forma ya parte de los libros de historia, y ha dado paso a un mantra, 'Recauda que algo queda', que se ha instalado en todos los entes federativos, no importa cual sea el deporte.
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Viene al caso por la grotesca eliminatoria que ha protagonizado el Aula este fin de semana en su ansiado debut europeo (79-30 en el cómputo global de ambos partidos), pero podíamos perfectamente confeccionar un listado-sábana con un sinfin de ejemplos que socavan cada fin de semana la capacidad de los clubes para sacar adelante sus temporadas. En ese saco entran todas. Me sirve el baloncesto, que hace dos años sumó un Campeonato de España de clubes de minibasket al que ya había de selecciones territoriales. Me sirve también el fútbol, donde se tendrá que pagar cuando se decida aplazar un partido,... Todo vale por la supervivencia de la gallina de los huevos de oro. Da igual registrar clubes 'fantasma' para asegurarte un puñado de votos en las elecciones que te garanticen el sillón, que exprimir a los clubes como si fueran naranjas con tal de presumir en tu asamblea de crecimiento económico.
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El bochorno que nos ha servido este fin de semana la EHF en Huerta del Rey es un ejemplo más de lo que les importa el deporte a los entes federativos. ¡Una higa!
En caso de duda, prevalece el negocio. Y en este caso que nos ocupa, lo que asomarse a Europa era antes un premio al alcance de muy pocos, a día de hoy basta con un simple ingreso para sacar billete. En ese contexto y bajo ese criterio, los asiduos a Huerta del Rey han debido sufrir con bochorno un simulacro de eliminatoria, segunda con los 32 supervivientes –¡imaginen cómo habrá sido la primera con 64!–, que le ha supuesto al club un desembolso de 30.000 euros... además de una lesión de rodilla de una de sus jugadoras (María Antón).
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Una partida extra que, gracias a la aportación de la Junta de Castilla y León, ha podido sufragar todos los gastos derivados de jugar los dos partidos como local, incluido viaje y estancia de una pareja arbitral ¡procedente de Suecia! y un comisario llegado desde Escocia.
Todo un sinsentido que podría añadir un último capítulo surrealista si es que la tercera eliminatoria, como parece, le deja al Aula otro rival de la Superliga de Kosovo –el que ha pasado por Huerta del Rey en las últimas horas se mantiene invicto esta temporada con 3 de 3–.
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P. D. A todo esto, por cierto, el Caja Rural Aula ganó este domingo el partido de vuelta por 18-40.
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