Ilusión y experiencia para una nueva aventura

Una aventura, ilusión y familia podrían ser las palabras que definan a un nuevo club que acaba de nacer en Palencia, el Balonmano Odisea. Con esa máxima, seis socios fundadores y una larga lista de compañeros de viaje han elaborado un proyecto en el que quieren resaltar el valor de la práctica del balonmano bajo los parámetros del espíritu deportivo.

Entre esos parámetros están la sostenibilidad y la transparencia del proyecto, así como la aportación de cada familia en el mismo. Una actividad que pretende fomentar la igualdad entre todos los participantes, así como una competitividad gradual y equilibrada en la que el fin no justifica los medios, sin olvidar la aportación social del proyecto.

Un club que nace en torno a la figura de una de las caras más conocidas del balonmano en la capital, Ramón Juan, que, tras 23 años entrenando al Palencia Turismo, ha emprendido un nuevo camino para empezar de cero en este nuevo proyecto. «Empecé con diez años a jugar a este deporte con el antiguo Balonmano Palencia y he tenido distintas etapas, entre las que fundé el Balonmano Palencia Femenino», recuerda el entrenador.

Una idea que surgió, como muchas durante la pandemia, a través de las redes sociales de los seis miembros fundadores. «Teníamos claro que el pasado año no se podía practicar deporte y ni siquiera poder juntarnos para practicarlo. Y a partir de ese momento fue cuando empezamos a sopesar volcarnos en esta aventura y decidimos crear el club», recuerda el propio Ramón, que es una apasionado de este deporte y que en los meses más duros de la pandemia decidió junto al resto de compañeros crear esta nueva iniciativa en Palencia.

Todo ello en un ámbito de diálogo positivo y constructivo, en el que todos los miembros suman. «Tenemos mucha ilusión y, sobre todo, tenemos claro lo que somos. Hemos dedicado muchas horas a hablarnos antes de crear el proyecto porque la pandemia nos ha cambiado a todos. Después de 23 años de entrenar a un equipo y un año sin hacerlo, eso te cambia. La idea de crear el club siempre ha estado ahí. Somos un grupo de amigos que coincidimos en una forma de ver la vida y esa forma concuerda con nuestra manera de ver el deporte».

El objetivo de la entidad está claro desde el principio para sus socios fundadores, como explica el propio Ramón Juan. «Queremos ofrecer un club sostenible en lo deportivo, económicamente, pero también en lo social y en lo emocional. Buscamos un club en el que haya implicación. Queremos también colaborar con la ciudad en las iniciativas solidarias que se nos propongan. Por supuesto que queremos ganar, pero no a cualquier precio», señala.

Este nuevo proyecto es para sus socios fundadores una aventura, de ahí el nombre de Odisea, que puede recordar a la épica aventura de Homero. «Esta será una aventura en la que sabemos que nos vamos a encontrar dificultades como se las encontró Ulises, pero también queremos aprender de todas y cada una de ellas, incluso los colores del club (rojo y negro) también tienen mucho que ver con los valores que manejamos», afirma Ramón Juan, que además de experiencia, no puede reprimir la emoción y la ilusión por esta nueva etapa que arranca ahora para él y el resto de compañeros. «La ilusión y la pasión serán mis aportaciones fundamentales. El renovarte y cambiar a partir de ciertas etapas de la vida generan emociones diferentes. El balonmano me encanta, llevo 40 años jugando y entrenando y no me cansa».

Este nuevo club que acaba de echar a andar está abierto a acoger a niñas y niños, chicos y chicas, mujeres y hombres, desde los 3 años y sin limite de edad, con especial atención a la participación e implicación de las familias. «Serán una parte vital de este proyecto. Queremos buscar formas en las que, cada uno en torno a sus posibilidades, tenga más vínculo con el club. Queremos crear una identidad en este deporte. Este proyecto no entiende de género y eso es lo que queremos mostrar».

Un deporte el del balonmano que ha evolucionado mucho desde que Ramón Juan diese sus primeros pasos como jugador y entrenador hasta este 2021, en plena pandemia por coronavirus. No solo han cambiado cosas en el aspecto deportivo, también en el aspecto social. «Recuerdo mis inicios en el Padre Claret entrenando con mucho frío, incluso nevando muchas veces. Esas condiciones han cambiado completamente hoy en día, con los entrenamientos en grandes pabellones que cuentan con todo tipo de adelantos para la práctica del deporte. Ese cambio también va acorde a la sociedad, no sé si es bueno o malo, pero está claro que el deporte ha cambiado. Si algo nos ha enseñado la pandemia a los que acabamos de fundar este club es que las personas somos muy importantes», afirma el socio fundador.

Los palentinos han empezado ya a sentir curiosidad por este nuevo proyecto que acaba de ver la luz. «Nos están preguntado mucho gracias sobre todo a la campaña que hemos lanzado en nuestras redes sociales. Además durante estos últimos días hemos estado visitando colegios y también hemos recibido mucho interés por su parte. Ahora mismo no tenemos claro si vamos a conformar uno o cinco equipos. Eso es algo que se irá viendo a lo largo de las próximas semanas», concluye el experimentado entrenador y ahora socio de esta nueva aventura, que pretende cambiar el balonmano local como se le ha conocido hasta ahora.

Una experiencia en la que se pretende emprender un viaje con varias etapas, creyendo firmemente en la sostenibilidad del proyecto, en la aportación social de las personas que lo van a conformar, la transparencia, el respeto y el diálogo positivo, la igualdad y la participación familiar. Este proyecto ha creado un nuevo club en Palencia con una filosofía diferente en el que la experiencia, pero también la ilusión se abren camino poco a poco.