Lo del apelativo de Guerreras a la selección española de balonmano no se puso a humo de pajas. Ni siquiera por capricho. Es más bien la constatación de una virtud, de una suerte de espíritu que se apodera de las jugadoras españolas cuando todo está ... aparentemente resulto. Ayer, en Lliria, en el preolímpico en el que juegan tres para clasificar dos para Tokyo, dieron una nueva muestra remontando ante Suecia un encuentro que estuvo perdido el 75% del tiempo. Pero relajarse y ante Carmen Martín y compañía es muy mala decisión.
Publicidad
España
28
-
28
Suecia
Bundsen (), Fernis (1), Stromberg (), Blohm (4), Roberts (4), Petren (2), Lundstrom (1), Westberg (7, 6 de penalti), Rask (3), Ryde (), Lagerquist (), Blomstrand (), Lindqvist (4), Thorleifsdottir (2), Hansson (), Carlson ().
MArcador cada cinco minutos: : 2-3, 3-5, 6-8, 7-10, 10-12, 13-13 (descanso) 15-19, 16-20, 19-22, 21-25, 24-27 y 28-28
Árbitras: Las rusas Alpaiddze y Berezkina. Extraordinario arbitraje. Rigurosas y justas en las sanciones y perfectas en la aplicación del pasivo.
Tuvo España muchísimos problemas en el arranque del choque. Pero muchos. Entre los nervios que suponía el primer partido, la solidez sueca en defensa, el dinamismo escandinavo típico en el juego de ataque y que no terminaban por coger el truco a la manera de pitar de la rusas, las Guerreras se fueron cuatro goles abajo en el ecuador del primer acto. Una renta en el límite de la línea roja de lo que puede permitirse a las suecas.
No funcionaba casi nada porque Silvia Navarro no tocaba balón, la defensa caía en el error de cortar por el área de continuo ante la velocidad rival en las circulaciones, con el consiguiente siete metros. Pero como decía Juan de Dios Román, un partido de balonmano son muchos pequeños partidos a lo largo de la hora que dura un encuentro. España se entonó, Silvia empezó a parar, la defensa por dentro del área desapareció gracias a la mayor profundidad de los laterales defensivos y quien se atascó fue Suecia.
Pasito a pasito, apretando dientes y moviendo piernas atrás, las Guerreras redujeron la distancia e igualaron el partido en una de esas jugadas extrañas muy bien resueltas por las árbitras rusas. Jugaban las suecas sin portera y el lanzamiento fue detenido por Silvia Navarro. La valenciana intentó el gol de portería a portería, pero Bundsen, la guardameta escandinava, atrapó el balón saliendo desde el banquillo. Sucedió que lo hizo saltando fuera del área y cayendo dentro de ella: siete metros y dos minutos de exclusión. Despistadas y descentradas, las suecas cometieron un error y España igualó el partido y se empezó a encontrar cómoda en las dos áreas.
Fue, exactamente, lo que tuvo que hacer España en la segunda mitad. Remar y remar con mucha fe y sacar el colmillo ante las suecas. Las escandinavas se volvieron conservadoras y confiaron en su velocidad de circulación y en su juego de puntos de apoyo. No las dio y con ello perdieron la ventaja. El gol en la última jugada fue el justo premio.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.