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Álex Lodos prepara el brazo para disparar ante un rival en el partido de este sábado en Nava de la Asunción.

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Álex Lodos prepara el brazo para disparar ante un rival en el partido de este sábado en Nava de la Asunción. Antonio de Torre
Balonmano

Goleada terapéutica ante el colista

El Nava atropella al Boadilla, al que ha superado en todas las parcelas en un duelo desequilibrado que ha quedado solventado al descanso (24-6)

Luis Javier González

Nava de la Asunción

Sábado, 29 de octubre 2022, 23:45

El Ikasa Boadilla ha pagado este sábado una factura que llevaba un mes esperando cobro. El Viveros Herol Nava, el favorito al ascenso a Asobal que había tropezado dos veces en las tres primeras jornadas, hga demostrado su pedigrí tras cuatro semanas sin jugar, las que han pasado desde su empate en Aranda de Duero. El colista –recién ascendido a Plata– ha salido de Nava de la Asunción con el cuerpo lleno de moratones en una pelea entre dos combatientes que comparten categoría pero no peso pugilístico.

El Nava ha dado un ejemplo extremo de previsibilidad: nada de sorpresas. Álvaro Senovilla ha alineado a su mejor siete de salida y sus jugadores no han tardado en hilvanar la primera circulación, con Prokop asistiendo a Marugán, que estrenó el marcador desde el extremo.

El eslovaco robó el balón en la primera defensa local y asistió a la transición de Lodos, su teórico suplente en el lateral izquierdo, que brilla también en defensa; después, Prokop marcó su primer gol desde seis metros. Mientras algún aficionado buscaba acomodo, su equipo ya ganaba 3-0.

«Es más difícil mantener la concentración cuando llevas una amplia ventaja, pero es la mejor forma de respetar a tu rival»

álvao senovilla

Entrenador del Balonmano Nava

Incluso cuando el Boadilla abrió el marcador con un buen gol de Jorge Ramírez, llegó un tanto de Lodos en un saque rápido. El mensaje estaba claro: no te levantes, mejor quédate en el suelo.

El Nava ha contragolpeado sin esfuerzo y ha robado balones por intensidad, como ese depredador que se crece cuando huele sangre. Por momentos, Prokop y Moyano estaban abrasando a principiantes. El jugador eslovaco ha dado un pequeño susto al quejarse de un golpe tras una parada de Prado, la primera del partido (ya en el minuto siete), pero quedó en nada.

La superioridad local en un lado de la cancha se traducía inmediatamente en el otro. Cuando Patotski paraba en seis metros, la grada del pabellón navero sostenía el canto y no lo culminaba hasta que Casares marcaba a la contra. Los madrileños pararon el partido a los ocho minutos (7-2).

Las cosas no mejoraron tras el tiempo muerto. Manuel Holst, el pivote de gran envergadura al que tenía vigilado el Balonmano Nava, falló a seis metros; no solo erró, sino que golpeó en la cara a Patotski. Accidentalmente, porque se disculpó en el acto, pero el reglamento no perdona: dos minutos. Al Boadilla le crecían los enanos. Unas veces, el cuadro local elaboraba; otras, no era necesario, bastaba con que sus laterales tiraran de brazo. Incluso en una jugada rota, con un tropiezo de Smetanka, Prokop recogía la pelota y fusilaba desde nueve metros.

«El equipo siempre quería más, agradezco a mis jugadores el espíritu competitivo demostrado»

álvaro senovilla

Entrenador del Balonmano Nava

En el Nava ha funcionado todo, desde la portería al cuidado de balón, pues su primera pérdida no llegó hasta el cuarto de hora. Marugán convertía los siete metros y Carró, sólido en defensa, forzaba faltas en ataque. Cualquier jugador del Nava parecía candidato al siete ideal del Barça; todo salía sin esfuerzo, desde las transiciones a las paradas de Patotski.

En un partido así, Lodos ha exhibido registros con una superioridad apabullante: robaba, contragolpeaba y forzaba penaltis para que Marugán ampliase su cuenta. Por simple inercia, el Nava firmaba un parcial de 8-1 y rompía cualquier esperanza de un duelo competido. Aunque en un partido así el parcial era el partido en sí mismo. El Boadilla pidió tiempo muerto a los 20 minutos como un boxeador agarrado a la lona (17-4).

La intimidación de Patotski

El problema de enfrentarse a una plantilla tan amplia como la del Nava es que cada jugador quiere reivindicar su crédito en busca de minutos, una noticia pésima para un equipo que aspiraba a cierta clemencia. Por momentos, pareció tenerla, con un parcial de 2-0 gracias a un par de contragolpes de Barroso, pero fue un espejismo. Como la parada de Andrés Pérez a Marugán en un tiro de siete metros. Segundos después estaba sacando el balón de su portería. En la última oleada del primer tiempo, Carlos Villagrán se puso al frente de los mandos y Dani Pérez sació su hambre de gol.

Y Patotski, claro. El fantasma del portero bielorruso se agiganta y fuerza fallos aunque no toque el balón. David Santos tenía que afinar y se estrelló contra la madera. El Boadilla movía el balón y buscaba el mejor tiro posible, generalmente muy escorado. En esas, un jugador madrileño lanzó sin ángulo y se apoyó en las puertas del pabellón, como si buscara una salida a la pesadilla que estaba viviendo.

«Conseguir victorias así es difícil y para nosotros es necesario ver plasmado nuestro trabajo»

álvaro senovilla

Entrenador del Balonmano Nava

Su equipo había hecho un ejercicio de realidad y ni siquiera vaciaba su portería cuando estaba en inferioridad numérica en busca de atacar en igualdad. ¿Para qué? Entre Lodos, Dani Pérez y la sangría de pérdidas visitante, el Balonmano Nava marcaba los últimos siete goles de la primera parte del choque y dejaba al descanso el marcador más apabullante que ha conocido en el nuevo pabellón (24-6) en un partido del primer equipo.

El duelo estaba más que solventado, pero Álvaro Senovilla repitió alineación inicial con la salvedad de Patotski, que se quedó en portería, por aquello de que el Boadilla llegara al menos a los diez goles. La segunda parte fue para Nil Guiteras, que se fogueó en unos minutos más propios de la pretemporada que de la competición oficial.

Pequeñas batallas

Ventajas e inconvenientes de compartir portería con un gigante: difícil tener minutos en partidos competidos, pero habrá más victorias holgadas para poder jugar. Por mucho que el Nava bajara las revoluciones, con semejante plantel los goles llegan solos. Smetanka, superior en velocidad, ampliaba la cuenta hasta la veintena (28-8).

Con la superioridad de los locales, el Boadilla tuvo la entereza de competir los 60 minutos y evitar un marcador histórico. Fue el momento de las pequeñas batallas, como el debut de Andrés Vila; primero salió a lanzar un siete metros, que falló, y después jugó unos minutos en el extremo, anotando su primer gol después de una buena elaboración de Roberto Pérez, otro veterano con estilo. Como Darío Ajo, que también se estrenaba en un partido que cerró Dani Pérez con un rechace a un penalti fallado por él mismo. Y la afición, que vio perder al equipo en su debut contra todo pronóstico, coreaba a Freddy Mercury. Borrón y cuenta nueva.

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