Los dos meses mágicos del Recoletas Atlético Valladolid

El equipo de Huerta del Rey ha pasado de estar décimo segundo, echando un ojo a los puestos de abajo –con la tranquilidad de que el descenso estaba cerrado desde hace meses– a pensar que qué hubiese pasado si la plantilla hubiese reaccionado un poquito antes. De qué habría provocado el fichaje en la portería de Benedek 'Beni' Nagy –su talismán– unas semanas antes (justo aquellas en las que la Federación y el Comité de Competición debatieron si había o no la posibilidad de fichar en la liga doméstica o había que acudir al mercado extranjero...) ¿Se habría dicho adiós a la Copa del Rey por adelantado? ¿Se hubiese podido soñar con puestos europeos? [...]

Hipótesis que sobrevuelan la cabeza del cuerpo técnico, pero también de muchos de los jugadores de la plantilla que lamentan las derrotas agónicas en casa ante el Bada Huesca, el Bathco Torrelavega o Bidasoa... Partidos que se decidieron por detalles, y a los que se cambió el signo con la llegada del joven guardameta húngaro, procedente del Telekom Veszprém.

Sería injusto focalizar todos los cambios en la figura del portero centroeuropeo, pero la cesión de Nagy coincide justo con el cambio de cara del Recoletas Valladolid. De que aquel gol que caía en contra de los de Pisonero, lo hacía ahora en las redes del Puente Genil o Benidorm. Precisamente esos dos encuentros –los dos primeros del húngaro– se convirtieron en el punto de inflexión para los vallisoletanos. En los dos, Beni Nagy terminó abrazado por sus compañeros. «Evidentemente, ha ayudado mucho. Lo que nos ha dado sin ninguna duda es confianza defensiva y el equipo ahí ha subido muchos puntos», explica David Pisonero, que ha valorado a lo largo de la temporada los problemas «no usuales» en la portería.

Esa solvencia atrás enseguida se tradujo en victorias, hasta el punto de que el equipo ha sumado seis triunfos en los últimos siete encuentros, tras casi dos meses inmaculados que le han llevado a la sexta posición. Un puesto que está por encima de las expectativas del club, que se había marcado colarse entre los ocho primeros, un objetivo que hace solo unas semanas parecía una quimera, pero que a falta de una jornada para la competición ya se ha conseguido, merced a los 31 puntos que tiene el Recoletas, tres por encima del Badá Huesca, que es noveno; y sin opciones de coger a su última víctima, el Ademar León, que es quinto, con 33 puntos, pero con un 'goal average' muy superior.

La línea es tal, que solo es comparable a la del FC Barcelona, líder indiscutible, y se sustenta sobre rivales que luchan por estar la próxima temporada en Europa, como el propio Ademar León o el BM Granollers. A ambos se les ha derrotado en la racha actual, y en dos de los mejores partidos de los pucelanos en su pabellón y ante su público. «Han sido dos grandes partidos en defensa, y sí, ante Granollers por ejemplo, Nagy fue decisivo», valora Pisonero, que entiende que el equipo está en un gran momento, «no solo de resultados, sino de juego».

La trayectoria del Recoletas, que cerrará la temporada regular este sábado, a las 17:00 horas, ante el Frigoríficos del Morrazo en Cangas, esta temporada ha esta marcada por las rachas. De ser señalado como equipo revelación al término de la primera vuelta, a caer hasta la décimo segunda posición tras un inicio de vuelta este 2024, en el que el adiós de Yeray Lamariano y la lesión de César Pérez en la portería fueron una losa demasiado grande para el vestuario, al igual que la dura baja también de Nico D'Antino.

Lo mejor es que la entidad mira con optimismo al futuro, sobre una base en la que habrá bajas, pero en la que –para no repetir errores del pasado– ya se construye desde la portería, con la llegada de Gerard Forns y Juanma Bar, y eso sí, sin su talismán Beni Nagy, que regresará al Telekom Veszprem.