«He conocido el lado oscuro de personas que me han defraudado»

–Ha pasado ya un tiempo desde que se confirmó que no seguía en el Balonmano Nava. ¿Cómo está?

–Cuando abandonas un proyecto que no lo has podido cerrar como uno hubiera querido, pues sensaciones un poco amargas. Por lo demás, superando un poco el palo porque en 30 años es la primera vez que me ha pasado y la verdad es que lo he pasado muy mal. Eres el responsable del equipo y sientes esto.

–¿Esto qué supone para la carrera de Zupo Equisoain?

–Si hacemos balance de mi estancia aquí, vine con 7 puntos, en una situación crítica del equipo y acabamos la liga de los siete que había para no descender, el séptimo. La primera vuelta fue excepcional, extraordinaria. Acabamos sextos, rozando Europa y la segunda ha sido desastrosa. Yo no consiento que se me evalúe por cuatro meses de competición cuando yo llevo aquí año y medio. Si el equipo no hubiera tenido lesionados, ¿hubiéramos fichado dos jugadores? La respuesta es no. Si el equipo no hubiera tenido problemas físicos, ¿se hubiera mantenido? La respuesta es sí. Nos hizo mucho daño la lesión de Prokop y la de Moyano. A mí personalmente eso me destrozó. Y el equipo perdió la categoría en el partido de Huesca. Aquí se jugó bien, se hizo muy buen partido y se perdió por un gol y el equipo ya se descompuso. Benidorm y Anaitasuna no cuentan porque el equipo estaba descendido desde mi punto de vista. ¿Es un fracaso? Para mí, no. Fracasar es no intentarlo.

–¿Algo que reprochar al vestuario? Quizá podía pensarse que había podido perderlo.

–Nada. Esos son palabras de alguno que quiere hacer daño y eso no es verdad. Tengo un buen problema, que siempre soy muy directo. Y voy a la cara, nunca voy por detrás. Y eso al final, el jugador te lo agradece. Es complicado administrar el vestuario cuando entras en dinámica de resultados negativos. Contraté un 'coaching' emocional la última semana, que lo pagué de mi bolsillo. Dos horas de charla con los jugadores para quitar ese miedo escénico, esos nervios, esa ansiedad. Y estamos hablando que hemos descendido por un gol. Con un gol estaríamos aquí hablando de otra cosa.

–Habla mucho de que no se le juzgue por cuatro meses. ¿Quién le juzga por eso?

–Firmo un contrato de tres años y ponemos una cláusula que, si se desciende, el contrato se anula. Obviamente, nunca he descendido y confío en mi trabajo y en mis posibilidades y eso lo firmo y en el siguiente contrato con otro club lo firmaré. Porque sé cómo soy y sé cómo es la Asobal, soy el entrenador más veterano y sé de qué va esto. No puedo consentir que en algunos sitios se hablen sandeces. A mí el problema que me ha causado no continuar es a nivel familiar y emocional con mis hijos, que me ha causado un perjuicio muy grande. Mi familia está feliz en el pueblo. Para Nava de la Asunción solo tenemos halagos. Sobre todo para la gente del Frente Navaverde. El otro día apareció un grupo de personas en la puerta de mi casa para rendirme un pequeño homenaje y despedirme y hubo gente llorando. Y eso sale de dentro. El tema familiar alguno ni lo ha tenido en cuenta. He conocido el lado oscuro de las personas. Tengo que obviar algo por respeto y educación, pero de algunos he salido bastante defraudado.

–Porque usted, ¿quería seguir?

–Sí, sí. Le dije al presidente que, por orgullo profesional, yo me reducía lo que fuera el sueldo y que tenía que dejar el equipo en Liga Asobal.

–¿La respuesta fue siempre no?

–No, no. Esta fue una charla que tuvimos un miércoles y me citó un sábado y me comunicó que iba a cambiar de entrenador. Al otro día de descender, me llamas y me dices que no vas a contar conmigo porque no quieres, porque no me apetece, porque eres muy caro. Pero no dilates una semana cuando sabes mi intención. Hasta ahora en todos los sitios en los que he estado, he estado solo. Y firmé tres años porque quería unificar la familia después de 7 años de estar solo, por mis hijos. No me ha salido bien y están en su derecho, pero sí que me ha dolido que no me lo comunicaran antes. Eso sí me ha dolido.

–Pero, ¿las razones cuáles son?

–Bajo su punto de vista, del presidente, que había sido un fracaso. Hablamos de fichajes y de otras cosas y al final me dijo que iba a cambiar de entrenador. Cogí y me levanté. No tenía más que hablar con ellos. Le di las directrices al presidente de cómo tenía que ascender. En la línea de salida está Alicante, Burgos, Antequera, Sagunto. Si quieres ascender, haz mejor equipo. Hablamos de quién se tenía que quedar y coincidíamos. Ahí se quedó la conversación.

–¿Con qué se queda?

–Que a nivel social, mi familia y yo hemos hecho muchísimos amigos. Voy a volver a Nava muchísimo porque vamos a dejar muchísimas personas muy queridas. El cariño del Frente y, en general, de casi todo el pueblo, con el alcalde a la cabeza. El día de Anaitasuna en otro pabellón hubiera habido una pitada de cinco minutos y aquí no. Aquí, a aguantar al final y la gente aplaudiendo y animando. Eso pocos clubes lo tienen. La afición de Nava está entre las tres mejores de España. Por eso tengo una deuda pendiente y por eso, entre comillas, aunque no sea partícipe; ese dolor se me quitará cuando este equipo retorne a Asobal. Y mimbres tiene para ascender la temporada que viene. Hay que acertar en la gente que se traiga.