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Es para él la tercera temporada en el Viveros Herol y se le está atragantando en este inicio. En el último partido jugado en casa, sonreía porque le quedaba una revisión médica y él ya pensaba que cabía el optimismo, que quizá podía ir convocado ... para el partido del sábado pasado, cosa que no ocurrió, o para el de hoy contra Ademar León. «La recuperación finalmente no ha ido lo rápido que pensábamos», comenta con cierto tono de resignación, «y tendré que estar tres semanas más de baja. La rodilla no está reaccionando de forma positiva, el ligamento interno está inflamado y el cruzado inestable». Estaba haciendo la semana anterior carrera continua y se lo han cortado. El extremo ahora mismo solo puede hacer ejercicios de estabilidad y fortalecimiento de la rodilla.
Es un mal trago para un jugador que tuvo su cuota de protagonismo en el tramo final, en la consecución de la salvación, pero también en el ascenso del filial. En esos partidos especialmente pudo correr, liberarse y encontrar su mejor versión. Una versión que tendría buen acomodo en el actual Nava diseñado para esta primera temporada completa con Zupo Equisoain; un equipo que defiende fuerte y corre precisamente con los extremos. «En el balonmano actual cada vez se juega menos con los extremos. Por eso hay que rascar en defensa y lanzarse bien en las contras», comenta. «Zupo quiere que su equipo defienda para así atacar mejor y tiene toda la lógica».
El equipo viene de sufrir el primer tropiezo de verdad analizable de lo que llevamos de temporada. Un mal partido frente al Sinfín en tierras cántabras que para Bernabéu no tiene demasiada importancia: «El equipo va muy bien. Llevamos cuatro jornadas y venimos de muchos cambios. Dos partidos se han ganado y muy bien además. Se ha perdido en Barcelona, pero compitiendo. El del sábado fue un partido duro, complicado. Pero no todos van a ser victorias como la primera contra Cangas, que ganas por nueve». Se resta importancia, pero en el vestuario se han sacado las conclusiones pertinentes del partido del sábado. «Nosotros tenemos una gran portería», argumenta el de Benidorm, «pero en el último partido la defensa no ayudó. Si le añadimos un ataque muy parado, un juego ofensivo muy estático, pues tenemos las razones de la derrota».
El partido de hoy lleva señalado en rojo en el vestuario desde que salió el calendario de la competición. Los planes de Zupo pasaban por haber sacado en estos momentos todos los partidos menos el del Barça, poniendo siempre por delante el mantra de que en casa se puede ganar a cualquier rival, lleve el nombre que lleve. Y Ademar es uno de esos rivales señalados para demostrar el poder del Guerreros Naveros. Cuando atiende al teléfono Bernabéu, el equipo ya a tenido en la sesión matinal un vídeo para sacar conclusiones del último partido y otro con los detalles de Ademar. «Vienen de jugar dos partidos duros y casi consecutivos contra Logroño», comenta de primeras, «con lo que físicamente van a venir como nosotros o con más carga». Cierto es que el martes pasado se midieron en competición europea al Ciudad de Logroño y ganaron, mientras que el sábado perdían, también en casa y contra el mismo rival.
«Es verdad que León ha bajado su potencial económicamente», en la línea general de la competición española; «pero con Manolo (Cadenas, otro mítico entrenador nacional) no se negocia el trabajo. Han competido hasta ahora, en lo que llevamos de temporada, a muy alto nivel». Pormenorizando un poco en lo que puede ser el partido, Paco Bernabéu pone el foco sobre todo en otro extremo, el hermano de Rodrigo Pérez Arce, Gonzalo: «Con él tienen una contra muy potente. Tendremos que estar atentos a las pérdidas. No podemos cometer muchas pérdidas o dejar libres líneas de pase; además de que tenemos que ajustar mucho mejor las líneas de pase». Ahora bien, el mensaje va en la línea de lo que se viene hablando en el vestuario desde el inicio de la pretemporada: «En nuestra casa no hay ningún equipo superior, excepto el Barça». Este es el partido que debe demostrárselo al resto de los competidores.
La teoría se la sabe de arriba abajo y le va a tocar seguir viendo los toros desde la barrera, echándole paciencia, un mes más. Echa de menos las salidas a la contra en las que «tienes apenas segundos para decidir y te da tiempo a pensar muy poco», porque ahora todo se analiza más, quizá demasiado. Eso sí, le está permitiendo ver a su equipo desde fuera y testar cómo se van acoplando las nuevas incorporaciones, que ya están entrando con asiduidad y con minutos en la rotación: «Se han adaptado bastante bien, aunque queda mucho porque las adaptaciones, cuando no has cambiado dos o tres jugadores, sino ocho, no se hacen en un mes». Pero en un mes sí ha dado tiempo a ver que uno de los nuevos, Tomas Smetanka, que venía para ayudar al filial, ya tiene plaza fija en el primer equipo. «Nos habían hablado bien de él ya antes de que viniera», comenta, «y enseguida en los entrenamientos vimos el descaro que tiene el chaval. Entrena todos los días con nosotros y va a ir ganando minutos de calidad. No nos sorprende, porque le vemos cada día». Esos minutos son los que espera recuperar Bernabéu cuando la rodilla le de una tregua.
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