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Nadie lo esperaba, pero el deporte juega a veces muy malas pasadas. Que se lo digan a los Hispanos, que, desde la llegada de Jordi Ribera al banquillo, habían conseguido dos títulos continentales consecutivos y un subcampeonato, y que este Europeo se han ido a casa a las primeras de cambio ... . Un cúmulo de causas que han condenado a la selección española a ver la 'Main Round' desde el salón de su casa. Está claro que España está pendiente de un cambio generacional, que la mala suerte se ha cebado con los pupilos de Ribera y que no queda otra que lamerse las heridas para lograr plaza para París en el Preolímpico.
La defensa hace aguas. Si por algo se habían caracterizado los Hispanos en las última citas internacionales había sido por su buena defensa. En esta ocasión no ha sido así. Encajó 39 goles ante Croacia y 33 frente a Austria. Eso ha impedido que el equipo español pueda lanzar su letal contragolpe y encontrar goles fáciles, sin el desgaste que supone siempre recurrir al juego en estático. Ni el 6:0 ni el 5:1 han dado lo esperado. En el caso de la defensa avanzada, una de las armas de los pupilos de Jordi Ribera, se desmonta fácilmente cuando el rival ataca con siete jugadores de campo y te obliga a recular a un 6:0.
La portería no da la talla. Quizá esa debilidad defensiva del equipo español haya provocado que la portería no haya dado la respuesta habitual. Gonzalo Pérez de Vargas no ha sido el gran portero de competiciones anteriores. También es verdad que se ha dado la oportunidad a Sergey Hernández, portero del Magdeburgo, que ocupaba la plaza del lesionado Rodrigo Corrales y que está llamado a ser una pieza clave en los próximo años. En el balonmano actual, sin portería, es complicadísimo ganar partidos.
Plaga de lesiones. Lo de España con las bajas ha sido de traca, con jugador lesionado por partido. En el primer encuentro cayó Miguel Sánchez-Migallón, clave en el centro de la defensa. El extremo Kauldi Odriozola se lesionó en el duelo frente a Rumanía. Agustín Casado se lastimaba en el choque contra los austriacos. Eso ha obligado sobre la marcha a llamar a Viran Morros y Ferrán Solé –este ni siquiera debutó en el Europeo–.
Cambio generacional obligado. En el fondo subyace que el equipo español está obligado a un cambio generacional. Jugadores determinantes en los últimos éxitos del balonmano español necesitan recambios debido a su edad. Es el caso de dos veteranos como Joan Cañellas o Jorge Maqueda, pilares en los últimos años, que no han tenido un buen Europeo. En las categorías inferiores vienen jugadores muy interesantes, de mucho nivel, que tienen que entrar la dinámica de los Hispanos más pronto que tarde. Tampoco se puede hacer una revolución rápida y radical, tiene que ser con un ritmo sostenido. En ese sentido, ahí está el caso de Portugal, clasificada para la 'Main Round', dando cabida y minutos a sus jóvenes valores. Los Cikusa y compañía, a pesar de su corta edad, deben ser el futuro cercano de nuestro balonmano. El objetivo no es otro que estar en París y para ello hay que recuperar sensaciones y prestaciones.
Errores infantiles. El equipo español ha cometido demasiados errores impropios de un equipo acostumbrado a pelear por los metales. En el partido frente a Austria, jugándose el paso a la siguiente fase del Europeo, los errores de lanzamientos a puerta vacía, los centroeuropeos jugaban con siete hombres de campo, resultaron determinantes en un encuentro con marcadores apretados. Quizá, los nervios y la ansiedad lastraron mucho en este sentido.
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