El Caja Rural Aula remonta para meterse en la fase final de la Copa

Que el Aula es un equipo que basa su juego en la segunda oleada de contrataque es un hecho conocido por todo el balonmano español. La manera de frenarlo ya es otro cantar. Porriño sí lo encontró. Las gallegas trabajaron durante la semana una presión en media cancha de manera individual para ahogar la subida de balón de Teresa Álvarez. Y les funcionó. Lo suficiente al menos como para que Aula dudara durante muchos minutos de si su mejor arma era eficaz para remontar la eliminatoria.

La confusión de sus jugadoras intentó Miguel Ángel Peñas solucionarla mediante alteraciones en el juego de ataque. Ahora Malena, ahora Elba se asentaban en el centro del ataque para buscar que el muro de las de Porriño no tuvieran claro el cómo frenar a las pucelanas. Con Lorena Téllez y Danila So Delgado enchufadas y las extremos ausentes, el Aula se fue baqueteando en el primer acto como buenamente pudo. Sostenidas por Lulu Guerra y por una defensa que alternaba momentos magníficos con desconexiones extrañas, las vallisoletanas nunca estuvieron en condiciones de acercarse a remontar la eliminatoria durante el primer tiempo.

El rayo de esperanza que iluminaba Huerta del Rey es que las gallegas no parecían capaces de sumar más de 23 goles, lo que hubiera elevado a seis su ventaja real, y que por momentos parecían más preocupadas de jugar con el tiempo que de solventar el partido.

Y ese rayo tornó en trueno en la segunda mitad. Uno de esos potentes, que retumban y provocan el silencio a su alrededor. Si no se puede correr, hay que defender. No queda otro para un equipo como el Aula. Y a ello se aplicó. Bergara, Amaia, Lorena, Elena y Elba convirtieron el centro de la defensa en poco menos que un camino sin salida. Y cuando las gallegas lograban encontrar un resquicio, Lulu acudía presta a tapar el agujero.

Porriño se asfixiaba, y Tere, como comentaba Javier Larrea, olió la sangre. Y se activó en modo cazador. Dos contragolpes, dos penetraciones, un pase al pivote, una apertura al extremo. Porriño dobló la rodilla, incapaz de afrontar el vendaval que la menuda central había desatado sobre Huerta del Rey. El ojo del huracán puso a las vallisoletanas en la fase final. Y esta vez no serán una más.