Secciones
Servicios
Destacamos
Que el balonmano tiene un problema en el arbitraje es algo que se viene viendo desde hace mucho tiempo. En un deporte de contacto, en el que el límite entre la nada y el todo es tan difuso, demasiadas veces los partidos dependen en exceso ... del voluble criterio arbitral. Y eso es algo que el Caja Rural Aula paga más que nadie. Y suele pagarlo caro. Como ayer.
Aula
Carmen Sanz (portera, 9 paradas), Teresa Álvarez (1), Lorena Téllez (3), Elena Cuadrado (4), Sara Molés (1), Amaia G. De Garibay (3)Cristina Cifuentes (5) -siete inicial- Lulu Guerra (portera, 7 paradas), Inoa Lucio (2), Jimena Laguna (3), Malena Valles (2), Danila So Delgado (4), Elba Álvarez (1), Rafi (-) y Savina Bergara (-).
29
-
30
Málaga
Merche Castellanos (portera, 8 paradas), Estela Doiro (6), Soledad López (5), Rocío Campigli (1), Esperanza López (2), Paula García (6) -siete inicial- Silvia Arderius (4), Sara Bravo (1), Talita Alves, Almudena Gutiérrez (-), Laura Sánchez Cano (-), Isabelle Dos Santos (5) y Virginia Fernández (portera).
Parciales cada cinco minutos 4-3, 5-5, 7-8, 8-9, 11-12, 15-16 (descanso), 18-18, 19-21, 21-24, 24-26, 27-29 y 29-30.
Árbitros: David Monjo y Javier Álvarez. Excluyeron a Cristina Cifuentes (2), Rafi (2) por el Caja Rural Aula Valladolid; y a Rocío Campigli (2), Paula García (2) por el Costa del Sol Málaga
El equipo vallisoletano basa su juego en tres premisas: velocidad, agresividad e intensidad. Si alguna de ellas falla, se convierte en un equipo del montón. Si las tres se aúnan, es quizá el conjunto que practica el balonmano más divertido de toda la categoría. Y si fallan porque las jugadoras se equivocan, vale; pero si es un factor externo el que se encarga de desenroscar alguno de los tornillos, entonces la película cambia mucho. Ayer, sobre el azul parqué de Huerta del Rey, David Monjo y Javier Álvarez decidieron tener su parte alícuota de protagnismo e interponerse en el brual espectáculo que estaban ofreciendo pucelanas y malagueñas. Mal estuvo su diferente criterio con los siete metros, en el que beneficiaron de manera descarada a las visitantes, pero lamentable fue su gestión del concepto de pasivo. Contemporizar con el juego inane de las malagueñas cuando las vallisoletanas estaban remontando tuvo mucho de sibilino, pero aguantar lo que aguantaron en la jugada final, cuando poco antes habían levantado la mano como un resorte en la ofensiva de las de casa, resulta bochornoso.
Lo bueno para los colegiados es que ellos no causaron la derrota del Caja Rural. Remacharon algún clavo, eso sí, pero no pusieron la tapa. El encuentro lo perdió el Aula porque Merche Castellanos fue un muro en los momentos determinantes y porque a las extremos vallisoletanas les falta un punto de madurez con el que acompañar su extraordinaria calidad técnica. Amaia González de Garibay sí conjuga ambas facetas, pero esto es un juego de equipo y ella sola, como Cristina o Danila o Lorena o Elba o Teresa, no pueden estar una hora seguida sobre la cancha.
La ingenuidad de las jóvenes talentos del equipo de Migue Ángel Peñas afloró, como es normal, en los momentos en los que peor le venía al equipo pucelano que se mostrara, pero así es la vida. El grupo fue capaz de superar los lógicos momentos de bajón físico y supo sobreponerse con inteligencia a la mixta que Málaga ordenó sobre Danila. El obstáculo que no pudo superar fue la inteligencia táctica de la guardameta internacional, que supo engañar a Inoa y a Jimena, por ejemplo, en los instantes en los que los árbitros habían dado cuartelillo a las pucelanas.
Hasta que llegaron los minutos finales e hizo acto de presencia la sutil manera de actuar de los dos hombres de amarillo, se vio un encuentro en el que se midieron dos equipos lanzados a por el triunfo a tumba abierta, sin especulaciones ni contemporizaciones. No encajar y, si encajas, marcar cuanto antes.
Por momentos el partido tenía más de espectáculo tenístico que de balonmano y el público aposentado en las tribunas laterales movía el cuello de un lado a otro como si estuviera viendo un peloteo entre Nadal y Federer.
Pronto adquiriría ventaja Málaga, con una plantilla superior en los técnico a la del Aula, pero las locales se encargaron de frenar el ímpetu rival a base de contragolpes, actividad defensiva y excelentes sistemas de ataque. La entrada de la segunda unidad debilitó a las locales en la primera parte y en la segunda, el banquillo es el banquillo, pero no tanto como para que las de la Costa del Sol se marcharan de manera irremediable
El entendido público vallisoletano, medio millar de espectadores acudieron al encuentro, despedió a los colegiados con una más que sonora pita. Completamente justificada por otra parte.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.