Brote verde en la primera línea del Recoletas

La desgracia de algunos en el deporte trae la fortuna de otros. Que se lo digan a Pablo Herrero Polvorosa, que a sus 17 años ha tenido sus minutos en los dos últimos encuentros del Recoletas Atlético Valladolid. Las ausencias por lesión en la primera línea han permitido que el juvenil dejase muestras de su calidad ante Logroño, ante el que marcó un gol, y su gran encuentro de Nava, donde anotó los cuatro lanzamientos que intentó este lateral izquierdo que ya ha recibido la llamada de los Hispanos Juveniles.

Pablo se inició en el balonmano en su colegio, el Lourdes, donde cursa segundo de Bachillerato. En categoría cadete dio el salto al Atlético Valladolid, donde cumple su cuarta temporada.

Se siente feliz de tener minutos en la Asobal, bastantes en el último encuentro en la localidad segoviana. «Poder jugar minutos es bueno para mí siempre que pueda ayudar al equipo», asegura el joven primera línea.

«Contra Nava me salió un buen encuentro», reconoce. «Jugué muchos minutos, muchos más de los que me esperaba. Con el paso de los minutos me sentí con confianza. No tenía ni nervios ni presión. Me salió un buen partido, la verdad. Casi nos llevamos los dos puntos, pero al final uno no está nada mal».

Y es que parecía un veterano más por su desparpajo. «Resulta lógico que vayas sintiéndote más cómodo cuando tienes más minutos en pista», resalta.

No esconde que esos minutos que le ha dado David Pisonero son para él una especie de máster. «Es impresionante la posibilidad de tener minutos en la Asobal con solo 17 años. Si me dicen en la pretemporada que iba a disfrutar de tantos minutos como en Nava, no me lo hubiera creído», señala.

También tiene claro lo que más le cuesta cuando salta a pista para jugar con el primer equipo del Recoletas: «Lo más complicado es ver la situación en el campo. Eres joven y estás acostumbrado a otro tipo de juego, pero cuando llegas a la máxima categoría te cuesta ver el juego. Tu mente te dice qué debes hacer y tienes que estar muy concentrado para poder resolver. No es nada fácil. Por ejemplo, ves el partido contra Logroño y parece muy fácil, pero en la cancha para nada. Hay veces que te cuesta leer el partido con la presión y la animación de la grada».

Pablo Herrero sabe que tiene el apoyo de sus compañeros, «que siempre me arropan. En ese sentido no me puedo quejar para nada». Pisonero lo conoce bien desde hace varias temporadas. «Si me saca es porque confía en mí. Cuantos más minutos me dé, mejor. Pisonero sabe lo que yo puedo dar y yo lo que él quiere de mí», subraya.

El juvenil del Atlético Valladolid ya debutó el año pasado en la Liga Sacyr Asobal, jugando en un par de partidos con los gladiadores azules. Este curso ya suma tres encuentros con el primer equipo. Entiende perfectamente que cuando vuelvan los tres centrales, ahora lesionados, va a tener complicado disfrutar de minutos en pista. «Cuando estén recuperados será muy difícil que yo pueda jugar, por eso debo aprovechar los minutos que vengan por delante. Todo lo que sea sumar para el equipo es perfecto. No importa que juegue yo u otro mientras saquemos los puntos que necesitamos», asevera.

No lo tiene fácil para entrenar con la primera plantilla del Atlético Valladolid, ya que tienen mayoritariamente sesiones matutinas y el joven jugador tiene clase a esas horas. «A las sesiones de las mañanas no puede acudir, excepto algún día que me coincide bien. Me sumo a los entrenamientos que realizan por la tarde y de momento con eso estamos tirando», afirma.

Aunque toda la vida ha venido ocupando la posición de lateral izquierdo, Pisonero lo ha empleado en estos partidos también en el centro por las circunstancias de bajas que padece el plantel. Eso sí, tiene claro al jugador al que le gustaría parecerse, nada menos que a Raúl Entrerríos.

• Temas
• Atlético Balonmano Valladolid
• balonmano