El Aula rectifica para vencer al Zuazo

A un equipo como el Aula, que basa su juego en la precisión y en la coordinación, tantas semanas de parón por la covid, las selecciones, el calendario o lo que fuere, les ha venido entre mal y muy mal. Las de Peñas necesitan ritmo, tacto, alegría. Y de casi todo eso carecieron durante la primera mitad. Imprecisas en las acciones combinativas, descoordinadas a la hora de atacar los espacios que facilitaba Cris Cifuentes en la línea de seis metros y, sobre todo, especialmente blandas a la hora de lanzar sobre la meta de Maddi Aalla. La cancerbera del Zuazo se hartó de hacer paradas de todo tipo. Exactamente igual que Lulu en el área de la vallisoletanas.

Como las dos porteras detenían casi todo, y no siempre por su capacidad de parar, el Aula tomó ventaja en el primer acto porque se equivocó un poco menos, solo un poco menos, que el Zuazo. Jugar a correr cuando se está en pretemporada, que es lo que realmente ocurre, tiene esas consecuencias. En el Aula, ni Teresa encontraba el ritmo y el tono, ni Elena ni Danila ni Lorena veían la portería. Solo Amaia mantenía el tipo, hasta que se contagió del tono general y estrelló dos balones en la portera rival.

Aquello no podía continuar así.

Y no continuó. En el descanso Sergio Escudero dio con la tecla. Eso o Miguel Ángel Peñas se materializó vía telemática, porque el Aula giró 180 grados en su juego, en su concentración y en su actitud. Dejó de intentar hacerlo todo a toda velocidad, bajó las marchas una corona y, ahora sí, con la batuta de Teresa marcando el tempo exacto empezó a despegarse de un Zuazo al que la portería ya no funcionaba también como antes.

Animadas por encontrar su versión buena, las pucelanas apretaron los dientes en defensa. Fátima, en un par de acciones de clase, desatascó sendos ataques de las suyas con otros tantos goles y las vascas empezaron a tener por imposible la remontada.

Acuciadas por el marcador y la necesidad de ganar, Zuazo abrió la defensa y, en ese momento, perdió el partido. Lorena, Danila, Teresa, Elena empezaron a salivar viendo el riesgo que tomaban sus adversarias. Recuperaron el juego de combinación, preciso, quirúrgico, y mantuvieron con solvencia la distancia en el marcador.