El colista de la clasificación, de cualquier claasificación, suele serlo por algo. Y casi nunca por casualidad o mala suerte. Eso lo supo entender el Aula Cultural, que aprovechó la visita del BM Castellón para recuperar sensaciones, coger ritmo tras el parón del Europeo y ... ajustar piezas. Y hay mucho que ajustar en un partido correcalles, sin control y en el que las pucelanas no encontraron oposición. El marcador es la mejor crónica del choque.
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Aula Alimentos
Lulu Guerra (11 paradas), Carmen Sanz (11 paradas). Melina Cozzi (3), Beatriz Puertas (2), María González Niño (2), Ángela Nieto (3), Mónica Gutiérrez Paris, Cristina Cifuentes (1), Elena Talavera (4), Joana Bolling (2), Teresa Álvarez (1), Cecilia Cossio (1), Elena Cuadrado (6), Ana María Viloria, Eli Cesáreo (9, 3 de penalti).
34
-
18
BM Castellón
Ana Belén Palomino (3 paradas), Paula Alonso (7 paradas), Lucía Prades (ps), Andrea Salvado, Iuliana Alondra (2), Alina Gabriela (5), Isabel Calderón, Noelia López (3), Marta Jaques (3), Anda Dimitrescu (1), Noelia Sales, Arancha Banacloche (2), Nerea Fernández, Ainhoa Garci (2, 1 de penalti).
Árbitros Alberto García y Óscar García. Sin problemas, El partido no se los planteó y ellos no se los crearon. Excluyeron a Eli Cesáreo (2 veces), Banacloche, Salvador, Jaques (2 veces)
Polideportivo Huerta del Rey. Apenas 250 personas. Gran ovación a la exjugadora del Aula Isabel Calderón, canterana del club vallisoletano, cuando fue presentada y obsequiada con un presente.
La primera mitad fue el principio y el fin del partido. Las visitantes anotaron tres goles en seis minutos. Y ya. Ese fue el tiempo que tardó el Aula en interpretar el peculiar juego de las levantinas, aferradas a un ataque sin lanzamiento y a una defensa individual que solo funcionó mientras Bea Puertas y Cris Cifuentes no terminaron de enterarse de que iba la guerra. Cuando central y pivote comprendieron que cualquier cruce o bloque debía producir una superioridad en alguna parte, el signo del partido se acalaró para siempre.
Hay que reconocer que las levantinas juegan un balonmano bonito. Ineficaz, sin ningún tipo de potencia de fuego, pero muy dinámico. Y sus tres goles de la primera mitad fueron producto de un cierto despiste del muro vallisoletano. Hasta que Lulu tapó varios disparos y su defensa descubrió que con desplazamientos laterales y con los brazos siempre en movimiento le bastaba y le sobraba para frenar a la animosas rivales. Si las porteras rivales te detienen 13 balones en 30 minutos es imposible ganar. Así que 15-4 al descanso.
Pero obviando la debilidad del rival, el Aula sigue presentando síntomas preocupantes. La ausencia de Omu ya no es excusa, porque tiempo ha habido de sobra para articular sistemas que palíen la ausencia de lanzamiento, pero el equipo no termina de estar fino, redondo. El correcalles planteado por las de Castellón no ayudaba nada a un equipo como el vallisoletano, que como tanbién gusta de correr, se puso a la tarea con un entusiasmo notable. Su mayor calidad individual le bastaba, pero se pudieron apreciar muchísimos errores individuales y colectivos en lo táctico que probablemente preocupen y mucho a Miguel Ángel Peñas.
La segunda parte no tuvo más historia que observar los contragolpes de todos los colores con los que el Aula obsequió a la parroquia y, en especial, ver a Eli Cesáreo en su puesto de natural de pivote. Un espectáculo.
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