Amaia González de Garibay (Valladolid, 27 de febrero de 1994) voló del nido en 2017. Iba a ir a Bucarest, pero acabó en Bilbao por las cosas del destino y del deporte. Le dio un poco igual porque ella, por aquel entonces, necesitaba buscar nuevos ... retos lejos de Valladolid. O al menos eso le decía su cabeza. Tres temporadas después, y una grave lesión de rodilla superada, está de vuelta al nido. La pandemia le ayudó a valorar el regreso. Y la figura de Miguel Ángel Peñas acabó por decidirla. Amaia empieza a encauzar su futuro en lo deportivo y en lo personal, pero antes quiere hacer escala en Tokio, en los Juegos, y ese es el objetivo de esta temporada.
–¿Su regreso a Valladolid ¿ha sido buscado, provocado, obligado o circunstancial?
–Circunstancial e inesperado
–¿Pero ha venido para quedarse y establecerse en Valladolid o si esto cambia y se normaliza cogerá de nuevo la maleta? Al fin y al cabo solo tiene 26 años, está en el mejor momento de la vida de un deportista.
–Estoy en un momento muy bueno, es verdad. Me noto muy madura, a punto de alcanzar el punto máximo de equilibrio. No descarto que pueda volver a salir, va a depender de la temporada que haga.
–¿Está pensando en el extranjero o es algo descartado?
–Siempre me ha apetecido. Estuve a punto de irme a Bucarest, pero luego todo se torció y es algo que está pendiente. Al acabar en Bilbao pude haberme ido a Francia, pero con esta pandemia no era el momento.
–Usted es óptica, profesora y con un postgrado en Salud visual y deporte. Mal se tiene que dar para que no encuentre pronto un trabajo. ¿Hasta dónde piensa estirar su vida profesional?
–He pensado mucho durante estos meses. Los seis de la lesión y esta época sin jugar. Entre otras cosas he regresado para poder prepararme como profesora, que es lo que me gusta.
–El índice de paro entre los óptico y optometristas es cero.
–Sí, lo sé. Lo tengo ahí, si lo necesito puedo tirar de ello, pero lo que me tira es dar clase.
–Miguel Ángel Peñas ha dicho de usted: «es una jugadora de altísimo nivel a la que nosotros debemos devolver la ilusión». ¿Qué sucede? ¿Está usted desanimada, desmotivada, hastiada?
–Es complicado de explicar. Lo que pasa es que cuando estoy a punto de alcanzar mi mejor momento, cuando estoy próxima a encontrarme perfectamente, pasa algo. Tengo la sensación como de que la vida me quita las cosas. Me pasó con la lesión, que puso toda mi vida patas arriba y ahora, cuando me recupero y empiezo a decirme 'ya eres tu de nuevo Amaia', llega la pandemia maldita esta.
-Peñas dijo también que se ha marcado como objetivo con usted que regrese a la selección nacional y que sea convocada para los Juegos Olímpicos. Me temo que la va a exigir de una manera feroz. No es Miguel Ángel persona a la que le agrade incumplir los objetivos.
–Yo he mamado desde pequeña esa mentalidad de Miguel Ángel. La adoro. La responsabilidad de lo que soy es de él en la mayor parte
–Si el entrenador del Aula hubiera sido alguien que no se llamara Miguel Ángel Peñas ¿estaríamos usted y yo hablando aquí, en una terraza de Valladoliod, o lo estaríamos haciendo por teléfono?
–Si él no es la primera causa es la 1a. Él es el que impide que me acomode
–Lo peor de las lesiones de rodilla suele ser que se pierde confianza en la articulación. ¿Usted es de las que mira de vez en cuando a su rodilla pidiéndola que se mantenga firme o está plenamente segura de que responderá la pida lo que le pida?
–Desconfiaba, pero ahora cada vez menos. Hay entrenamientos en que veo que me responde perfectamente. De todas maneras, yo soy muy de rachas, y si el cuerpo no me va la cabeza tampoco y dejo de fiarme de mí misma... Pero ahora está perfecta.
–Salió de Valladolid en la temporada 2017-2018. Cuatro años después está de vuelta ¿En qué ha notado que ha cambiado el Aula? ¿Qué club era y que club se ha encontrado?
–Ha cambiado más de lo que esperaba. Es un club más fresco, ha dado un gran salto en cuanto a construir un cuerpo técnico más amplio y con las tareas más repartidas. Y en cuanto a profesionalidad en las chicas, el compromiso de las que vienen de fuera, que no tienen porqué tener ese espíritu en el primer año, pero que es como si llevaran aquí toda la vida. Creo que tiene que ver con la juventud y con la ilusión que yo tanto necesito.
–¿Tan bien están las cosas?
–Hay jugadoras que las ves hacer unas cosas y dice: 'no me puedo creer que tenga 19 años'
–¿Y en lo que respecta a la manera de jugar? ¿Se ha encontrado con que ahora la van a exigir algo más que velocidad y eficacia?
–Aquí tengo que tener una responsabilidad de identidad, de demostrar en la pista lo que llevamos dentro, de no darnos nunca por vencidas, de pelear hasta el final. Son aspectos que se esperan y que hay que dar.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.