Sergio Perela
Segovia
Lunes, 23 de noviembre 2020, 11:05
Se le está haciendo largo este mes a Balonmano Nava Viveros Herol. Estaba claro, ya cuando el calendario no se había complicado por la covid, que era el mes en el que tenían que enfrentarse a una gran cantidad de equipos de altas aspiraciones. ... Por eso los partidos de casa se antojaban tan tremendamente importantes. Pero tras no ganar a Benidorm, recibir a Ademar era una responsabilidad doble. Un equipo superior, de mayor calidad, que iba a exigir un plus más a los naveros. Un plus que en la primera parte no llegó.
Publicidad
Tras un inicio apabullante de los leoneses, mucho había que corregir en el primer cuarto de partido. Solo dos goles a favor porque los espacios que habitualmente suelen encontrar los guerreros por medio y desde la primera línea, se los negaban. Eso trajo consigo precipitación y todo empezó a ir mucho peor. Si a eso le añadimos un portero como Khalifa, que detiene las escasas que llegan a los tres palos, pues el ataque no aprueba.
Pero el partido estaba más en la defensa. Si contra un equipo con el potencial de Ademar no defiendes fuerte,la calidad de cualquiera de tus rivales te destruye. A Nava le cayeron goles de todos los colores y no sirvió de nada que en lugar de Patotski saliera Yerai Lamariano. Ese era el mensaje que en los tiempos muertos de la primera mitad quería Diego Dorado que interiorizaran los suyos, el de la competitividad, el del sacrificio defensivo independientemente de cómo le salgan a uno las cosas en ataque.
En el segundo cuarto, algo mejoraron las expectativas. Mejor defensa que supuso que no todos los ataques leoneses terminaran en gol. Mejor ataque porque se encontró a Darío Ajo en el pivote. Pero vamos, que al descanso las cosas se marcharon con un apabullante 5-17 que dejaba bien a las claras que la segunda parte sería testimonial, al menos para los leoneses que ya habían hecho la mitad del trabajo. Maravillosa utilización del extremo izquierdo y cinco goles en cinco lanzamientos de Marchán. Un ataque eléctrico, corriendo cada vez que podían y no fueron pocas. La segunda mitad, ya lo anunciaba Manolo Cadenas, sería para pensar en el compromiso europeo que venía y que las rotaciones se apoderaran del partido.
Los de Diego Dorado tenían una misión que no era menor: reducir los daños. Y es que perder este partido está contemplado, pero la forma no es algo que se negocie en Nava de la Asunción. Y la forma de la primera parte era fea, impropia de la historia del club. Había que corregir todo eso y, de paso, coger sensaciones. La leyenda de los Guerreros Naveros está construida sobre esa seña de identidad de la competitividad total y ese debía ser el objetivo.
Publicidad
Entre los cambios en los leoneses, la ligera mejoría del ataque navero y una serie de buenas paradas que afianzaron de nuevo a Patotski en la portería, en los primeros diez minutos se equilibró la anotación y al tercer cuarto del partido se llegó con un 12-23 que ya parecía otra cosa. Con el partido roto, quedaba competir, aunque ni siquiera eso sería fácil. Porque la plantilla leonesa no sólo es amplia, sino que es joven y todos tienen hambre de demostrarle a Manolo Cadenas que puede contar más con ellos.
Porque en un partido ya a tumba abierta en el que los minutos hacían que el tema táctico tuviera cada vez menos relevancia, Khalifa seguía sonriendo al banquillo cada vez que se quitaba de encima un lanzamiento navero. No es el habitual titular, pero se estaba marcando un encuentro sin par culminando el gran trabajo defensivo de su equipo.
Publicidad
En las estadísticas oficiales su trabajo quedó desdibujado, sin duda por algún error, porque Slavic sólo entró en cancha en tres ocasiones para los mismos lanzamientos de siete metros; con lo que de las 19 paradas sobre 38 lanzamientos de Nava, fácil que 17 fueran del guardameta argelino.
Poco se podía sacar en claro de los últimos minutos. Había que dejarlos fluir, porque el partido estaba roto y en manos de los jugadores. Ni siquiera los entrenadores se molestaron ya en detener el encuentro para aclarar nada más en tiempos muertos.
Publicidad
Diego Dorado se enfrentaba a su maestro, al equipo en el que creció para llegar a convertirse en entrenador, y seguramente por dentro estaba queriendo demostrar algo más. Pero había que pensar con claridad: rotar bien para no cargar a nadie, que ya hubiera sido el colmo en un partido tan ingrato.
Al final, al menos la distancia global quedó por debajo de los diez goles, que es un maquillaje que puede servir de cara al partido del próximo miércoles, también en Nava, para ver si el mes puede cerrarse con una victoria que ayudaría mucho a ganar sensaciones de cara al resto de temporada. Bada Huesca era, en teoría, un rival de la misma liga que Viveros Herol, pero la competición le está yendo a favor y se encuentra sexto en la tabla. Quizá sea hoy un espejo en el que mirarse, olvidando un partido como el de Ademar que en ningún momento, ni en la previa ni sobre el parqué, se pudo ganar.
Publicidad
Los leoneses harían noche en Nava para poder salir hoy hacia Toulouse, donde les espera un duro partido europeo. Hicieron su trabajo: solucionaron el encuentro en la primera parte y pudieron racionar los minutos para tener a su completísima plantilla dispuesta para la siguiente batalla.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.