Mucho Ademar para un Nava que ha de apelar a la heroica en la vuelta

El choque del Palacio Municipal de los Deportes vivió el siempre particular pulso con sabor añejo entre dos de las pizarras que más sabiduría atesoran dentro del balonmano español. El parcial inicial del Ademar no dejó lugar a dudas sobre la importancia que concedió el plantel de Manolo Cadenas al choque. Con los extremos de la formación leonesa galopando a campo abierto, poco pudo hacer la defensa del Nava para frenar las incursiones durante los primeros compases del enfrentamiento. Fueron contragolpes siempre culminados ante un portero, Patotski, que no encontró auxilio en la muralla defensiva. El 5-1 inicial endosado por los maristas supuso un mazazo a la puesta en escena de los muchachos de Zupo Equisoain, que muy pronto ordenó parar el cronómetro y decidió reordenar las ideas de sus efectivos para mantenerse con vida en el envite.

Tampoco encontró auxilio el conjunto navero en el ataque, alejado de su dinamismo habitual y con dificultades para superar la figura del portero Bomastar. Sin embargo, Pérez Arce se encargó de ajustar de forma momentánea el tanteador hasta que un nuevo arreón local puso tierra de por medio en el electrónico (10-4, min. 18). Los desajustes defensivos del septeto en pista de la escuadra de Nava de la Asunción costaron un goteo de dianas que se encargaron de capitalizar Jaime y el hermano menor de los Pérez Arce, Gonzalo. En todo caso, representó una demostración de poderío de unos jugadores que habían sembrado muchas dudas antes del parón competitivo. Hacia el final del primer acto, llegaron las mejores sensaciones foráneas. La defensa al límite impuesta por los maristas encontró atisbos de fisuras en la conexión con el pivote y la buena distribución a los extremos al borde del pasivo. En ese contexto, brillaron Adri Rosales y Smetanka. El jovencísimo canterano tuvo apariciones brillantes en las que deslumbró a una grada entendida que paladea y disfruta cada bocanada de aire fresco que destila el balonmano nacional. El siete elegido por Zupo Equisoain empezó con el mismo empuje para afrontar el segundo tiempo. Sendos goles de Smetanka y Moyano, eligiendo buenas opciones en el ataque estático sobre la defensa en 6:0 de los maristas, dieron alas a un Nava que pudo por fin ver la espalda de su perseguido (17-12, min. 34). No obstante, el técnico local, Manolo Cadenas, apretó muy pronto los dientes para subir un piñón en la intensidad de su engranaje defensivo y dificultar las maniobras adversarias. Cada vez que el Ademar se aprovechó de la permisividad arbitral, tejió un muro defensivo en el que Bomastar se sintió resguardado, todo lo contrario que Pleh, desprotegido frente a los veloces extremos blanquillos, siempre dispuestos a salir al contragolpe (20-14, min. 40). Un último demarraje leonés dejó el choque, y presumiblemente también la eliminatoria, vista para sentencia. La actuación coral de los pupilos del veterano preparador leonés multiplicó las amenazas ofensivas, en especial con las transiciones y la superioridad sobre una primera línea navera que nunca tomó el pulso debido al primer asalto de la tercera ronda copera.

Ni siquiera un postrero intercambio de golpes sirvió para maquillar el resultado de un naufragio en el que solo se mantuvieron a flote Moyano, incombustible con su capacidad de lanzamiento lejano, y el extremo Pérez Arce cada vez que el Nava pudo galopar sobre la pista del Palacio Municipal de los Deportes. Fue poco argumento, en todo caso, para un Ademar que exhibió músculo en una de las mejores actuaciones de su gris temporada a nivel de campeonato doméstico.