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Miguel Baptista ensaya el lanzamiento en el Palacio de los Deportes. Peio García

El Ademar León doblega al Nava pese a la gesta de Yeray (23-22)

BALONMANO ·

Los segovianos pelean su primer derbi en el Palacio de los Deportes en una exhibición del meta, que firma 21 paradas

Viernes, 8 de noviembre 2019, 21:47

En su regreso al Palacio de los Deportes de León, Yeray Lamariano se agigantó con una hoja de servicios de 21 paradas. Con él al frente del timón, ha opositado a la epopeya el Nava este viernes en su primer derbi oficial en la cancha ... más ilustre del balonmano regional. Y lo hizo hasta el final. En el partido de los viejos conocidos, del pupilo del banquillo navero –Dani Gordo– midiéndose al mentor –Manolo Cadenas–, el cuadro segoviano volvió a ganarse su sitio en Asobal. Su segunda derrota en cinco partidos como visitante en la élite difícilmente pudo ser más digna.

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Abanca Ademar León

Rubén Marchán (2), Mario López (1), Jan Fleutchmann , Gonzalo Carou (1), Tin Lucin (5), Pedro Martínez, Federico Vieyra, Andrew Donlin, David Fernández (4), Juanjo Fernández (2), Dino Slavic, Jaime Fernández (1), Gonzalo Pérez Arce (4) y Mario Carrillo (3).

23

-

22

Viveros Herol BM Nava

Yeray Lamariano, Paco Bernabéu, Miguel Baptista, Eduardo Fernández (1), Álvaro Rodrigues, Agus Casado (5), Bruno Vírseda, Darío Ajo Villarraso (5), Nicola D'Antino (5), Ernesto Sánchez, Carlos Villagrán, Rodrigo Pérez Arce (2), Adrián Rosales (2), Oleg Kisselev (2) y Andrés Alonso.

  • PARCIALES CADA CINCO MINUTOS. 2-1, 5-4, 7-6, 8-8, 10-9, 12-11 (descanso), 13-13, 17-16, 19-16, 21-18, 23-21 y 23-22.

Los dos primeros ataques naveros terminaron en pérdida. Mal síntoma ante un equipo siempre dispuesto a activar los propulsores. Los ingredientes para una salida contundente de los locales estaban en la mesa, pero Yeray se puso pronto el traje de bombero con dos intervenciones de mérito. Circulaba con más amplitud el Ademar, pero el Nava mantenía el diálogo con los tiros de Oleg Kisselev, que asumió responsabilidades desde el principio. Con él y Agus Casado, el suministro de balones al pivote funcionaba y Darío Ajo anoto tres de los cinco primeros goles visitantes.

Ambos equipos llevaron la igualdad al extremo en un primer tiempo en el que ninguno se separó por más de un gol. Nava desperdició alguna bala por el camino con dos buenos ataques que no supo finalizar Bruno Vírseda o dos minutos de superioridad numérica que concluyeron con marcador en contra. Su intento de rebelión en la capital leonesa ya lo sostenía un Yeray imperial. Motivado desde sus primeras paradas, siempre dispuesto a apretar el puño para animar a sus compañeros, hizo gala de repertorio: levantando los brazos en el último instante, tirando de envergadura para negar un mano a mano al poderosos Lucin , acertando las intenciones de Fleutchmann en un tiro de siete metros y usando su posición para anticiparse a un sinfín de contragolpes.

En esa dialéctica de paridad permanente, las ventajas fueron leonesas, salvo tres ocasiones (5-6, 7-8 y 8-9) en las que los segovianos dieron antes la zancada. Agus Casado, exhibiendo potencia de lanzamiento, sostenía a los segovianos ante las pillerías de Carillo o el poderío de Lucin. La portería de Ademar no desmerecía y Dino Slavic, apoyado por una buena cortina defensiva, empezó a ser un incordio para los naveros, como ya lo fuera en la Copa de Castilla y León disputada hace dos meses en Nava de la Asunción.

En esas, los hermanos Pérez Arce aumentaron las revoluciones. Rodrigo diversificó las opciones ofensivas del Nava con dinamismo, pero llegaron más pérdidas. En el Ademar, Gonzalo es una bala en la transición y tiene un salto que le permite congelarse en el aire. Le interesaba esa verticalidad al Ademar, que arriesgaba tras cualquier pérdida segoviana en busca de un parcial que les permitiera coger aire. No hubo suerte, el recién ascendido se había convertido en una lapa cuando llegó el descanso (12-11).

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Yeray volvió del paso por vestuarios donde lo dejó: en la frontera de la excelencia. Dos paradas de enjundia a tiros propicios del pivote Marchán o de David Fernández, el exnavero que también se lució en septiembre, le colocaban en la frontera del 50% de paradas, todo un hito ante un rival de enjundia. Que el portero que se marchó en 2015 de Nava a León en el momento más crucial de la temporada estuviera cuatro años después defendiendo a los segovianos en el Palacio de los Deportes ilustra el auge del proyecto segoviano.

La inercia la llevaban ahora los segovianos, con Darío culminando dos asistencias excelsas de Carlos Villagrán, la segunda con un pase por debajo de las piernas. Así las cosas, el Nava tuvo una bala de oro en una superioridad numérica que arrancó con un gol de siete metros de Nico D'Antino, el mejor ejecutor en el extremo. No se venció el Ademar en su peor momento y aprovechó dos pérdidas de Casado para contragolpear y terminar la inferioridad numérica con un parcial positivo (1-2).

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Yeray Lamarian hace una espirada durante el partido. Peio García

Acusaría el golpe el cuadro segoviano, que se vio acto seguido con el viento en contra tras una exclusión de Álvaro Rodrigues por un golpe con el antebrazo. El gol de Marchán en el pivote separaba por dos goles a los leoneses; la primera ventaja de más de un tanto llegaba tras 42 minutos de juego. Ahí es nada. Dani Gordo era consciente del momento y paró el partido. El Ademar tenía los elementos justos para distanciarse: un Slavic atinado y un incisivo Gonzalo Pérez Arce. El Nava empezaba a sudar sangre para anotar y David Fernández, su antiguo niño mimado, hacía de las suyas. Así, los locales parecieron dejar el choque visto para sentencia con la máxima ventaja (23-19).

En esas, Yeray negó el final plácido y empezó a acumular paradas, convirtiendo el gol, la norma del balonmano, en una excepción. El tanto de Juanjo Fernández a ocho minutos y siete segundos del final fue la última vez que el meta vasco sacó el balón de su portería. Una secuencia épica ante un rival de primer nivel. Se sucedieron las contras, tiros lejanos y hasta un lanzamiento de siete metros. Nada. Estaba en auténtica efervescencia.

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No lo supo aprovechar el Nava, muy errático en ataque. Los segovianos encadenaron un tiro forzado de Ajo, una pérdida en un saque rápido, otro balón que se le escaparía de las manos a Rodrigo y un lanzamiento de Edu que bloqueó sin dificultades la defensa. El gol de Casado con el tiempo casi cumplido solo sirvió para presionar el saque de centro leonés. Así fue como los locales agotaron los últimos cinco segundos del minutero y contuvieron la rebelión de un Nava que rozó la gesta a cuatro días de recibir en su guarida al todopoderoso Barcelona. Tras nueve jornadas, los de Gordo tan solo han perdido un tercio de sus partidos y apenas han estado diez minutos, los de su derrota en Logroño, fuera de la contienda. Auténticos guerreros.

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