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Raúl González posa en el Bar Tharilo, de su barrio de Parquesol.
«Los entrenadores españoles son una marca»
Balonmano

«Los entrenadores españoles son una marca»

El vallisoletano Raúl González dirige por segundo año el banquillo del Vardar Skopje macedonio

Miguel Ángel Pindado

Domingo, 10 de enero 2016, 10:38

Fue el referente del nuevo balonmano en Valladolid, la ciudad donde desarrolló toda su carrera como jugador con 17 años vistiendo la camiseta local. Y tras su retirada se buscó la vida como técnico lugarteniente de Talant Dujsebaev en el prestigioso y poderoso Ciudad Real. Los tiempos cambiaron y las vacas flacas casi acabaron con el balonmano español. Se impuso la emigración y Raúl González buscó acomodo en un remoto país de los Balcanes: Macedonia.

Este país surgido tras la caída del muro y al calor de la diáspora de la antigua Yugoslavia tiene una extensión menor que Galicia, con una población que supera los dos millones de habitantes, de los cuales casi la mitad se congregan en la capital, Skopje. Hasta ese pequeño estado se traslado Raúl González hace ya dos años con la ilusión de trabajar en lo que sabe: el balonmano. «En principio cuesta un poco por el idioma, pero en dos o tres meses ya empiezas a integrarte. Yo llegué en enero y en julio, cuando terminaron las clases, se trasladaron también mi mujer y mis hijas, y entre todos fue más fácil. Las niñas estudian en un colegio internacional, donde lo hacen la mayoría de los ciudadanos extranjeros, y enseguida han hecho amigas, aparte de hablar perfectamente el inglés. Todos nos hemos acomodado bastante bien en Skopje».

Y es que el país macedonio ha cambiado notablemente en los últimos años. Las enormes facilidades que ofrece a la inversiones extranjeras, donde las empresas que se instalan no pagan impuestos durante 10 años, ha dado un empujón enorme al país. «Además, los macedonios son muy de estar en la calle, muy parecidos a los españoles y no es complicado relacionarse», admite Raúl, que también reconoce que enseguida los españoles hacen piña. «En el equipo tenemos a Maqueda, Sterbik, Alex Dujsebaev o David Davis y luego hay diversos directivos de empresas que formamos la comunidad española en Skopje. A todo ello ha ayudado mucho la labor del embajador Ramón Abaroa de Carranza, familiar del conocido Ramón de Carranza, que se desvive para facilitar las cosas a los españoles».

A pesar de todo, los inicios fueron duros por las dificultades para transmitir los conceptos. «En las primeras semanas, la ayuda de Davis fue fundamental así como la de Alex Dujsebaev. Este habla ruso, que es parecido al macedonio, y entre todos intentábamos dar forma al estilo de juego que queríamos».

Todo lo demás han sido facilidades. «El presidente es un hombre de negocios que se ha volcado con el deporte. Ha construido un complejo exclusivamente para el balonmano, tanto masculino como femenino, con polideportivo, gimnasios, hotel, etc. Espectacular. Mucho más completo incluso que el Quijote Arena y quizás, de los mejores del mundo. No hay ningún problema para entrenar y creo que, a pesar de que nos hemos visto pocas veces, creo que tenemos buena sintonía. También ha construido otro complejo con estadio incluido para un equipo de fútbol».

Tocar la Final Four

Y eso también ha tenido consecuencias a nivel deportivo porque el Vardar Skopje ha pasado, de ser uno más en la Liga de Campeones, a codearse con los grandes equipos continentales. En la actualidad, está disputando la fase de grupos en busca de una plaza para la Final Four, donde se ha quedado a las puertas las dos últimas campañas.

«Deportivamente es casi imposible llegar más lejos. Ahora conseguimos resultados más amplios, triunfos más cómodos, pero en la Champions hay muchos equipos de altísimo nivel y es muy complicado entrar en esos cuatro elegidos. Nosotros estamos bien colocados y a la espera de saber quien nos puede tocar en el cruce», comenta Raúl González, que cuenta en su equipo con serbios, macedonios, rusos y españoles. «Los fichajes se hacen consensuándolos con el equipo técnico del club. Yo soy un empleado más. Si hemos fichado españoles es porque ya suelen conocer el estilo de juego y es más sencilla su adaptación».

El técnico vallisoletano afirma que, al principio, se le veía en Macedonia como un extranjero o quizás como un intruso, pero ahora se ha integrado y es uno más. «Está claro que a mucha gente le gustaría entrenar en el Vardar por las excelentes condiciones del club. Ahora estoy yo y espero que mi trabajo me ayude a seguir al frente del equipo. El contrato se renueva cada año, pero no es algo que me preocupe en exceso. Lo importante es el trabajo del día a día».

Pese a la diáspora y disgregación de la antigua Yugoslavia, en los balcanes se juega una liga, sin valor a nivel europeo y patrocinada por Gaszprom, que permite enfrentamientos de alto nivel entre los mejores clubes de Croacia, Serbia, Macedonia, Montenegro, etc, que conforman una competición de corte idéntico a la Champions. «Lo bueno de esta competición es que todos los clubes ofrecen todo tipo de facilidades y no ponen pegas. Prácticamente todos jugamos Liga de Campeones, que es la prioridad, y por ello hay un pacto tácito para no perjudicarse en esa competición. Así, en lugar de poner trabas, la liga balcánica se adapta al calendario Champions. Es una manera muy diferente a la de España de ver la competición. Quizás los únicos problemas son las fronteras. Macedonia no es de la UE, como algunos países de los alrededores y suele ser complicados y tediosos los controles».

España, estancada

Y hablando de la competición española, Raúl González considera que el balonmano español «continúa estancado y pasarán todavía algunos años para que empiece a recuperarse. Ahora mismo solo Barcelona y, un cuantos pasos detrás, el Naturhouse mantienen el nivel competitivo necesario para estar en Europa. Antes los españoles llegaban a todas las finales continentales. Ahora es impensable. Por eso tanto jugadores como técnicos han tenido que optar por emigrar».

Y de cara al Campeonato de Europa que comienza a mediados de enero, el técnico vallisoletano ve a España como una de las tres favoritas para llevarse el título, «aunque creo que este va a ser el Europeo más espectacular de los últimos años. Hay muchas selecciones de gran nivel y sobre todo muy pocos premios. Hay muchos intereses y una plaza olímpica, más puestos para los preolímpicos... Será muy interesante».

Raúl es consciente de que su trabajo depende muy mucho de los resultados. «No podemos mirar mucho más allá del día a día. Los resultados y ganar es lo que importa. Está claro que el objetivo sería alcanzar la Final Four, pero es algo casi imposible para nosotros». Apesar de todo, reconoce que «los entrenadores españoles son una marca en el balonmano y por ello estamos tan bien considerados en el extranjero. Personalmente creo que la clave es intentar que todo funcione con orden y que el equipo esté unido, disfrute con el balonmano y esté a gusto. Afortunadamente, la prensa de Macedonia también respeta el deporte».

«Nosotros hablamos macedonio ¿y tú?»

En un tiempo muerto de un partido televisado, Raúl González se dirigió a sus jugadores en macedonio. Eran sus primeras palabras en público en ese idioma y causaron un pequeño bombazo mediático en el país. «Ese momento fue muy sonado en las redes sociales y la prensa del país, ya que está claro que es un idioma que se habla solo en Macedonia, aunque se parece al ruso. Lo más chocante de todo es que en ese tiempo muerto me estaba dirigiendo al lateral español Alex Dujsebaev, que también hace las veces de traductor del ruso».

Así, uno de los memes que se divulgó por las redes era una foto de Raúl y el presidente ruso del club, Serguei Samsonemko, con el lema «Nosotros hablamos macedonio, ¿y tú?»

Y es que Raúl González no ha dudado en aprender macedonio, aunque reconoce que «es complicado y no lo controlo como quisiera. No trasmite de la misma forma el sentimiento que quiero expresar».

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