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Miguel Ángel Pindado
Jueves, 12 de junio 2014, 01:10
¡Vamos, vamos, vamos mi Pucela....! El cántico que tantas veces heló el corazón de los aficionados en Huerta del Rey sonó triste y melancólico en el frío salón de actos de Cajamar, donde se celebró la última asamblea de socios del BMValladolid. Día triste para el deporte vallisoletano. El Club Balonmano Valladolid ya no existe. Desapareció. Quedó enterrado ayer tras la última asamblea de socios, curiosamente la más poblada de sus 23 años de historia. Ahora solo faltan los trámites administrativos para liquidar la entidad.
El todavía presidente Óscar Simón, acompañado por sus directivos Chema Herrezuelo y Julio Vicente, fue el encargado de ejercer de maestro enterrador. Entre los más de doscientos socios que abarrotaron la sala estaban leyendas del club como Molina, Manu, Quique, Raúl González o José Carlos Muñoz, y jugadores del último plantel como Ismael, Yeray, Fernando o el técnico Nacho González, y también hombres ligados al balonmano como Toño Garnacho, Luis Colmenero, Carranza o Luis Martín Ibáñez.
La asamblea comenzó con una puntualidad británica a las 19:30 horas y el presidente Óscar Simón inició su intervención relatando los objetivos deportivos logrados por su junta directiva en esta última temporada. Así se refirió al equipo femenino, a la fidelización con el Nava, al equipo de Segunda División, al mantenimiento de las bases, a la creación de una escuela de entrenadores, de un grupo de tecnificación, a la promoción del balonmano y al hecho de contar con jugadores de Valladolid y de la cantera. Eso en el lado positivo. Pero en el lado negativo tuvo que reconocer dos puntos extremadamente graves: No se consiguió la permanencia ni tampoco que el club aumentase su raigambre en la ciudad. Dos puntos que eclipsan los logros.
Y si en el aspecto deportivo, el global había resultado negativo, en el tema económico, después de muchos números, la situación era sencillamente dramática. Prácticamente tal y como la cogió Óscar Simón hace año y medio, en enero de 2012. La deuda acumulada a fecha de 31 de mayo alcanzaba 1.689.999 euros, que a buen seguro aumentará a cerca de los 2 millones cuando se liquide finalmente la entidad.
Óscar Simón volvió a comentar que «en la máxima categoría podríamos haber tenido alguna posibilidad de continuar. Había un presupuesto elaborado con unos 800.000 euros para la siguiente campaña, e incluso un plan de viabilidad para abonar la deuda», aseguraba el directivo, aunque con mucha menos ilusión y ganas que lo hizo hace año y medio con las mismas apreturas económicas, pero recién llegado.
«Hasta ayer mismo hemos intentado buscar la posibilidad de que algún club de Asobal no saliese la próxima temporada, pero nadie ha renunciado. El administrador concursal tenía de plazo hasta ayer para presentar su informe al juez y en dicho informe señala que el club no es viable, por lo que propone su liquidación. En División de Honor B no se puede sustentar una deuda de este calibre».
Yno había más que discutir. Según los estatutos la asamblea de socios, con una mayoría autorizada, podría votar voluntariamente la liquidación del club, pero evidentemente en la sala apenas había un 15 por ciento de la masa social. «No has presentado tú el concurso de acreedores, pues liquídalo tú», le espetó un socio, a lo que Simón respondió que la decisión de la liquidación no estaba en la sala. Así pues, en apenas media hora de exposición, se borraban de un plumazo los 23 años de historia de la entidad y el sentimiento que durante todo ese periodo había calado hondamente en los corazones de los aficionados. No había más. Todo se había acabado. El BMValladolid había muerto.
Y aunque en el orden del día de al convocatoria de la asamblea no había apartado de ruegos y preguntas, el presidente accedió a ello, aunque ciertamente tampoco aportó soluciones ni respuestas.
Y como siempre hubo de todo. Hubo socios que intentaron buscar respuestas a ese despilfarro económico, hubo otros que prefirieron pedir responsabilidades porque les levantaron de su asiento en el partido contra el Aranda, otros que echaron la culpa del descenso a una mala política de fichajes, otros que criticaron los días del club o el catering del palco «de 17 euros», según respondió Simón.
También hubo quien criticó la escasa capacidad de gestión del presidente y de su Junta Directiva, pero todos expresaron un sentir general que aglutinó el socio número 1, el ex entrenador del Michelin José Carlos Muñoz, cuando hablo de «frustración porque nos han estado engañando durante muchas temporadas», en alusión a los años de directiva de Dionisio Miguel Recio. Y también hubo muchos socios que exigieron responsabilidades, si bien el presidente Óscar Simón se limitó a decir que toda la documentación de los últimos tres ejercicios estaba en manos del juez y que sería el propio juez el que tendría tomar cartas en el asunto si encontrase alguna cuestión ilegal o delictiva.
No hay patrimonio
Preguntado sobre el patrimonio del club y si habría dinero por lo menos para pagar a los jugadores, fue el portero y capitán del equipo Yeray Lamariano, que tiene experiencia en este tipo de procesos concursales porque le ha tocado vivir alguno en su carrera deportiva el que respondió. «El patrimonio del club son sus jugadores. Puede tener un ordenador y una fotocopiadora, pero no da para pagar a los acreedores. Los jugadores podremos acudir al Fogasa para reclamar las cantidades, pero como mucho te dan 6.000 euros, una cantidad ridícula en comparación, por ejemplo, a lo que deben a Perales», afirmó el valiente guardameta.
Yeray también reconoció la responsabilidad de la plantilla, que no pudo o no supo defender la permanencia en Asobal, a lo que el público le respondió con una sonora ovación de apoyo. Y el capitán se atrevió a más. Para explicar gran parte de la deuda acumulada afirmó que «se hacían los contratos en neto, por lo que el club debía pagar a Hacienda y no lo hacía».
Yuna socia, casi con lágrimas en los ojos inició el cántico «!Vamos, vamos!, vamos mi Pucela.... que te llevo dentro de mi corazón!!. Gran parte del público se unió al himno, pero poco a poco, como el club, el cántico fue languideciendo, hasta quedarse en un susurro apenas perceptible para el oído pero que quedará grabado para siempre en el corazón y la mente de todos los aficionados. Hasta nunca BM Valladolid.
Gastos faraónicos
La presencia de José Carlos Muñoz, socio número 1 del ya extinto BMValladolid, acompañado de varios exjugadores como Molina o Manu, implicados en la creación de un nuevo club, en la primera fila levantó expectación. Y quizás también los momentos más agresivos de la rueda de preguntas. José Carlos no se anduvo por las ramas y en cuanto cogió el micrófono expresó un sentimiento general en la sala. «Creo que más que decepción o pena lo que tenemos es un sentimiento de frustración porque nos han estado engañando en las asambleas anteriores», espetó el primer socio del club.
Y fue muy directo con la primera pregunta: «En los viajes por Europa, por ejemplo a Moscú, ¿cuanta gente viajaba a costa del club?». El presidente Óscar Simón salió por la tangente argumentado que esas explicaciones hay que pedírselas a los directivos que hicieron esos viajes. José Carlos Muñoz le invitó a decir si al menos había visto esas facturas y ahí Oscar Simón se mostró mucho más explícito. «He visto algunas facturas de viajes de una agencia, pero no podría precisar con qué motivo. Ahora bien si lo que quieres decir es si en la anterior etapa hubo gastos faraónicos, te diré que sí. Hubo gastos faraónicos».
Otra de las preguntas de José Carlos Muñoz se refirió al contrato de Juan Carlos Pastor, el anterior entrenador del club, que decidió marcharse en enero del 2012. Al parecer, Pastor tenía una cláusula de rescisión de 150.000 euros si se marchaba antes de la finalización de su contrato. Según explicó José Carlos Muñoz, el anterior presidente Dionisio Miguel Recio modificó dichas condiciones del contrato para que pudiese marcharse cuando quisiese, siempre anunciándolo con un mínimo de tiempo, lo que ocurrió. José Carlos entiende que eso fue una estafa al club, porque le privó de un dinero que sin duda necesitaba.
El CB Valladolid emitía este jueves una nota pública en la que lamentaba la desaparición del equipo de balonmano y mostraba su apoyo a la familia del balonmano. "Al Balonmano Valladolid se le debe agradecer que haya llevado el nombre de la ciudad por toda España y por Europa, siendo uno de los equipos de balonmano más destacados de la Liga Asobal", terminaba el comunicado.
A esta cuestión, Óscar Simón respondió con evasivas. Argumentó que el contrato de Juan Carlos Pastor sí tenía esa cláusula de rescisión, pero que también había un anexo al contrato, firmado por el anterior presidente Dionisio Miguel Recio, completamente legal, en el que eximía de dicha cláusula si Pastor anunciaba su marcha.
No tuvo oportunidad de preguntar mucho más José Carlos Muñoz, porque también había más socios interesados en inquirir al presidente .
Y una pregunta quedó en aire «¿a quien se puede pedir responsabilidades por todo lo que ha ocurrido en el club?». Un socio dio parte de la clave. «Hay que tener en cuenta que las cuentas, engañados o no, las aprobábamos todos los socios en asambleas como esta, luego todos tenemos nuestra responsabilidad».
Y el sentimiento de frustración se hundió aún más en el corazón de los socios.
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