![Sergio de Larrea, la bomba por detonar del baloncesto español](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202107/26/media/cortadas/sergio1-kQrF-U15052948605c4H-1968x1216@El%20Norte.jpg)
![Sergio de Larrea, la bomba por detonar del baloncesto español](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202107/26/media/cortadas/sergio1-kQrF-U15052948605c4H-1968x1216@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Dejó de ser un 'bad boy' en el año 94 y, sin embargo, Isiah Thomas aún es una de sus referencias en el puesto de base pese a haber nacido once años después. Es el peaje, bendito peaje en tiempos de 'videogamer' y 'youtubers', de ser un friki del baloncesto. De preferir cien lanzamientos más en el pabellón de tu colegio que gastar ese tiempo frente a una pantalla.
Estamos ante un jugón nada virtual que se aleja bastante del estereotipo de jugador de laboratorio que se estila en el baloncesto actual. Jugadores que botan igual, tiran igual y piensan las mismas situaciones de juego. El suyo es un caso atípico. Es ahora cuando ha decidido entrar en una de esas fábricas –L'Alquería en Valencia es, sin duda, la más preparada; de hecho ya le ha enviado a casa un preparador físico–, pero hasta la fecha solo había necesitado de un talento inmenso y una cabeza perfectamente amueblada para ser uno de los mejores proyectos de su generación sin necesidad de abandonar el equipo de tu colegio (San Agustín). Si tienes esas dos virtudes, y además lo acompañas de unos padres que saben el terreno que pisan, puedes perfectamente esquivar sin pena ni aflicción todo tipo de balas, que trasladado al deporte del siglo XXI se traduce en llamadas de todo tipo de representantes y canteras, incluida la de tu propia ciudad.
Porque en Sergio confluyen no pocos condicionantes para tocar cualquier techo que se proponga. La mayoría se ven al trasluz sobre una cancha sin necesidad de rascar más allá, pero sobre sus 200 centímetros –«198 sin zapatillas», puntualiza él mismo– descansan otros intangibles que garantizan el éxito en su periodo de formación.
Antes de echar siquiera el balón al suelo es inevitable subrayar que se trata de un jugador de dos apellidos que ha heredado de sus progenitores la pasión por el baloncesto. Todas las horas que ahora le dedica en el pabellón del colegio ya las dedicaron Jorge y Nuria, y saben por lo tanto qué pasos y qué sacrificios requiere la evolución de un jugador a una edad tan temprana. En este caso, nadie lo discute, la de un jugador especial.
Sergio de Larrea Asenjo (Valladolid, 2005) representa el proyecto más sólido que ha emanado del baloncesto local desde Fernando San Emeterio, retirado precisamente hace unos días.
Un base de 16 años y dos metros de altura capaz de hacer de todo, y todo bien, sobre una pista.
Un chico desgarbado, con aire de jugador balcánico de finales de los 80 y cara de haber gateado en Sibenik, capaz de controlar partidos como los controlaba Delibasic, Kukoc o Drazen Petrovic. «Siempre ha sobresalido porque absorbe mucho juego. Ya en infantiles veía el juego con mucha anticipación», destaca Jorge. A su padre todavía se le pone la piel de gallina cuando recuerda la irrupción de su hijo en el Campeonato de España alevín con apenas 10 años. «Vino a hablar conmigo el responsable de la cantera del Joventut para decirme que Sergio tenía algo especial, además de unas condiciones físicas importantes... ¡Y no había empezado el campeonato!», exclama. No hubo que esperar mucho para confirmar el diagnóstico de David Jimeno.
Sergio ha ido dejando tarjetas de presentación en todos los campeonatos que ha disputado. En Benidorm todavía recuerdan sus 29 puntos y 26 rebotes (43 de valoración) en el Nacional infantil; Real Valladolid y Colegio Leonés le han sufrido este año en el sector con 26 puntos/19 rebotes y 29 puntos/17 rebotes, respectivamente; y qué decir de los ¡64 puntos de valoración! que cosechó ante Bilbao Basket (31 puntos y 20 rebotes) hace escasamente un mes...
Numéricamente su capacidad de liderazgo es indiscutible, y más próxima a la de su admirado Luka Doncic que al propio Isiah Thomas, pero si hay una prueba del algodón que no engaña en baloncesto, una verdad irrefutable sobre el nivel de un jugador, Sergio también la ha vivido sin haber cumplido aún los 16 años. En este caso más que Sergio, su padre.
Si Arturo Ortega coge el coche para invitarte a un café es que haces muchas cosas bien. No solo una. Y también en esta partida que se juega entre agentes tanto Sergio como sus padres lo tienen muy claro: el representante que empezó a hacer fortuna trayendo a Sabonis a Valladolid se llevó la misma respuesta que otras canteras antes. «Sergio no tiene agente, no hay ninguna necesidad de tenerlo ahora. Y cuando toque, lo decidirá él», asegura rotundo Jorge.
Hasta que llegue ese trance, el jugador de dos apellidos ha hecho ya su primera elección. Rechazó Zaragoza para vivir/jugar la próxima temporada como residente en L'Alquería, el megacomplejo deportivo del Valencia Basket que es la envidia de media Europa –jugará en LEBPlata siempre que su agenda con el Júnior lo permita–. «Allí sí hay un proyecto deportivo y una estructura profesional desde la base hasta senior para que Sergio se forme como jugador pero también a nivel educativo, ya que les adaptan los horarios», señala convencido su padre, que no duda de que se trata de la mejor opción posible. «Sergio siempre ha sido muy maduro, algo fuera de lo normal, y su cabeza le va a ayudar a superar esos malos momentos de cuando te ves lejos de casa».
Esa genética, que el propio Sergio ha decidido estudiar cuando cumpla los 18 –se ha decantado por la rama de la biotecnología–, le servirá sin duda para mejorar aspectos pendientes a su edad. «Aún tengo que mejorar mi físico, sobre todo la fuerza, para aguantar determinadas situaciones defensivas, y también el salto, la velocidad, rapidez de ejecución», admite Sergio, ahora con la vista puesta en la selección U16 de Ángel Jareño que disputará un torneo en Sofía en el mes de agosto.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.