Ricke Rubio sontíe tras anotar uno de sus oche triples.

Ricky, y solo Ricky

A Aro pasado ·

«Puedo reconocer que la NBA es atractiva cuando llegan los play offs, pero en la fase regular no existen indicios ni evidencias de agresividad, actitud, defensa o intención por jugar un baloncesto completo»

Jota De la Fuente

Arroyo de la Encomienda

Lunes, 8 de noviembre 2021, 17:49

El lunes nos despertamos, como sucede a diario, con los titulares de la marca batida esa noche en la NBA. Cada día un record, un registro, una nueva marca. Esa es la seña de identidad de una competición, la NBA, que en su larga fase ... regular dista mucho de lo que se supone pelea y disputa por las victorias.

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La diferencia esta vez ha sido que la marca es de Ricky Rubio, el mayor talento que ha dado el baloncesto español desde hace años. Su precocidad, la mano de Aíto García Reneses, su valedor y quien arriesgó poniéndolo cuando transitaba entre la infancia y la adolescencia, son el hilo que nos mantiene, a algunos, pendientes de lo que sucede en la que dicen mejor 'competición' de mundo.

La NBA tiene a los mejores atletas del mundo del baloncesto y a los que más cobran, salvo excepciones de la Euroliga -cada día más pese a la crisis- o de los mercados asiáticos. Puedo reconocer que la NBA es atractiva cuando llegan los play offs, cuando se corta el bacalao, que es cuando el espectador tiene la sensación de esfuerzo por lograr la victoria. En la fase regular no existen indicios ni evidencias de agresividad, actitud, defensa o intención por jugar un baloncesto completo. Eso sí, cada día un record, una marca inédita, un chascarrillo sobre el que hablar.

Y en esto que llegó el base español de El Masnou, a sus 31 años, ni más ni menos que al legendario Madison Square Garden de los New York Knicks para soltar una marca de las que gustan en la NBA. Con su actual equipo, los Cleveland Cavaliers, logró 37 puntos, para liderar a su equipo en ataque y ganar por 109-126. La relevancia de las cifras, al más puro estilo NBA, radica en que es la mejor marca de un jugador saliendo desde el banquillo, es decir, sin ser titular y, por si fuera poco, la mejor marca anotadora de Ricky por aquellas canchas como jugador profesional. Los puntos llegaron tras un 8/9 en triples, para un 13/19 de tiros de campo, a lo que hay que sumar 10 asistencias. Todo ellos en 31 minutos. Cuarta victoria consecutiva de los Cavaliers dicen las estadísticas, para una marca ganadora de 7-4.

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Uno tiene la sensación de que Ricky Rubio no goza en USA del respeto que merece. Sin ir más lejos, el pasado verano fue ninguneado cuando fue traspasado para hacer de fichaje puente y recalar en Cleveland. Los Cavaliers aceptaron al español a regañadientes y lo tienen ahí porque no queda más remedio. Y ahí está el hombre, sin ser titular ni ser considerado importante, pero aportando calidad, puntos y asistencias. Y todo tras la pandemia y tras ser campeón del mundo en el verano de 2019 en China con España y ser el MVP del torneo.

Hay que utilizar el resumen de sus jugadas frente a los Knicks para guardar y poder poner a los niños en los entrenamientos. Todas las acciones son como a cámara lenta, marcando bien los gestos, los pasos, los movimientos, como se hacen por las tardes en las gélidas canchas de nuestra tierra, repitiendo las pautas hasta que los niños culminan la acción con un buen pase o un buen tiro. Y en el video de las jugadas de Ricky, me van a perdonar, no pasa desapercibida la apatía defensiva de sus oponentes. Todo le salió bien en ataque a Ricky Rubio el domingo en Nueva York.

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Si bien estuvo la marca deportiva del domingo, mejor estuvo Ricky en la rueda de prensa posterior. Habló con sencillez, con sensatez, como un hombre maduro, consciente de dónde está, de sus posibilidades, del entorno en el que se mueve, de lo que le resta como jugador y de cómo afrontar un joven su carrera. Ese video también deberían verlo los niños en los entrenamientos, que no todo es hacer bien el paso cero o los movimientos defensivos y ofensivos.

Decía la semana pasada la estrella de los Atlanta Hawks Trae Young que «la temporada regular es aburrida. Tienes que encontrar esa misma motivación para jugar como en los playoffs». Mi sensación y matiz no es que haya que encontrar motivación, sino que en los 82 partidos que dura la fase regular para cada equipo hay que competir y jugar al baloncesto, atacando y defendiendo, poniendo trampas al rival y aprovechando rachas y momentos de los jugadores. Convertir cada partido en un All Star devalúa el juego, la competición, sus profesionales y el baloncesto. Eso sí, para el espectador al que le guste acudir a un espectáculo de ese tipo, la promoción, el marketing y la publicidad, la NBA va de cine.

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