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El UEMC despejó todos los complejos que le venían persiguiendo desde principios de temporada para soltar lastre en un partido redondo que cumplió todas las expectativas y alguna más. Hizo la primera muesca en Pisuerga, le regaló de paso una amplia sonrisa a la grada ... con la primera centena del curso, y por el camino dejó detalles para la esperanza que animan a pensar, por qué no, en un potencial equipo de 'play-off' allá por el mes de mayo.
Al menos este sábado desarboló a un equipo que, con siete victorias, apuntaba hasta ahora a cruzar esa frontera.
La victoria da para pensar que el enfermo ha pasado a planta, por mucho que los especialistas recomienden prudencia después de lo sufrido en los últimos cuatro meses. La mejoría sostenida en el tiempo que se requiere se podrá calibrar subiendo el Tourmalet que se viene encima, con Obradoiro, Betis y Estudiantes llamando a la puerta en el próximo mes.
El debut de Iñaki Martín, 'pinturero' y sobreactuado en su vuelta a Pisuerga, se saldó con mejor nota de lo esperado, pendiente de un rival de altura que, ya sin mochila, confirme la transformación deseada.
UEMC
Mike Torres (25), Demers (12), García-Abril (-), Wilson (8) y Vucetic (15) -quinteto inicial-, Kovacevic (21), Sans (5), Puidet (2), Sergio de la Fuente (6), Manchón (6) y MBalla (1).
101
-
77
Castellón
Minlend (13), Adala (3), Tate (14), Stutz (11) y Okouo (4) -quinteto inicial-, Menéndez (2), Ngom (5), Álvaro Martínez (7), Faner (11), y Etxeguren (7).
Árbitros: Jorge Baena, Juan P. Morales y Manuel Seijo.
Parciales: 30-20, 59-35 (descanso); 83-61 y 101-77 (final).
Incidencias: Jornada 17ª de la Primera FEB, disputada en el polideportivo Pisuerga con algo más de media entrada.
Los problemas en la dirección llevaron al técnico visitante a improvisar, partiendo con su único base sano (Faner) en el banquillo, con su anotador ejerciendo de base (Tate) y tras la lesión de Stutz (minuto 14) jugando muchos minutos con cuatro pequeños. Contratiempos que encontraron su contrapunto en su rival, que poco a poco y ya sin percances físicos empieza a recobrar la figura y su mejor versión gracias en buena medida al estado de forma cada vez más óptimo de Mike Torres y al momento dulce que atraviesa Kovacevic.
El partido, pues, encontró en ese túnel a dos equipos en momentos contrapuestos. El UEMC viendo la luz después de meses en penumbra, y el Castellón entrando en él después de un arranque de curso más que aceptable. En ese contexto, la resistencia visitante fue diluyéndose como un azucarillo con el paso de los minutos sin llegar a ser nunca una amenaza real. Del 8-1 se pasó al 18-11 (minuto 7), de ahí al 26-14 y, con ayuda de una rotación mucho más sólida, hasta un concluyente 45-27 mediado el segundo parcial apoyado en un Kovacevic de dulce (12 puntos con un solo fallo en sus primeros diez minutos de juego).
El debut de Iñaki Martín como técnico en Pisuerga, además de un puñado de gestos para la galería, dejó dos pinceladas de interés para el desarrollo del juego: por un lado dos parejas interiores bien definidas, con dos 'cincos' de inicio como Wilson y Vucetic y el tándem Sergio-Mballa en la rotación, y con la incorporación de Manchón como tercer base en la dirección. Al margen de estos matices tácticos, la estructura ofensiva no se mueve, con un juego abierto que busca como primeras opciones las muñecas de Kovacevic y Demers, y que favorece los tiros liberados de Vucetic. Atrás es donde más se ha acusado un cambio, si bien esa mejoría en intensidad debe pasar la prueba del '9' con rivales de mayor empaque que Morón o Castellón.
Lejos de ser el equipo que se llevó la victoria en cancha del Tizona de Burgos anotando 107 puntos, Castellón no fue rival ni con su primera unidad ni en rotación, inmerso de lleno en un juego caótico producto de su falta de dirección (con Guillem Arcos y Gerard Jofresa, lesionados)
El último cuarto, ya con todo decidido, hay que apuntarlo en el debe del trío arbitral y una concertina -atinado el speaker al acompañarlo de fondo con el concierto de Año Nuevo- que deslució el espectáculo y frenó en seco el ritmo de partido y velocidad de crucero que había adquirido el Real Valladolid Baloncesto.
Pese a todo, el partido aún regaló a la retina dos acciones consecutivas que levantaron al público de su asiento para congraciarse por un lado con el baloncesto -famélico hasta la fecha en este curso en Pisuerga- y por otro con un equipo llamado a ocupar el puesto de Castellón en la tabla (10º-11º). Un 'alley-oop' de Manchón para el mate de Wilson y un triple en carrera de Kovacevic, que salió ovacionado del campo, pusieron la guinda y el lazo a una victoria que debe marcar el camino a seguir.
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