![El UEMC se sienta en el diván para recibir al último clasificado](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202201/21/media/cortadas/roberto-k8GI-U160613265826hsF-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Enero es mes de cuestas y problemas empinados que asoman con la misma virulencia que lo hace el frío. El deporte no se libra de ... las depresiones y, examinado por un altavoz permanente, contabiliza casi tantas crisis como jornadas se disputan. Cada fin de semana hay un escenario crítico, un entrenador en el alambre y un equipo en caída libre. También un vestuario en entredicho, envuelto en un mar de dudas después de dos día de desconexión.
Este es el caso del UEMC Real Valladolid, cuyas dos últimas apariciones han dejado descolocado a todo su entorno. A la directiva, por supuesto a sus aficionados, y también al mismísimo entrenador, que en su última exposición pública ha dejado claro que conoce el diagnóstico pero no la fórmula para invertir la fragilidad mostrada en los últimos partidos ante Cáceres y CB Prat.
«En Cáceres defendimos mejor en el tercer cuarto y sin embargo les he hecho saber que no cambiamos nada. La defensa era la misma. Lo que cambió fue el modo en el que lo hicimos», analiza Roberto González en la previa ante el Palma, último clasificado (sábado, 19:00 horas en Pisuerga). «Seguro que hay que cambiar cosas tácticamente, para eso estamos, pero lo que tiene que ir de base es lo que te da el plus», ahonda el técnico, lanzando un envite a sus jugadores.
El luto que vive el club en las últimas horas tras la dolorosa derrota ante Prat se ha saldado con una estimulante charla con los jugadores para conocer su estado de ánimo. Y la reacción, asegura el preparador, es esperanzadora. «Todos los jugadores han dado una respuesta positiva. Queremos y vamos ponerlo todo para cambiar. Hay que empezar por ahí pero luego hay que hacerlo», añade Roberto, incómodo y visiblemente tocado por un escenario que sin embargo no es ajeno al club. De hecho, hace un año por estas mismas fechas, en el polideportivo Pisuerga ya se hablaba de catarsis con un balance de 6/6 y un vestuario con mayor potencial del que existe a día de hoy.
Por entonces el foco se ponía en jugadores ya consagrados como Nacho Martín, Red Timmer, Sergio o Van Zegeren. Hoy va dirigido a jugadores a medio hacer con una falta de carácter competitivo alarmante (por su edad). El propio técnico no considera que sea un problema de gritar más o menos en un partido. «¿A vosotros os gritan en vuestro trabajo para que lo hagáis bien? Cuando estaba en el colegio no lo hacía, y a mi Pepe (Catalina) tampoco tiene que estar gritándome todo el día para que haga bien mi trabajo. Entiendo que hay que cambiar el tono y hay que animarles, pero tiene que salir de dentro. Y hay que tenerlo en nuestro ADN para que nos dé ventaja. Cuando no sale es mi misión, por supuesto», explica Roberto.
La oportunidad que se le presenta al UEMC para voltear su situación llega como un caramelo envenenado. Palma, último clasificado con una sola victoria en su casillero (Juaristi en el mes de noviembre), se ha reforzado en las últimas semanas hasta con cuatro jugadores a priori titulares. Elijah Brown (exOviedo), Pavelka (exAlicante y Palencia), el pívot búlgaro Marinov y Robert Cosialls, que salió de Girona tras la llegada de Marc Gasol, están llamados a dar otro aire al conjunto balear con la ayuda de jugadores tan válidos como Wesley Van Beck (ojo con este alero incorporado a finales de octubre), el sueco Lundquist o el joven base Marc Peñarroya (cedido por Manresa), hijo del técnico de Valencia Basket.
«No nos podemos fiar porque lleve una sola victoria porque lo más importante es cómo estemos nosotros. Cito una frase de Manel Comas, que decía que 'la cornada tiene que durar esa noche y un día más', y es lo que ha durado. Ha sido dura y profunda, pero tiene que estar limpia. Hemos hecho proposito de enmienda y analizado lo que teníamos que analizar, y espero una buena respuesta. Hay que cambiar la mentalidad que tuvimos el otro día, sin ningunda duda y desde ya. Vi el partido de nuevo y es cierto que ellos tienen un acierto descomunal pero nosotros no estamos con la energía y lo que tenemos que poner, y eso sí podemos cambiarlo», destaca el entrenador vallisoletano, con energía suficiente para invertir la dinámica.
La solución pasa por una mayor implicación e intensidad en defensa, agujero que disparó los porcentajes de Prat o Guipúzcoa, por ejemplo. «Hay tiros que hacen solos y otros con una mano y desde 8 metros. Los primeros es tema tuyo, y los que meten con una mano y de 8 metros es porque el rival lo hace muy bien. ¿Que nos pasa siempre a nosotros? Pues es como cuando tienes miedo a un perro, que lo huele y dice a este le voy a morder. A lo mejor se nos nota y por eso tienen más confianza porque no estamos duros y físicos. Jugadores que las metan siempre lo vamos a encontrar, pero debemos cambiar que vean que es más fácil contra nosotros», añade Roberto, consciente de que su equipo debe sacar orgullo, además de carácter, para vencer primero a su cara B y después al colista de la clasificación. «Es peligroso porque se ven muy abajo y tienen que salir. No debemos pensar que porque van abajo va a ser fácil».
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