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No había alarmas que apagar ni sirenas que enmudecer, pero las dos derrotas consecutivas con las que se despidió año sí había sembrado alguna que otra duda en torno a un Real Valladolid Baloncesto sin Mike Torres a los mandos. La secuencia (victoria en Cáceres ... y pinchazos ante Melilla y Oviedo) invitaba cuando menos al desasosiego. Inquietud sazonada por la visita de un Fuenlabrada mejorado con la llegada de Garino que, sin embargo, no tardó en disiparse.
Concretamente doscientos segundos, los que empleó Devin Schmidt en encadenar dos triples (11-7), en un partido en el que el UEMC recuperó parte del ADN que caracteriza a los equipos de Paco García para tumbar a un Fuenlabrada con recursos pero extraordinariamente blando atrás. Sin excesivo brillo, aún con mucho margen de mejora, pero cumpliendo buena parte de las premisas que demanda su técnico. Cedió solo tres rebotes más a su rival (38 por 41), pero cometió menos pérdidas y repartió más asistencias para ganar los cuatro asaltos en juego.
El undécimo triunfo del curso lo fabricaron Schmidt y un redivivo Nwogbo (12 puntos y 9 rebotes), pero tuvieron que abrocharlo en el tramo final jugadores necesitados de confianza como Jaime Fernández y Sergi Costa. Todavía con síntomas de inestabilidad, el Real Valladolid Baloncesto cerrará la primera vuelta el próximo viernes en Ourense en una posición privilegiada, por detrás de los tres transatlánticos en términos económicos de la competición.
UEMC
Zigmas (-), García Abril (5), Schmidt (22), Sergio de la Fuente (12) y Nwogbo (12) -cinco inicial-, Sergi Costa (8), Jaime Fernández (13), Puidet (3), Kovacevic (9), Íñigo Royo (-) y Belemene (3).
87
-
72
Fuenlabrada
Bellas (10), Durán (8), Macoha (1), Van Zegeren (8) y Mc Grew (14) -cinco inicial-, Garino (11), Jorge Bilbao (2), Mateo Diaz (11), Aranitovic (5), Ehigitor (2), Víctor Moreno (-) y Sy (-).
Parciales: 21-18, 25-19 (46-37, descanso); 23-19 (69-56), y 18-16 (87-72, final).
Árbitros: Zafra, Zamora y Sanhermelando. Eliminado Jorge Bilbao.
Incidencias: Jornada 16ª de la Liga LEB Oro, disputada en el polideportivo Pisuerga.
Tocaba recomponer la figura tras dos varapalos, especialmente serio el segundo en Oviedo, y eso pasaba ineludiblemente por resetear concepos en defensa y ofrecer una versión mucho más agresiva sin balón. En resumidas cuentas, volver a construir desde atrás para recuperar confianza adelante. El 'abc' más básico que deja cojo a un equipo cuando se infravalora, y que había sonrojado al de Paco García en sus dos últimas comparecencias, muy por encima de su laguna/socavón en la dirección de juego. Tomás Bellas y Mateo Diaz son más bases que Alvarado (Melilla) y Adrián Chapela (Oviedo), y los dos juntos no pudieron explorar en la herida del UEMC ni tampoco llevar el partido a su terreno.
Fuenlabrada, capaz de convertir su viaje a Melilla en paseo militar, sufrió en Pisuerga ante un rival más físico, con más piernas atrás pero, sobre todo, con la actitud que le acompañó en noviembre. Es de justicia sumar a ese barco a Juan García Abril, destacado cerca de su canasta y una pizca más valiente en la ajena.
El problema en la dirección lo supo enmascarar Paco García sin llegar a despejarlo. Apostó por Zigmas de titular, relegó a Costa a una primera rotación y cuando este volvió a pinchar en hueso (una más), tiró de 'navaja suiza' Puidet para tapar la fuga. En ese ejercicio de equilibrismo se movió el UEMC en la primera parte, agarrado de media pista hacia adelante al Devin-sistema y también a la grata resurrección de Nwogbo, rescatado para la causa tras varias semanas sin aportación ninguna, ni en lo que refleja la estadística ni en intangibles por los que se le fichó. Un mate del nigeriano abrió la primera espita en un partido (15-7, minuto 5), en el que cada tiempo muerto visitante escondía detrás un pequeño naufragio. La segunda interrupción de Toni Ten no le dio para frenar la exhibición de Devin Schmidt (30-21), y en el tercero el de Tennessee estaba ya directamente desatado (55-37 tras triple de 9 metros).
Sin un especialista defensivo en el que ampararse, el 'Fuenla' cayó pronto en brazos de un Real Valladolid agrandado que ni siquiera necesitó poner en cancha a Lucas N'Guessan (griposo durante toda la semana). Sin forzar la máquina más de lo debido, el UEMC se topó con una renta tan real como artificial por lo inconsistente de su juego en este momento de temporada (61-40). Permeable al más mínimo contratiempo, bastó una tibia zona de ajustes para sacarle de partido y provocar uno de sus característicos apagones. Un parcial de 2-11 devolvió a los madrileños al partido (63-51), más por la inestabilidad de su rival que por convicción propia. Fuenlabrada amagó con un triple desesperado de Bellas en un momento en el que parecía hacérsele largo el partido al UEMC (69-62, minuto 33), pero entonces surgieron dos secundarios como Jaime Fernández y Costa para abrochar la undécima victoria del curso.
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