El UEMC Real Valladolid reina en la esquizofrenia ante Palencia Baloncesto

De pretemporada, con fallos propios del momento de la preparación de ambos conjuntos para la que aún quedan veinte días y que, a buen seguro, la próxima vez que se vean las caras, no habrá esos balones al limbo, lanzamientos que ni tocan aro o defensas que desaparecen como por arte de magia. Es el momento de probar, pero algunas conclusiones se pueden extraer de lo visto en un choque que cayó del lado vallisoletano (88-80), pero en el que buena parte del partido tuvo color visitante.

En clave local, que su técnico, Lolo Encinas, no se ha cansado de repetir que la afición «se va a divertir». Por lo visto en el debut, así será. A ello contribuirá Kovacevic, desde el perímetro, pero seguro que también Nathan Hoover y Hansel Atencia. Licencia para anotar –y soñar–, y eso que los dos últimos tuvieron un inicio discreto en un inicio en el que Palencia era el ex ACB, y el Real Valladolid el equipo en construcción.

Esa fue la tónica de la primera parte. La que dominaron los de Luis Guil con ese halo de superioridad en las canastas claves, y de un juego interior que dominaba, primero Vaulet, con dos de dos en sus primeros lanzamientos debajo del aro; acompañado por el acierto de Dimitrov. Era la prolongación de lo visto el pasado martes ante el Petro de Luanda. Sensaciones de equipo grande ante ese «no me rindo» blanquivioleta.

Lo mismo ocurría en la dirección del juego con Manu Rodríguez y Alec Wintering, de momento, superiores a un Atencia, más acertado de cara al aro que en el control del juego. Los palentinos no se fueron en el marcador, porque Kovacevic lo sujetó desde más allá de la línea del 6,75, con la contribución de un inspirado Sergio de la Fuente, que se las tuvo con Vaulet buena parte del choque.

La superioridad visitante se certificó en esa última canasta de Dimitrov, que ponía el 18-24 y un más seis que hacía justicia. Pero en ese 'incordio' que quiere que sea su equipo Lolo Encinas, en el segundo cuarto cualquier desconexión palentina –que las hubo, con balones a la nada y una permisividad en el lanzamiento a Valladolid, que a la postre sería decisivo–, era castigado por los locales hasta el punto de pasar de un 23-31 de máxima; a que los blanquivioleta apuntalasen la defensa y darle la vuelta con un 34-31.

Otra lectura para la parroquia local está en los tiros libres para olvidar el drama de la pasada campaña, en la que los rivales llevaban a los blanquivioleta a la línea a sabiendas de los paupérrimos porcentajes... Ayer, en la primera toma de contacto, los pucelanos terminaron con un 18 de 21. Otro cantar. Sin embargo, en esa partido de alternativas, de idas y venidas, de arriba y abajo, el Palencia Baloncesto, tras tiempo muerto para ajustar la defensa –pero también el ataque, sin una sola canasta dentro de la zona durante casi cinco minutos– Guil dio con la tecla, y el equipo se reactivó para irse al descanso con ventaja, con un buen Chema González y Xabi Oroz. De nuevo canasta sobre la bocina para cerrar el cuarto (36-41).

En la segunda mitad, y con esa sensación de pretemporada emergieron las figuras de Hoover y Atencia en el Real Valladolid. El tirador estadounidense se fumó la ventaja palentina en prácticamente medio minuto. De dos y de tres para cambiar ese -2 de valoración de los dos primeros cuartos y meter en el miedo a los visitantes. De nuevo, de dos, para hacer los siete primeros, y dar ventaja a los locales (43-41).

Es aquí donde a Palencia también se le puede achacar no haber entendido donde flaqueaba Valladolid. Fue el último chispazo palentino antes de plegarse ante esa pesadez en defensa de los blanquivioleta y el acierto de sus tiradores –y sí, más piernas–. Paró el partido el banquillo visitante, y reaccionó el equipo, con la imagen de los interiores locales sin ser capaces de defender en el juego de ida y vuelta que quiere Encinas. Parece complicado que Vucetic esté para correr de campo a campo , y Wilson que terminó mejorando su imagen, exhibió una sobreexcitación en buenas acciones defensivas que siempre terminaban con falta debajo del aro. Palencia no vio la debilidad en la pintura local, o no la supo atacar.

Y cambió la película. Si en los dos primeros cuartos habían sido los palentinos los que terminaban con esa sensación de superioridad, en el tercer acto fueron los de Encinas los que se fueron con la sensación de llegar con más gas. 61-60, y primera canasta del último cuarto para los locales. Tres minutos para aguantar el resultado. Para apretar los dientes en defensa y forzar las 13 perdidas visitantes en balones aparentemente fáciles. Robo y lanzamiento. Robo y lanzamiento. Y así hasta los últimos siete minutos, en los que ya con Hoover y Atencia, con Wintering eliminado, y con Palencia con colapso físico, pero también mental, el choque se fue inclinando para Valladolid, hasta con canasta desde su casa final para Vucetic, que terminaba la esquizofrenia con sonrisa local y ese 'qué ha pasado' en los visitantes. Cosas de pretemporada.